“No matarás”
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Enero 11, 2015 |
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“No matarás” (Éxodo 20:13).
Pastor Principal Dr. Jaerock Lee
En los Diez Mandamientos, Dios manda a Sus hijos que no maten. No significa sencillamente que no debemos tomar la vida de otras personas, sino que también prohíbe matar espiritualmente. A menos que la gente conozca lo que es matar espiritualmente, podrán pensar que nunca han cometido un asesinato y creerán confiadamente que están cumpliendo el mandamiento. ¿Se está guardando este mandamiento? Analicemos tres de los significados de “matar” en el sexto mandamiento: “No matarás”.
1. Tomar la vida de alguien
Todo individuo considera que el asesinato que se da tomando la vida de una persona es un crimen muy grave. Pero debemos recordar algo más: el tomar la vida de uno mismo, es decir el suicidio, también es un asesinato.
La autoridad sobre la vida y la muerte le pertenece estrictamente a Dios, así que no podemos tomar nuestra propia vida por el simple hecho de que nos pertenece. Es por esto que el suicidio también corresponde a la categoría de asesinato, como lo es el acto del aborto.
Los padres no pueden simplemente causar la muerte de un feto en el vientre. El asesinato en sí es un pecado grave, y por extensión el hecho de tomar la vida de un niño solo por ser su padre, es un acto pecaminoso; esto debe quedar muy claro.
2. Odiar a los hermanos
1 Juan 3:15 dice: “Todo aquel que aborrece a su hermano es homicida; y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permanente en él”. Tan solo es el acto de odiar a alguien con el corazón; sin embargo, Dios dice que este acto también es un homicidio. Esto se debe a que el homicidio básicamente es causado por el odio, es decir, el odio es la raíz del homicidio. A medida que crece el odio en el corazón, uno puede cometer malas acciones y finalmente incluso cometer homicidio.
Como está escrito en Génesis 4, Caín fue el primero en cometer homicidio en la historia de la humanidad. La raíz fue el odio. Dios no aceptó su ofrenda elevada en obediencia, pero sí aceptó con gozo la ofrenda que Abel dio por obediencia. Al ver esto, el odio de Caín hacia Abel se hizo tan intenso que terminó matando a su propio hermano Abel.
Algunos con odio hacia un hermano pueden enojarse, maldecirlo, pelear con él, sentir celos de él, juzgarlo y condenarlo, y difundir sus debilidades entre los demás. Pueden causarle daño al engañarlo. A veces tienen rivalidad y no desean interactuar con él en absoluto. Todas estas obras de maldad que provienen del odio son matar espiritualmente (Mateo 5:21-22).
En los tiempos del Antiguo Testamento, el Espíritu Santo aún no había venido, por lo tanto no era fácil para las personas circuncidar sus corazones y santificarse. Pero en los tiempos del Nuevo Testamento, tenemos el Espíritu Santo en nuestro corazón y nos da la fortaleza para despojarnos de la naturalezas pecaminosas de nuestro corazón. Así podemos despojarnos por completo de la raíz del ‘odio’ y ‘asesinato’ al mismo tiempo, por supuesto. Al despojarnos del pecado y la maldad y reemplazarlos con el amor, podemos recibir el amor y las bendiciones de Dios.
3. Causar que alguien tropiece
“Tropezar” significa dar un traspié al caminar o correr y casi caer. En lo espiritual, ‘causar que alguien tropiece’ es causar daño a los demás al guiarlos a apartarse de la verdad.
Supongamos que un miembro pregunta a su líder de grupo: “Tengo un evento familiar muy importante el domingo. ¿Estaría bien si falto al servicio dominical?” Ahora, el líder responde: “Si es tan importante, no tienes otra opción más que quebrantar el Día del Señor”. En este caso, el líder está guiando al miembro al camino de la muerte, y por ende resulta en una muerte espiritual. Digamos que otro miembro con necesidad de dinero pregunta a su líder: “Necesito dinero por un tiempo corto; puedo pagarlo pronto. Entonces, ¿puedo pedir dinero prestado de las finanzas de la iglesia para motivos personales?” Si el líder le enseña que esto está bien solo si lo devuelve, esto está directamente en contra de la voluntad de Dios, y de esta manera, hace que esta alma tropiece.
En otras palabras, enseñar falsedades a alguien y alejar a aquel del camino de vida es un acto de matar espiritualmente. A veces podemos dar un consejo erróneo a un miembro y en consecuencia le causamos grandes dificultades. Esto jamás es aceptable, y cuando no estamos seguros de la respuesta o consejo correcto, podemos decir que pensaremos en una respuesta y que contestaremos más adelante. Entonces podemos orar acerca de aquello o preguntar a alguien que es más probable que sepa la respuesta. Incluso al hacer esto, debemos proporcionar las respuestas correctas.
También es un acto de matar espiritualmente el juzgar y condenar a los demás con palabras maliciosas, y formar sinagogas de Satanás, calumniar o causar divisiones entre los demás. Esto puede hacer que los hermanos se odien entre sí y que actúen con maldad entre sí. Más importante todavía, si uno difunde calumnias acerca de un pastor o una iglesia, Dios ciertamente tomará cuentas de ello. Algunas personas tropiezan por sí solas por causa de su propia maldad. Jesús actuó solo con la verdad, pero por su propia maldad los judíos malvados y Judas Iscariote tropezaron. Si alguien dice que no irá a la iglesia por causa de las deficiencias de otra persona, no significa que alguien más ha causado que tropiece sino que lo hace por su propia maldad.
Hay personas que abandonan a Dios porque alguien a quien consideraban digno de confianza rompió esa confianza con alguna falsedad. Por ejemplo, por un acto de confianza se vuelven garantes de otra persona. Más adelante llegan a sufrir por ello. Esto demuestra que su fe no fue verdadera. La Biblia nos dice que no salgamos fiadores de deudas, y en la iglesia se enseña que no se debe prestar ni pedir dinero prestado. Pero fracasan en discernir la verdad y entonces desobedecen. En lugar de alejarse de Dios deberían arrepentirse.
Asimismo, si algunos juzgan y condenan a los demás y tropiezan, es posible que causen que otros tropiecen por causa de su maldad. Si tienen un corazón bueno y fe verdadera, aunque vean algunas deficiencias en los demás solo tendrán compasión y orarán por esas personas.
Algunas personas tropiezan por causa de la Palabra de Dios predicada. Cuando el predicador habla de los diezmos y dice que seremos bendecidos si damos los diezmos completos, se sienten incómodos pensando que la iglesia siempre hace énfasis en el dinero. Cuando el predicador habla acerca de las poderosas obras de Dios, algunas personas no creen debido a sus pensamientos carnales y tienen sentimientos de incomodidad en sus corazones. Si poseen bondad en el corazón para aceptar la verdad, no tropezarán por causa de la Palabra de Dios. No obstante, ya que habitan en las tinieblas, tropiezan por la Palabra de Dios que es Luz (Mateo 11:6; Juan 11:10).
Uno tropieza por causa de la fe débil y la maldad en el corazón. Sin embargo, aquel que causa que un hermano tropiece, también es responsable de ello. Cuando enseñamos la verdad, debemos ser lo suficientemente sabios para enseñar de acuerdo a la medida de la fe de los receptores. Si le decimos a un nuevo creyente quien acaba de aceptar al Señor y recibir al Espíritu Santo que debe dejar de beber y fumar, y que no debe abrir su negocio los domingos, será como darle de comer un pedazo enorme de carne a un bebé recién nacido. A pesar de que quizás obedezcan a la fuerza, sentirán que ‘la vida cristiana es dura’, e incluso pueden dejar de asistir a la iglesia.
Si realmente amamos al Señor y a las almas, tendremos mucho cuidado de cada palabra para no hacer tropezar a nadie sino dar gracia y edificar. Debemos enseñar dando esperanza y fortaleza para practicar la Palabra, no ofendiendo ni causando cargas a las personas.
Amados hermanos y hermanas en Cristo: si aman a una persona, sus faltas o errores quizás no sean claros para ustedes (1 Juan 4:11). Aunque encuentren una gran transgresión en alguien, tendrán compasión y tratarán de fortalecerle mirándole con fe para que pueda cambiar. Anhelo que se despojen del odio por completo y que amen a todos con el amor del Señor quien amó incluso a sus enemigos. Ruego en el nombre del Señor que al hacer esto ustedes puedan vivir en la gloria reluciente como el sol en el Cielo.
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