El fruto de la justicia se siembra en paz
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Mayo 25, 2014 |
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“Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz” (Santiago 3:18).
Pastor Principal Dr. Jaerock Lee
En Santiago 3:17-18 leemos: “Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía. Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz”. La paz de la que habla el verso 17 se refiere a la paz con las demás personas, y la paz que se menciona en el verso 18 es acerca de la paz con Dios. Tener paz con Dios significa que no tenemos ninguna barrera de pecado que se interpone entre Dios y nosotros. Cuando cultivamos todos los frutos en el verso 17 para llegar a ser puros, pacíficos, amables, benignos, llenos de misericordia y buenos frutos sin incertidumbre ni hipocresía. Lo que sembremos en paz lo cosecharemos en justicia. Echemos un vistazo a cómo cosechar con justicia, al sembrar en paz.
1. Pacificadores
Muchas personas solo piensan en tener paz con los demás y quebrantan la paz con Dios. Mientras están en realidad quebrantando la verdad y comprometiendo la justicia, ellos creen que son sabios porque tienen paz. En ciertas ocasiones sus mentes son débiles en sus relaciones con los demás, y quebrantan la Palabra de Dios. Un buen ejemplo de esto es una persona que actúa como garante de la deuda de otra persona o alguien que presta dinero.
Proverbios 22:26 dice: “No seas de aquellos que se comprometen, ni de los que salen por fiadores de deudas”. En Romanos 13:8 leemos: “No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros...”.
Sin embargo, si un amigo cercano le pide que sea su garante o que le preste dinero para su negocio, algunos se olvidan de estas palabras. Es en realidad algo imprudente, y se está causando dificultades. Tal vez si usted lo ama lo suficiente, entonces puede darle lo que necesita. De lo contrario, tendrá dificultades a causa del dinero y lo conducirá a la enemistad entre ustedes. Tales cosas suceden porque piensan en guardar la paz con las personas antes de hacerlo con Dios.
Además deberíamos tener un discernimiento apropiado entre comprometernos con el mundo para nuestro propio beneficio y ser pacificadores para la gloria de Dios. Daniel y sus tres amigos glorificaron grandemente a Dios al hacer las paces con Él en vez de considerar la posibilidad de la paz con los hombres, como está escrito en Daniel Capítulo 3.
Después de haber sido tomados como cautivos a Babilonia, un día los tres amigos de Daniel fueron amenazados con ser arrojados a un horno de fuego a menos que se inclinaran a un ídolo creado por el rey Nabucodonosor.
Podrían haberse postrado ante un ídolo solo una vez con el fin de tener paz con el rey. Sin embargo, este era un pecado grave a los ojos de Dios y además quebrantaba la paz con Él. Ellos eligieron seguir la paz con Dios corriendo el riesgo de perder sus vidas al quebrantar la paz con el rey.
Como uno de los resultados, el rey dio la orden de que fueran arrojados en el horno, que fue calentado siete veces más que de costumbre. No obstante, no fueron afectados en absoluto; ni siquiera un solo cabello de sus cabezas se chamuscó ya que Dios los protegió. Después de ver este milagro, el rey glorificó a Dios en gran manera y elogió a los tres hombres.
2. La justicia a los ojos de Dios
Por las normas del mundo, se dice que una persona no es mala siempre y cuando no cometa delitos con sus acciones, a pesar de que su corazón tenga maldad, como por ejemplo el odio, la ira, la envidia, la disputas, la lujuria y la codicia. Sin embargo, Dios nos dice que alguien es injusto mientras tenga maldad en su corazón, independientemente de si comete o no pecados con sus acciones. Como ya expliqué, la justicia del hombre y la justicia de Dios son diferentes.
La Biblia nos dice qué debemos hacer, qué no debemos hacer, las cosas que debemos guardar y las cosas de las cuales debemos despojarnos. Si vivimos por medio de todas estas palabras, estaremos cultivando la justicia a los ojos de Dios. Cuando la justicia del hombre y la de Dios difieren entre sí, debemos seguir lo que es correcto a los ojos de Dios.
Algunas personas dicen que creen en Dios, pero acuden a los adivinos y piensan que está bien postrarse en adoración ancestral y ante los ídolos diciendo que es solo una ‘costumbre’ o ‘tradición’. Dicen que si ofendemos a nuestros miembros de la familia no creyentes por no adorar ídolos, será difícil de evangelizarlos. No obstante, en un sentido espiritual, es someterse al enemigo diablo y Satanás. Si la paz con Dios es quebrantada, Él no puede obrar y la evangelización de la familia se retrasa.
Proverbios 16:7 dice: “Cuando los caminos del hombre son agradables a Jehová, aun a sus enemigos hace estar en paz con él”. Tal como está escrito, cuando nosotros tenemos primeramente paz con Dios, entonces podremos también tener paz con las demás personas. Si quebrantamos la paz con Dios para tener paz con las personas, ese tipo de paz puede ser quebrantada en cualquier momento y no nos beneficiará de ninguna manera. No solo debemos escoger lo que es más correcto a los ojos de Dios, sino que también debemos recibir la buena sabiduría en la metodología. Entonces podemos tener respuestas y bendiciones con mayor rapidez y tener paz con las demás personas.
La paz con Dios no es solo entre Él y nosotros. También se relaciona con ser fieles en toda la casa de Dios. El ser fieles en la casa de Dios, significa ser fieles en todos los aspectos relacionados con nuestra vida. Ese tipo de personas fieles tendrán paz con los demás por medio del servicio, el sacrificio, el amor y la generosidad. Si de esta manera tenemos paz con Dios, esto se convertirá en nuestra justicia. Podremos ser confiados espiritualmente delante de Dios, y así poder recibir las respuestas a todo lo que pidamos y alcanzar los frutos de la justicia en cualquier lugar.
3. Cuando tenemos paz con Dios podemos recibir sabiduría de lo alto
Con origen en Adán, toda la humanidad se convirtió en pecadora por naturaleza y no podíamos tener paz con Dios, que es Santo. Sin embargo, para convertirse en la propiciación por nuestros pecados, Jesús, Quien no tenía pecado, murió por nosotros en la cruz. Él abrió el camino para que nosotros nos convirtamos en hijos de Dios y tengamos paz con Él y por creer en Jesucristo.
En Romanos 5:1 leemos: “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo”. Ahora, si ser perdonados de nuestros pecados no es el final, entonces ¿qué tenemos que hacer para tener paz con Dios? Una vez que somos justificados por la fe, debemos crecer para poseer fe verdadera acompañada por obras de la fe. Debemos despojarnos de los pecados y la maldad y cultivar los atributos de la justicia de Dios en nuestros corazones.
Si aún continuamos viviendo en pecado, nuestra paz con Dios será quebrantada. Dios sacrificó Su Hijo unigénito para tener paz con nosotros, por ello no debemos, de nuestra parte, quebrantar dicha paz ni despojarnos rápidamente de nuestros pecados y maldad. Al hacer esto, tendremos más paz con Dios y una relación más profunda con Él. Nosotros debemos estar llenos de los frutos de la justicia.
Aquellos que poseen paz con Dios causarán que otras personas también tengan paz con Dios, para que ellos también puedan recibir bendiciones. Gracias a Moisés, quien estaba confiado delante de Dios, a todo el pueblo de Israel se le mostró el perdón y la misericordia. Las personas cometieron pecados graves al quejarse contra Dios y por hacer y adorar un becerro de oro. Luego, Moisés oró a Dios suplicándole que los salvara aunque esto significara que él fuera al Infierno.
Aquellas personas que tienen paz con Dios pueden consolar y tener paz con muchas personas con la sabiduría que reciben de lo alto. También pueden llevar a las personas al camino de las bendiciones. La sabiduría de Dios, es la Palabra de Dios mismo escrita en la Biblia. Esta sabiduría de Dios viene sobre nosotros cuando guardamos sus mandamientos, nos despojamos de la maldad y recibimos la guía del Espíritu Santo en un corazón sin mal y santificado.
Amados hermanos y hermanas en Cristo: Es mi anhelo que ustedes puedan tener presente cada uno de los aspectos tales como ser puros, pacificadores, amables, razonables; estar llenos de misericordia y buenos frutos. Ser firme y sin hipocresía y tener paz con Dios, así como con los hombres según lo registrado en Santiago 3:17-18. Ruego en el nombre del Señor que ustedes puedan ser pacificadores y que habiten en la paz y las bendiciones de Dios. Es además mi anhelo que puedan llevar mucho fruto de justicia para que puedan brillar como el sol en el reino de los cielos.
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