Saca a Mi pueblo de Egipto
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Marcha 22, 2015 |
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«Ven, por tanto, ahora, y te enviaré a Faraón, para que saques de Egipto a mi pueblo, los hijos de Israel» (Éxodo 3:10).
Pastor Principal Dr. Jaerock Lee
De la manera que los israelitas ingresaron a Canaán en la promesa de Dios es similar a cómo los hijos de Dios hoy en día arrebatan el Cielo por la fe. Les insto a que ustedes decidan lo que deben hacer al mirar la historia de cómo los israelitas conquistaron Canaán.
Primeramente, profundicemos en cómo se estableció, se trasladó y se quedó en Egipto. También daremos un vistazo en cómo Moisés se convirtió en el gran líder de los israelitas.
1. El nacimiento de Israel y la movilización de las personas hacia Egipto
Abraham tuvo un hijo llamado Isaac, e Isaac engendró a Jacob y Esaú. Esaú tenía el derecho de recibir las bendiciones de Dios por ser el primer hijo, pero él vendió su primogenitura a su hermano menor, Jacob, por un plato de guisado de lentejas. Jacob tenía anhelo por las bendiciones espirituales y las tomó aún por la fuerza. Dios planeó cumplir con Su Providencia por medio de los descendientes de Jacob y refinarlos durante un amplio período de tiempo.
Como resultado Jacob recibió un nuevo nombre: «Israel» y sus descendientes son el pueblo de Israel, es decir, los israelitas. Para hacer que de esta familia se formara una gran nación, Dios utilizó su asombrosa sabiduría. Dios colocó a José, el undécimo de los hijos de Jacob, para que fuera a Egipto y permitiera salvar al país de los siete años de escases por la cual tuvo que atravesar el Medio Oriente. Al recibir la sabiduría de parte de Dios, él se preparó para la hambruna y salvó a los egipcios.
El Faraón recibió abundante gracia de parte de José que le dio la bienvenida y aceptó a los miembros de la familia de José, es decir, los israelitas, que además estaban sufriendo por la hambruna en Egipto. De esta manera, los israelitas pudieron mantenerse salvaguardados cómodamente durante los siete años de hambruna. Ellos así multiplicaron su número en Egipto.
El problema fue que luego de que el Faraón murió otro Faraón se levantó en Egipto, el cual no conocía acerca de José. Este nuevo Faraón tenía miedo de los israelitas, los cuales se habían propagado rápidamente en número e intentó tenerlos controlados. Incluso él ordenó que cada recién nacido de los niños hebreos fueran asesinados. Fue un plan para destruir a los israelitas como un todo. Dios prometió que Israel formaría una gran nación, pero en vez de eso, ellos se encontraban en peligro de ser exterminados.
2. Moisés se humilló a sí mismo en la providencia de Dios y se convirtió en el líder de los israelitas
En ese tiempo sombrío, nació Moisés. Por orden del Faraón, Moisés tenía que haber sido asesinado al nacer. Sin embargo, bajo la guía de Dios, fue rescatado y criado por la princesa, hija del Faraón. Algo aún más asombroso, la verdadera madre de Moisés se convirtió en su niñera y pudo criarlo.
Todo esto fue hecho de acuerdo al plan de Dios. Dios lo salvó de la muerte y le permitió conocer las mejores cosas en el palacio del Faraón, y al mismo tiempo Dios le permitió aprender sobre su pueblo y la fe en Dios de su madre.
A pesar que Moisés era príncipe de Egipto, él siempre estaba preocupado por su pueblo quienes sufrían. Un día vio a un hombre egipcio golpear a un hebreo, y en su indignación mató al egipcio. Cuando esto fue revelado, Moisés escapó a la tierra de Madián, Ahora tenía que llevar una vida de arduo trabajo en el desierto. Los planes que él tenía para el futuro y sus esperanzas para su pueblo también habían desaparecido.
En cierto sentido, se convirtió en un hombre de poco mérito para cumplir con los planes de Dios. Cuando él era un príncipe, tenía la autoridad para poder hacer cosas grandiosas para el pueblo de Israel. Sin embargo, en ese momento él era simplemente un fugitivo y estaba en una situación precaria. Para él parecía que no había nada que pudiera hacer. Entonces, ¿de qué debemos darnos cuenta?
En el cumplimiento de su providencia, Dios eligió a Moisés no cuando él se sentía confiado como príncipe de Egipto, sino cuando él llegó a ser humilde como pastor en el desierto. Este hombre humilde, Moisés es el tipo de persona que Dios puede utilizar. Dios alcanza su providencia a través de hombres que han quebrantado sus pensamientos, se han negado a sí mismos por completo, y obedecen a Dios completamente confiando solo en Él. No obstante, existe la necesidad de las pruebas para aprender cómo confiar en Dios completamente.
En cuanto a mí, yo era un hombre de confianza, porque he logrado mis metas sin fallar una vez que me decidí a hacerlo. Yo estaba seguro de mi capacidad y sabiduría. Yo quería ser un miembro de la Asamblea Nacional y tenía la esperanza de hacer muchas cosas buenas por mi gente. Sin embargo, Dios permitió que me negara a sí mismo por completo durante siete años de enfermedad y pobreza. Pude darme cuenta que no había nada que yo pudiera hacer y no tenía nada que fuera mío, ni siquiera mi propia vida.
Entonces Dios vino a mi vida y me sanó de todas mis enfermedades, y me llamó para que me convirtiera en Su siervo. En ese momento yo no tenía dinero, en realidad no tenía dinero suficiente para abrir una iglesia. Yo no era un orador elocuente y persuasivo; y alguien capaz de predicar. Yo era alguien muy introvertido para ser pastor. Era alguien muy viejo para ingresar a un seminario teológico y mi memoria era débil. Sin embargo, Dios mismo me llamó y me hizo un pastor de poder.
Para que Moisés haya podido obedecer y cumplir con Su Providencia tuvo que humillarse a sí mismo por completo permaneciendo cuarenta años en el desierto. Durante ese tiempo, Moisés se dio cuenta por completo de que nada podía hacer con su propia sabiduría, habilidad y métodos.
3. Dios mostró Sus señales para que Moisés pudiera seguir adelante con el cumplimiento de Su providencia
Incluso cuando Moisés estaba atravesando las pruebas de refinamiento en el desierto, las persecuciones y la esclavitud de Israel en Egipto aún seguían. Entonces el pueblo de Israel gemía a causa de la esclavitud y levantaron sus voces; y clamaron por ayuda y su clamor subió a la presencia de Dios. Luego Él decidió salvar a los israelitas y se presentó delante de Moisés. Él le dijo a Moisés: «...para que saques de Egipto a mi pueblo, los hijos de Israel».
Ahora él se encontraba angustiado. Él simplemente era un pastor, y de seguro el Faraón no dejaría ir a los israelitas. Era poco probable que incluso su propio pueblo lo seguiría.
Dios conocía que Moisés tenía su mente perturbada. No simplemente lo envió, sino que también le mostró evidencias. Cuando Moisés siguió las instrucciones de Dios, al arrojar la vara, esta se convirtió en una serpiente, y cuando la tomó por la cola nuevamente se convirtió en vara. Cuando puso su mano en su seno y luego la sacó, su mano estaba leprosa como la nieve. Cuando lo volvió a hacer, la piel de su mano fue restaurada como la piel en el resto de su cuerpo. Luego de ver las señales de Dios, Moisés se dirigió a Egipto con su vara tal como Dios le había dicho.
Espiritualmente, la ‘vara’ hace referencia a la fe. Al igual que las personas con piernas débiles pueden caminar apoyándose en un bastón, podemos hacer cualquier cosa que es imposible con nuestra propia fuerza cuando mostramos fe en el Dios Todopoderoso. Debido a que Moisés conocía muy bien sus debilidades, también sentía miedo y vergüenza, pero solo con su fe puesta en Dios comenzó una aventura que ponía en riesgo su vida.
Amados hermanos y hermanas en Cristo: Dios envió a Moisés y rescató al pueblo de Israel de Egipto. Desde ese momento, y en cada una de las épocas, Dios ha enviado a Sus hombres para salvar a Su pueblo.
Incluso en la actualidad donde las tinieblas cubren al mundo, Dios quiere guiar a Su pueblo por medio de un hombre de Dios que sea obediente a Él. Él quiere que este hombre testifique de Dios manifestando Su poder, salvando innumerables almas en este mundo, el cual es comparado con Egipto, y luego ser llevados a la tierra de Canaán, la cual simboliza el Reino de los Cielos, donde fluye leche y miel.
Por consiguiente, les ruego que destruyan todo tipo de pensamiento y especulaciones carnales y que obedezcan completamente a Dios. Ruego en el nombre de nuestro Señor, que al hacer esto, puedan ingresar a Canaán, la tierra donde fluye leche y miel, y eventualmente puedan ingresar al lugar más hermoso en el Cielo, la Nueva Jerusalén.
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