Adán, el primer hombre, desobedeció el mandato de Dios en el que le dijo que el día que comiere del árbol de la ciencia del bien y del mal, ciertamente moriría. Como resultado de su desobediencia, Adán y sus descendientes llegaron a ser pecadores y por ende no podían continuar teniendo vida eterna. ...
Cuando alguien habla mal de sus hijos, los padres están poco dispuestos a aceptar tales afirmaciones, argumentando, “Mi hijo nunca haría algo como eso”. Esto proviene del amor de los padres por sus hijos. Se ha vuelto bastante común en estos días encontrar personas hablando mal de otras. Sin observar ni considerar la condición de la otra persona o de las circunstancias que la rodean, la gente calumnia y difama a los demás. Incluso cuando las malas acciones de la otra persona son evidentes, argumentar sobre lo que es bueno y lo que es malo no es importante para un individuo que busca el amor. Guiada por la bondad, ella se preguntará, ‘¿Cuál sería la mejor línea de conducta para él?’. Además de esto, si alguien alcanza a totalidad el amor perfecto, no pensará siquiera en los argumentos para condenar a otros. Sin importar cuan imperfecta o deficiente una persona pueda ser, ella confiará en él y deseará elogiarlo. Las personas que tienen en su corazón un amor tan perfecto pueden estar en paz con todos.
~ De la columna “El Camino” del Dr. Jaerock Lee publicada en el periódico The Hankook Ilbo