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Bienaventurados los pacificadores

Noticias Manmin   No. 156
5758
Enero 12, 2014


“Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios” (Mateo 5:9).


Pastor Principal Dr. Jaerock Lee



Las personas tienden a evitar a las personas que tienen malos modales o que no se comunican con cortesía. Es porque si hablamos con ellos la ansiedad es inminente. ¿Si tiene molestias en su corazón hacia las personas a pesar de no tener ningún argumento o conflicto, se puede decir que usted está tratando de establecer una paz verdadera? Sólo cuando se humille a sí mismo, los abrigue en su corazón y los levante, podrá tener verdadera paz con ellos.
Jesús vino a la Tierra para cumplir con el deber del Salvador. Él tuvo paz con todas las personas. No solo tuvo paz con personas bondadosas, educadas, amables y obedientes, sino que también sirvió a personas con falta de educación, que tenían malos modales, que eran pecadores y que eran cobradores de impuestos. Jesús los sirvió con amor y paz.
Dios quiere que Sus amados hijos tengan paz con todos los hombres en el Señor y Él le dará a esos pacificadores grandes bendiciones. Examinemos los significados de la paz que Dios quiere de nuestra parte y las bendiciones dadas a los pacificadores.


1. Jesús hizo la paz mediante su propio sacrificio

El pecado ingresó al mundo cuando Adán, el primer hombre comió del fruto prohibido y todos sus descendientes se convirtieron en pecadores. En ese momento hubo un muro de pecado entre Dios y el hombre. Como leemos en Colosenses 1:21: “...que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras”, lo que significa que los hombres fueron extraños para Dios debido a su pecado.
Romanos 6:16 dice: “¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia?” Debido a que Adán obedeció al enemigo diablo y Satanás y cometió pecado, todos, después de él, se convirtieron en pecadores.
Toda la humanidad se volvió pecadora. Para traer la paz entre Dios y la humanidad, Jesús, que no tenía pecado, fue crucificado. Jesús se convirtió en el sacrificio expiatorio para el perdón de nuestros pecados y fue quien trajo paz entre Dios y las personas (Colosenses 1:20).
Jesús se sacrificó a Sí mismo completamente en la crucifixión para los seres humanos que se habían convertido en pecadores. De esta manera Él abrió el camino a la salvación para nosotros y ganó innumerables hijos de Dios. De igual manera, podemos producir un hermoso fruto de paz cuando nos sacrificamos a nosotros mismos y servimos a otras personas en todo lugar; en el hogar, en el trabajo, en la iglesia, etc.
Hebreos 12:14 dice: “Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor”. Por ello, debemos tener paz incluso con aquellos a quienes no les agradamos, nos odian o nos causan dificultades. Aunque parezca que estamos en lo correcto, si otra persona está pasando por un momento difícil o se siente incómodo por causa nuestra, no es correcto a los ojos de Dios. Entonces, ¿cómo podemos tener paz con todas las personas? Por consiguiente, para tener paz, debemos considerar a los demás y ayudarles a entender cómo deben hacer cambios poco a poco para su bien.


2. Para convertirse en pacificadores

1) Tener paz con Dios

Si cometemos pecados, un muro de pecado nos bloqueará de Dios (Isaías 59:1-2). Por consiguiente, para tener paz con Dios no debemos tener muro de pecado que se produce cuando pecamos en contra de Él. Cuando aceptamos a Jesucristo, somos perdonados de todos nuestros pecados que hayamos cometido hasta ese momento. Debido a esto, el muro de pecado entre Dios y nosotros es destruido y se establece la paz. Sin embargo, si continuamos cometiendo pecados constantemente, quebrantamos la paz nuevamente con Dios.
Por ende, cuando nosotros nos arrepentimos de nuestro pecado y cambiamos; y vivimos mediante la Palabra de Dios, podremos tener paz verdadera con Él; de esta manera podremos recibir bendiciones como Sus hijos. Si tenemos enfermedades, seremos sanados y disfrutaremos de salud. Si tenemos dificultades financieras, los problemas desaparecerán y disfrutaremos de riquezas. De esta manera, recibiremos los deseos de nuestro corazón.

2) Tener paz con nosotros mismos

Mientras tengamos odio, envidia, celos y otros tipos de cosas malas, estos se agitan de acuerdo a la situación, por lo tanto, sufriremos por causa de ellos y no tendremos paz. Existe un proverbio coreano que dice: “Cuando un primo compra tierra, te duele el estómago”. Esta es una expresión de envidia. Se refiere a que por causa de la envidia una persona sufre debido a que no le gusta que los demás sean favorecidos.
Asimismo, mientras tengamos envidia, celos, arrogancia, disputas, mentes adúlteras y otra forma de maldad en nuestro corazón, no podremos tener paz. El Espíritu Santo en nosotros gemirá, por lo tanto nuestros corazones se sentirán angustiados. Por consiguiente, para tener paz con nosotros mismos debemos abstenernos de la maldad en nuestros corazones y seguir los deseos del Espíritu Santo.

3) Tener paz con todas las personas

Una persona quebranta la paz porque no puede comprender el punto de vista de las demás personas ni abrazarlas. Por ejemplo: digamos que se encuentra trabajando con mucha dedicación en un proyecto determinado. No obstante, dicho fervor ocasiona que los demás se sientan incómodos aunque él no lo sepa. Aunque algunos no quieren que el proyecto siga adelante, él simplemente sigue adelante y piensa: “Yo elegí cosas buenas para el reino de Dios”. Por supuesto, su fervor por el reino de Dios será grandemente apreciado por el Señor, pero Su corazón sentirá dolor por aquellos que se sienten desanimados o que sus sentimientos fueron heridos.
Por consiguiente, mientras no sea una falsedad, es más apropiado tener paz con los demás considerando su fe débil. Debemos tener presente que Dios estará más complacido con pequeñas cosas hechas por todos los miembros del grupo en paz, que grandes éxitos alcanzados solo por algunos.


3. Porque ellos serán llamados hijos de Dios

Si alguien tiene ira y malestar en el corazón, tiene un mal carácter y provoca discusiones y peleas, significa que no es un pacificador. Entonces, ¿acaso esto significa que no es un hijo de Dios? Este verso de Mateo contiene un profundo significado espiritual.
‘Hijos de Dios’, esto incluye mujeres y hombres, es decir, todos los hijos de Dios. ‘Hijos de Dios’ se refiere a los hijos de Dios que han desechado toda forma de maldad, han alcanzado la bondad y aman a Dios y se asemejan a Él, y son completamente diferentes de los que se acaba de salvar. Las personas pueden convertirse en hijos de Dios luego de aceptar a Jesucristo y recibir el Espíritu Santo, sin embargo, la medida de fe es diferente en cada uno.
En otras palabras, algunos poseen la ‘fe de un niño pequeño’, que es la fe dada para obtener la salvación y otros poseen la ‘fe de un niño’; el nivel en el cual llegan a conocer a Dios. Otros tienen la ‘fe de un joven’, que es la fe que hace que el enemigo diablo y Satanás se aparte. Y otros poseen la ‘fe de un padre’, que llega a ser perfecta, a la medida de conocer a Dios que es el Creador y que ha existido desde antes del principio.
En este caso ‘los pacificadores’, son los hijos de Dios que han alcanzado la ‘fe de un padre’. Es decir, son hijos amados de Dios que han alcanzado la hermosa bondad, el amor y el corazón de Dios. Pueden recibir respuestas a todo lo que pidan y además bendiciones. También reciben autoridad y el poder de Dios por lo que el diablo enemigo y Satanás tiembla de miedo y se aparta de ellos.
Si nosotros nos convertimos en pacificadores y somos llamados ‘hijos de Dios’, podemos entrar a la morada más hermosa en la Nueva Jerusalén, donde se encuentra el trono de Dios y morar por siempre en la gloria resplandeciente como el sol.
Amados hermanos y hermanas en Cristo: Ruego en el nombre del Señor que al desechar toda forma de maldad y alcanzar el corazón bueno y hermoso del Señor, que ama incluso a los enemigos; que siempre mantengan la paz con Dios, con ustedes mismos y con todas las personas que son hijos de Dios.


 

 

 
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