“Honra a tu padre y a tu madre”
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Diciembre 28, 2014 |
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“Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da” (Éxodo 20:12).
Pastor Principal Dr. Jaerock Lee
Jesús es el Hijo de Dios. Él vino a la Tierra en carne y enseñó a las personas que el mayor y el primer mandamiento es que amemos a Dios, y el segundo es amar a nuestro prójimo (Mateo 22:37-40). Él dijo esto porque si una persona alcanza estos dos mandamientos, podrá guardar cualquiera de los demás mandamientos.
Los Diez Mandamientos registrados en el libro de Éxodo se dividen en dos grupos: El primer grupo comprende del 1.o al 4.o de los mandamientos concernientes a amar a Dios y a los demás, del 5.o al 10.o, se trata de amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos.
Ahora vamos a profundizar en el quinto mandamiento: “Honra a tu padre y a tu madre”.
1. Para honrar a nuestros padres debemos honrarlos en el Señor
Aunque no esté establecido en los Diez Mandamientos, si una persona tiene buena consciencia, sabe que el deber natural de una persona es el de honrar a sus padres. Entonces, ¿por qué Dios estableció como un mandamiento el “honrar a nuestro padre y madre”?
Esto no significa que debemos honrarlos en un sentido natural. Significa que debemos honrar a nuestros padres en el Señor, es decir, en la Palabra de Dios (Efesios 6:1). Si obedecemos a nuestros padres que nos dicen que no vayamos a la iglesia el domingo, en realidad no los estamos honrando, sino al contrario, es caer en destrucción con ellos.
Si realmente amamos y honramos a nuestros padres, entonces los evangelizaremos y les ayudaremos a recibir la salvación como la prioridad número uno.
En 2 Crónicas 15:16 leemos: “Y aun a Maaca madre del rey Asa, él mismo la depuso de su dignidad, porque había hecho una imagen de Asera; y Asa destruyó la imagen, y la desmenuzó, y la quemó junto al torrente de Cedrón”. Si la madre del rey adora ídolos, no solo es ponerse en contra de Dios y seguir el camino de la destrucción, sino también engañar a las personas con la adoración a ídolos y guiarlas a la destrucción.
Por lo tanto, el rey Asa no estuvo de acuerdo con su madre sino que oficialmente la sacó de la posición como madre del rey. Por medio de esto, las personas estuvieron conscientes del problema, y su madre también pudo apartarse de sus malos caminos. Esto es realmente honrar a los padres de uno.
Por sobre todas las cosas, puede decirse que ha honrado realmente a sus padres cuando los ha guiado a que se dirijan al Reino de los Cielos.
2. Debemos honrar a Dios que nos ha dado vida
El mandamiento que nos dice que honremos a nuestros padres está junto a la misma línea con Sus palabras para guardar los mandamientos de Dios y respetarlo. En otras palabras, aquel que verdaderamente honre a Dios con su corazón, honrará a sus padres naturalmente, y alguien que de todo corazón sirve a sus padres también sirve a Dios con todo su corazón. Pero si es que tiene que priorizar entre ellos, primeramente debe servir a Dios.
Dios lo creó a usted y a mí, a nuestros padres y abuelos, y a todos los antepasados de las generaciones anteriores. Dios es Aquel que creó a Adán, el primer hombre, y le ha dado vida a toda la humanidad. Aunque el espermatozoide y el óvulo se fertilizan, cuando una persona es concebida, la semilla original de la vida que se da es dada solo por Dios.
Además, el cuerpo que vemos aquí es solo un caparazón que se necesita para la vida temporal en este mundo, y el verdadero mayordomo de nuestro ‘yo’ es el espíritu de nuestro cuerpo. No importa cuánto intente una persona, ésta no puede crear la semilla de la vida por sí sola.
Además, no importa cuánto conocimiento acumulemos, no podemos hacer o copiar el espíritu de un hombre. Aunque podamos crear la forma de una persona mediante la clonación de las células, a menos que Dios le dé un espíritu, no podemos llamar a dicho resultado una ‘persona’. Esto puede ser hecho solo por Dios, y el espíritu del hombre puede nacer nuevamente solo por medio del Espíritu Santo. Por consiguiente, el verdadero Padre de nuestro espíritu es Dios.
De este modo, debemos servir a nuestros padres físicos de buena manera, pero debemos amar y servir aún más a Dios nuestro Padre, ya que es Él quien nos ha dado la vida. Además, si los padres están conscientes de este hecho, pensarán que los hijos son un regalo de Dios y almas preciosas (Salmos 127:3) y se esforzarán para nutrirlos en la voluntad de Dios.
3. Cuando amamos a Dios podemos honrar a nuestros padres con nuestro corazón
Honrar se refiere a mostrar respeto, obedecer y servir a los demás con buenos modales. Ahora examinémonos si es que somos o no negligentes, o no atentos a nuestros padres diciendo que amamos a Dios.
Cuando sus padres dijeron algo que no es razonable, ¿acaso no pensó usted que decían cosas sin sentido y mostró palabras y acciones de desprecio? El amar a Dios y honrar a nuestros padres no son cosas que están separadas.
1 Juan 4:20 dice: “Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?”
Además, en Mateo 15:4-9, Jesús reprende a los fariseos y escribas cuando tomaron las cosas que debían dar a sus padres diciendo que lo estaban dando a Dios. Esto no fue debido a que servían a Dios con el corazón. Lo que estaban dando a Dios fue solo una excusa, tomaron para sí mismos lo que deberían haber dado a sus padres.
Si realmente amamos y respetamos a Dios desde lo más profundo de nuestros corazones, no podremos dejar de amar a nuestros padres y honrarlos de corazón. A medida que nos damos cuenta cada vez más del amor de Dios, también nos daremos cuenta del amor de nuestros padres.
Cuando nos acercamos a la verdad, nos despojamos del pecado y la maldad y habitamos en la Palabra de Dios por completo, el verdadero amor vendrá a nuestros corazones y así nos daremos cuenta del amor y la gracia de nuestros padres que nos procrearon y criaron, y de esta manera podremos servirles con amor proveniente de lo profundo del corazón.
4. Bendiciones dadas a las personas que honran a Dios y a sus padres en la verdad
Dios habla acerca de las bendiciones dadas a aquellos que aman a Dios y honran a sus padres de corazón en Éxodo 20:12: “Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da”.
Este pasaje no simplemente se refiere que disfrutaremos de longevidad sobre la Tierra. Pero significa que nos irá bien en todo y que vamos a disfrutar de buena salud y la protección de Dios a medida que nuestras almas prosperen. Esto es debido a que honrar a Dios y a nuestros padres en la verdad, muestra que nuestra alma ha prosperado. No enfrentaremos ningún accidente o enfermedad, y seremos bendecidos en nuestras familias, lugares de trabajo y negocios. La bendición de una vida prolongada incluye todas estas bendiciones juntas.
Este fue el caso de Rut en el Antiguo Testamento. Ella, en calidad de mujer gentil, se casó con un judío. Pero él falleció cuando era aún joven y no tuvieron hijos. Noemí, su suegra, le dijo que se fuera y que buscara la felicidad en otro lugar, pero ella renunció a su propia felicidad para realizar la obra correcta de una nuera y se mudó a Judá siguiendo a Noemí.
Debido a que era este tipo de mujer, Dios le permitió disfrutar de grandes bendiciones a pesar de ser una mujer gentil. Dios permitió que conociera un hombre rico entre los parientes de su ex marido quien se convirtió en su nuevo marido. Además, entre sus descendientes se encontraba el rey David y Dios permitió que su nombre fuera escrito en la genealogía de Jesús el Salvador. Tal como Dios prometió, Rut recibió abundantes bendiciones espirituales y materiales al honrar de corazón a su suegra.
Amados hermanos y hermanas en Cristo: Si el amor de ustedes por Dios es verdadero, no solo servirán a sus hermanos en la fe sino también a sus padres, sus esposas, sus parientes y su prójimo. La prueba de amarlos verdaderamente se dará a conocer en las buenas obras que glorifican a Dios.
Espero que brille la luz de la verdad ante la gente con sus obras perfectas y buenas como Ruth lo hizo. Ruego a Dios en el nombre de nuestro Señor, quien ha recibido la gloria por medio de sus obras, que los recompense con gloria y bendiciones.
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