Adán, el primer hombre, desobedeció el mandato de Dios en el que le dijo que el día que comiere del árbol de la ciencia del bien y del mal, ciertamente moriría. Como resultado de su desobediencia, Adán y sus descendientes llegaron a ser pecadores y por ende no podían continuar teniendo vida eterna. ...
Cuando se esta mortificado con la agonía del exceso de peso, la persona se sentirá instantáneamente mejor y ligera en su corazón si alguien más solamente le pone cuidado a sus palabras. Esto es porque la persona escuchándole a él estará “en la misma página” y puede ver y entender cosas desde la perspectiva de él. Aunque, si una persona continúa interrumpiendo las palabras de otra persona con quien ella se encuentra conversando o trata de señalar cada aspecto de la conversación solamente desde su punto de vista – en otras palabras, si ella no es considerada con los otros – ella solamente terminará dañando los sentimientos de la otra persona o arruinando toda la situación. Especialmente en el momento cuando el amor se está enfriando y el individualismo está surgiendo, una palabra confiable y de consuelo es más necesaria que la elocuencia.
"Todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar" (Santiago 1:19).