“No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos” (Éxodo 20:4-6).
Pastor Principal Dr. Jaerock Lee
De los Diez Mandamientos, es posible que el primero y el segundo sean parecidos para algunas personas. Sin embargo, son diferentes. El primero advierte a la gente del politeísmo, diciendo: “No tendrás dioses ajenos delante de mí”. Esto significa que Dios es la única Deidad y que nosotros debemos servir y amar solo a Dios. El segundo: “No te harás imagen”, nos advierte acerca de la idolatría. En este caso, primero demos un vistazo a lo que son los ídolos y el significado espiritual del segundo mandamiento.
1. ¿Qué es un ídolo?
Un ídolo es “una imagen de un dios utilizada como objeto de adoración”. Las personas hacen imágenes de hombres, animales de la tierra, insectos, aves, peces, del sol, de la luna y de estrellas o incluso cosas de su propia imaginación usando árboles, rocas, metal, oro o plata. La idolatría es hacer estas imágenes físicas, adorarlas y servirlas.
Los ídolos han sido creados por los hombres y no tienen vida ni habilidad para bendecirnos. Los hombres fueron creados a imagen de Dios el Creador. Si ellos mismos crean ídolos, los adoran y les piden que los bendigan, ¡cuán absurdo es eso! (Isaías 46:6-7) Además, poner su confianza en los amuletos, adorar a personas que ya han muerto u otro tipo de hechicería y magia; todas estas pertenecen a la adoración a ídolos.
Las personas hacen este tipo de imágenes banales y les adoran porque se sienten intrínsecamente satisfechas cuando pueden ver y tocar algo.
Además, nunca debemos hacernos ninguna imagen de Dios que es espíritu, y tampoco servirla como si fuera Dios. Algunos creyentes en Dios se hacen ídolos y los sirven. Por ejemplo: adoran u oran a cuadros o imágenes de Jesús, o adoran a la imagen de la virgen María u otros padres de la fe. Tales imágenes de Jesús están hechas en la imaginación del pintor y del escultor, por lo tanto no son reales. La virgen María o los padres de la fe son todos criaturas y no pueden ser objeto de adoración. Si nosotros adoramos u oramos a estos objetos, esto finalmente se convertirá en adoración a ídolos. Solo Dios es a quien debemos adorar y ofrecer nuestra adoración y oración.
Algunas personas incluso dicen que la cruz en una iglesia es un ídolo. Sin embargo, es un símbolo del evangelio que nosotros creemos. La razón por la que tenemos y miramos la cruz, es para recordar la preciosa sangre de Jesús y la gracia de la salvación. Por lo tanto, la cruz en sí no es un objeto de adoración o un ídolo.
Además, algunas pinturas sacras como la de Jesús sosteniendo un cordero o la de la Última Cena, en sí no son ídolos. Son simplemente pinturas que muestran que Jesús es el Buen Pastor o que expresan Su ministerio. Nosotros no adoramos u oramos al Jesús que está en la pintura.
Algunas personas dicen que aún Moisés hizo un ídolo. Estoy hablando del incidente en el que los israelitas fueron mordidos por serpientes ardientes después de quejarse en contra de Dios (Números 21), y morían. Dios hizo que Moisés construyera una serpiente de bronce y que la colocara sobre un asta. Al obedecer la Palabra de Dios y mirar el asta, ellos fueron sanados. Es la copia o prefiguración de Jesucristo que salvaría a la humanidad en la cruz. En otras palabras, así como los israelitas fueron salvados de la muerte por mirar la serpiente de bronce, las personas que se dirigen por el camino de la muerte pueden ser salvas y obtener vida al creer en Jesucristo quien fue crucificado.
2. ¿A qué se refiere un ídolo en lo espiritual?
En lo espiritual un ídolo incluye todas las cosas que nosotros amamos más que a Dios. Si nosotros amamos a nuestros padres, cónyuge, hijos o a nosotros mismos más que a Dios, estos se constituyen espiritualmente en ídolos para nosotros. Por supuesto, esto no significa que no debemos amar a nadie más que a Dios.
Es algo muy obvio que amemos a nuestros padres en la verdad y además Dios también nos dice que debemos honrar a nuestros padres. No obstante, si quebrantamos el día de reposo para honrar y agradar a nuestros padres que no son creyentes, significa que los amamos más que a Dios. No solo decepcionará a Dios, sino que además esto no es verdadero amor por nuestros padres. Solo si los guiamos a la iglesia para que puedan recibir la salvación, podemos en realidad decir que los honramos y amamos.
Lo mismo se aplica a nuestros padres. Si verdaderamente amamos a nuestros hijos, debemos primeramente amar a Dios y amar a nuestros hijos con el amor de Dios. Sin importar cuánto nos esforcemos, no podemos protegerlos del enemigo diablo y Satanás ni sanarlos de enfermedades incurables. Solo cuando los padres reverencian a Dios y aman a sus hijos en el Señor, Dios los protegerá, les dará buena salud y bendiciones en todos los aspectos.
Solo cuando amamos primero a Dios y a los demás en el amor de Dios podemos compartir verdadero amor con ellos. Por lo tanto, no debemos decir que en la iglesia enseñan que solo debemos amar a Dios y no a los miembros de nuestra familia sin conocer el significado espiritual.
En la actualidad existen incluso cristianos que aman el dinero más que a Dios, y otros que quebrantan los mandamientos de Dios para mantener su fama y autoridad. Esto es también idolatría espiritual. Incluso algunas personas desvían su atención de Dios por las celebridades, estrellas del deporte u otras cosas, las mismas que pueden ser idolatría.
3. Bendiciones de la obediencia, maldiciones de la desobediencia
En Éxodo 20:5-6 encontramos: “No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos”.
En este caso, Dios dice que Él es un “Dios celoso”. Los celos de Él son diferentes a los celos de las personas y provienen de Su amor, mientras que los de las personas son desagradables, sucios y perjudiciales para otros. Si los creyentes adoran ídolos, Dios apartará Su rostro de ellos, permitiendo que el enemigo diablo y Satanás realice su obra en ellos. Así, sufren de varias pruebas y desastres y se convierten en pobres de corazón. Pronto se dan cuenta de su mal obrar; se arrepienten y regresan a Dios.
Los celos de Dios son la expresión de Su verdadero amor para evitar que Sus hijos caigan en el camino de la destrucción y para guiarlos al camino de la vida eterna. No obstante, si alguien continúa amando a los ídolos más que a Dios y los adora, es como si lo odiaran. De esta manera, recibirán represalia y esta pasará a la tercera y cuarta generación. Muchos de ellos padecen enfermedades incurables, mientras que otros sufren de discapacidades y trastornos mentales. No obstante, si alguno de los descendientes se arrepiente y busca a Dios, aunque los ancestros adoraron ídolos en gran manera y estuvieron en contra de Dios, la familia recibirá la compasión de Dios y los desastres se detendrán.
No obstante, cuando los antepasados han acumulado tanto mal porque se opusieron a Dios y adoraron ídolos en extremo, no será fácil para los hijos poder creer en Dios. Y, aunque acepten al Señor, tienen una conexión espiritual con sus antepasados, lo que les dificulta llevar vidas cristianas. El enemigo diablo y Satanás sigue trayendo acusaciones en contra de ellos y los perturba tratando de impedir que tengan fe en un intento de llevarlos a la muerte nuevamente. Pero incluso en este tipo de situación, si ellos se arrepienten de los pecados de sus padres en nombre de ellos con corazones humildes, mientras se despojan de su maldad y claman por la compasión de Dios, seguramente serán protegidos por la gracia de Dios.
Por otra parte, aquellos que aman a Dios y guardan Sus mandamientos recibirán la gracia de Dios por miles de generaciones. Los desastres solo vienen a las terceras y cuartas generaciones, pero las bendiciones son por cientos de generaciones. Al ver esto, podemos una vez más sentir el amor de Dios.
Amados hermanos y hermanas en Cristo: si honran a Dios, tanto ustedes como sus generaciones, serán bendecidos. Sin embargo, esto no significa que todos los descendientes serán bendecidos solo porque sus ancestros hayan adorado a Dios en gran manera. Solo cuando ellos mismos amen a Dios, habiten en la verdad y no se manchen con la idolatría, podrán recibir todas las bendiciones que han sido acumuladas. Es mi anhelo que ninguno de ustedes jamás se haga un ídolo o adore a uno de ellos, sino que amen primeramente a Dios. Ruego en el nombre de nuestro Señor que al hacer esto puedan disfrutar de bendiciones sobreabundantes por mil generaciones.
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