“No cometerás adulterio”
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Enero 25, 2015 |
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“No cometerás adulterio” (Éxodo 20:14).
Pastor Principal Dr. Jaerock Lee
El ‘adulterio’, de acuerdo a una definición del diccionario, es la relación sexual voluntaria entre una persona casada y alguien más aparte de su esposo o esposa legítima. En el pasado esto era considerado un pecado muy grave. Sin embargo, en la actualidad la conciencia de las personas se ha vuelto tan insensible y tiene poco sentido del pecado. Como uno de los resultados, las personas cometen este tipo de pecados en acción.
No importa cuán lleno de pecado esté el mundo, nosotros, como hijos de Dios, debemos estar despiertos y siempre caminar en la Luz (Romanos 13:12). Este séptimo mandamiento que nos habla de no cometer adulterio contiene otros significados espirituales que van más allá del simple hecho de prohibirnos el acto del adulterio. Ahora vamos a analizarlo más detenidamente.
Primero, no debemos cometer un acto de adulterio
El adulterio como acción es una de las obras representativas de la carne, y la Biblia claramente nos dice que aquellos que cometieron este pecado no serán salvos (Gálatas 5:19-21).
En 1 Corintios 6:9-10 leemos: “¿O no sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No os dejéis engañar: ni los inmorales, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los difamadores, ni los estafadores heredarán el reino de Dios”.
Por supuesto, en el caso de un nuevo creyente quien aún no conoce mucho de la verdad, Dios quizás le dé la oportunidad de arrepentirse. Sin embargo, luego de conocer la verdad hasta cierto punto, si alguien comete este tipo evidente de obra de la carne, le será muy difícil recibir el espíritu de arrepentimiento. En Levítico 20:10 se nos advierte de la siguiente manera: “Si un hombre cometiere adulterio con la mujer de su prójimo, el adúltero y la adúltera indefectiblemente serán muertos”.
Además, la Biblia prohíbe de manera estricta las relaciones sexuales consensuales entre dos personas que no están casadas la una con la otra, y relaciones con un animal o con alguien del mismo sexo. Dios con dureza nos prohíbe cometer esos pecados para que no seamos conducidos a la muerte ya que Él nos ama. Por lo tanto, nadie debería seguir las tendencias de este mundo y ensuciar su vida.
Segundo, debemos desechar el adulterio de nuestro corazón
En Mateo 5:27-28, Jesús dijo que todo el que mire a una mujer para codiciarla ya cometió adulterio con ella en su corazón.
Antes de que los hombres cometan pecado con sus acciones, primeramente tienen pecados en sus corazones. Debido al odio en su corazón hacia otros, causan daños a los demás, y por causa de la ira en sus corazones, se enfadan. De igual modo, si alguien tiene una mente adúltera en su corazón, puede convertirse en actos de adulterio.
Por consiguiente, a pesar de que no se ha convertido en una acción, si simplemente lo tiene en su corazón, ya es adulterio, el cual se origina de la misma raíz. Algunas personas enseñan que el hombre no puede abstenerse de adulterar en el corazón y que solo puede intentar suprimirlo. Por supuesto, mediante las habilidades humanas no podemos hacerlo. Sin embargo, si recibimos la fortaleza de Dios mediante la oración y el ayuno, podemos remover esta naturaleza pecaminosa de nuestro corazón.
Jesús llevó la corona de espinas y derramó Su sangre para perdonarnos de nuestros pecados cometidos con nuestros pensamientos. Además, Dios nos ha enviado al Espíritu Santo quien nos ayuda a eliminar la naturaleza pecaminosa en nuestros corazones. Si de una vez por todas arrancamos la naturaleza pecaminosa, ni siquiera pensaremos en la falsedad. Por supuesto, en el proceso de despojarnos de aquello, puede ser que sintamos que recaemos una y otra vez. Sin embargo, si en realidad estamos intentando abstenernos del pecado y la maldad al creer en la Palabra de Dios y obedecerla, no nos mantendremos en la misma condición.
Cuando usted pela las capas de una cebolla, incluso después de pelar algunas capas, sigue obteniendo las mismas capas. Sin embargo, si continúa pelándolas, finalmente no habrá nada más que sacar. Este mismo principio se aplica a nuestra naturaleza pecaminosa. Por lo tanto, si tenemos fe no nos sentiremos desalentados. Debemos creer que seremos renovados en la medida que tratemos y que pronto seremos santificados.
En el proceso de abstenerse de la naturaleza pecaminosa, incluso si pensamientos de adulterio vienen a su mente por un momento, Dios no lo condena por cometer adulterio en el corazón. Se convierte en un problema cuando usted desarrolla más ese pensamiento con su imaginación. No obstante, Si usted se arrepiente de inmediato luego de darse cuenta de ello y si sigue intentando estar completamente santificado, Dios le dará más gracia y fortaleza.
Tercero, no debemos cometer adulterio espiritual
Tanto el pecado de adulterio en acción como en el corazón caen bajo el adulterio de la carne. Pero más terrible que esto es el adulterio espiritual. El adulterio espiritual se comete cuando usted ama más al mundo que a Dios a pesar de profesar su fe en Él.
Colosenses 3:5-6 dice: “Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría; cosas por las cuales la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia”.
Aunque reciba el Espíritu Santo, experimente las obras de Dios y tenga fe, si usted no se abstiene de la avaricia de su corazón, amará las cosas de este mundo más que a Dios. Es decir, si tiene avaricia, esto lo llevará a la idolatría espiritual, y por ende, se convertirá en adulterio espiritual.
Entonces, ¿cuál es la diferencia entre la idolatría espiritual descrita en el segundo mandamiento y el adulterio espiritual en el séptimo mandamiento? La idolatría espiritual contiene “todo” lo que amamos más que a Dios. La idolatría física se da cuando una persona que no conoce a Dios en absoluto hace una imagen y la adora. No obstante, cuando una persona que tiene una fe débil ama al mundo más que a Dios, se convierte en idolatría espiritual.
Aquel que es un nuevo creyente, debido a que tiene una fe pequeña, es posible que ame al dinero, la fama o a sus familiares más que a Dios, de esta manera estos se convierten en ídolos espirituales para él. Sin embargo, al escuchar la palabra y orar, experimentará las respuestas de Dios y llegará a creer en el corazón que las palabras en la Biblia son ciertas y que sí existe el Cielo y el Infierno. Luego llegará a conocer que debe amar a Dios primero. En ese momento llegará a obtener dicha fe. Ahora, si esta persona sigue amando el mundo más que a Dios y si continuamente acepta cosas que pertenecen a las tinieblas, está abandonando el amor que recibió de Dios y esto se convierte en adulterio espiritual. A menudo la Biblia compara la relación entre Israel y Dios con la relación entre un padre y su hijo; sin embargo, a veces se compara con la relación entre el marido y su esposa que han hecho un voto de amarse con todo el corazón.
Sin embargo, en la historia de Israel, en muchas ocasiones las personas se olvidaban del pacto de Dios y adoraban a otros dioses. Conocían muy bien acerca de Dios, quien les ha mostrado muchas señales y prodigios, pero fueron engañados a seguir sus propios deseos. Ellos aceptaron ídolos de los gentiles y los adoraron. Esta idolatría fue idolatría espiritual (1 Crónicas 5:25).
El reino del norte de Israel estaba cometiendo adulterio espiritual al adorar ídolos y fue abandonado por Dios y destruido. Sin embargo, luego de ver esto, el pueblo del sur, Judá, no se arrepintió sino que continuó adorando ídolos. Al final, fueron destruidos por los gentiles (Jeremías 3:8).
En la actualidad nosotros, los hijos de Dios, somos la novia del Señor (2 Corintios 11:2). Si alguien ha creído en el Señor, recibido el Espíritu Santo y llama al Señor “mi Novio”, y aún sigue amando al mundo y se compromete con la falsedad, esto es adulterio espiritual (Santiago 4:4). Aquel que engaña al Señor y comete adulterio no puede convertirse en Su novia ni tampoco formar parte del Banquete de las Bodas.
Es por esta razón que el adulterio espiritual es más terrible que el adulterio físico. Supongamos que un hermano menor maldice a su hermano mayor y lo escupe. Esta es una ofensa muy grave, pero existe la probabilidad de que el hermano mayor perdone a su hermano menor. Sin embargo, si un hijo le hace esto a su padre, es algo tan depravado que rara vez puede ser perdonado.
De igual manera, si alguien va más allá de un cierto límite en adulterio espiritual, no podrá recibir respuestas a su oración y se alejará de Dios. Entonces, estará manchado con las cosas de este mundo, cometerá pecados que crucifican nuevamente a Jesucristo e irá por el camino de la muerte (Hebreos 6,10).
Amados hermanos y hermanas en Cristo: espero que no tengan nada que ver no solo con el adulterio carnal, sino también con el adulterio espiritual y que ustedes solo tengan anhelo por la verdad y que llenen su corazón con ella. Ruego en el nombre del Señor que al hacer esto, puedan adornar sus vidas sin manchas y arrugas como la novia del Señor y participar en el Banquete de las Bodas con gran gozo.
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