El sol se detuvo y la luna se paró
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Julio 26, 2015 |
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«Entonces Josué habló a Jehová el día en que Jehová entregó al amorreo delante de los hijos de Israel, y dijo en presencia de los israelitas: ‘Sol, detente en Gabaón; Y tú, luna, en el valle de Ajalón’» (Josué 10:12-14).
Pastor Principal Dr. Jaerock Lee
Es importante que pongamos en práctica la voluntad de Dios si hemos de alcanzar Su obra. En 1 Tesalonicenses 4:3 leemos: «Pues la voluntad de Dios es vuestra santificación».
Si dejamos de lado la santificación y tan solo nos involucramos en la obra de Dios no seremos de gozo completo para Dios; será como ser un vaso vacío. No obstante, si limpiamos nuestro corazón y obedecemos la voluntad de Dios, podremos producir fruto abundante y glorificaremos mucho a Dios.
Observemos cómo discernir la voluntad de Dios por medio del incidente del pueblo de Gabaón y las obras que pueden tomar lugar cuando obedecemos Su voluntad.
1. Las mentiras de los gabaonitas para alcanzar una alianza de paz
En el noveno capítulo de Josué, los israelitas conquistaron la ciudad de Hai, leyeron la ley de Dios ante los montes Ebal y Gerizim, y acamparon en Gilgal mientras se preparaban para la siguiente batalla.
Cierto día unos extraños llegaron al campamento de Israel y deseaban hacer una alianza de paz con ellos. Los israelitas fueron cautelosos e hicieron varias preguntas. Los extraños indicaron ser de un país distante y afirmaron haber ido para establecer una alianza de paz luego de haber escuchado de la fama de Dios el Señor, lo que Él había hecho en Egipto y cómo había permitido que los israelitas conquistaran algunos de los pueblos en Canaán.
En realidad Dios había ordenado al pueblo de Israel que no hiciera ninguna alianza con pueblos en Canaán por temor a que los israelitas se mancharan con los pecados que prevalecían en el área (Éxodo 34:15). Mas si pueblos muy distantes a Canaán deseaban tener paz y servir a Israel, Dios dijo que estaría bien tener paz con ellos.
Aquellas personas que habían llegado a ver a Josué expresaron haber llegado de tierra muy lejana; el pan que llevaron ya estaba seco y mohoso y sus ropas, zapatos y cueros de vino estaban viejos. De modo que Josué hizo una alianza de paz con ellos sin consultar a Dios ni examinar el caso con cuidado (Josué 9:14-15).
Mas todo fue un gran error; los extraños no habían llegado de tierra muy lejana sino que eran heteos, una de las siete tribus de Canaán. Ellos moraban en Gabaón; no estaba lejos del campamento de Israel en Gilgal. El pan seco y los vestidos viejos fueron una gran mentira que los líderes israelitas no pudieron discernir.
Tres días después los israelitas conocieron la verdad: los extraños eran heteos que moraban en Gabaón. La consecuencia de su acto fue que tuvieron que dar a los heteos las tierras de Gabaón, que se suponía debían conquistar. Aunque fueron engañados por esas personas, dado que habían hecho un pacto ante Dios, no podían dar marcha atrás.
Ya que Israel ya había hecho un juramento ante Dios, les permitieron vivir. Josué hizo de ellos siervos, cortadores de leña y aguadores para la congregación y el altar del Señor (Josué 9:23).
2. Lecciones a aprender del incidente con los gabaonitas
1) Debemos consultar la voluntad de Dios todo el tiempo
Aunque no fue intencional, una consecuencia de la alianza de paz con los gabaonitas fue que los israelitas quebrantaron la orden de Dios de «no hacer ninguna alianza con el pueblo de Canaán». Si ellos hubieran consultado a Dios, no habrían cometido tal error.
En nuestras vidas, en nuestros negocios o al contraer responsabilidades, algunas personas pueden intentar engañarnos. No obstante, en casos así, hay quienes permiten a los malvados engañarlos y creen en ellos.
Por eso lo importante es discernir la voluntad de Dios consultando Su consejo a través de oraciones fervientes. Si en nuestros corazones tenemos solamente bondad, sin codicia, entonces podemos recibir la guía del Espíritu Santo. De este modo obtenemos sabiduría de Dios y aun cuando alguien trate de engañarnos el Espíritu Santo nos hará notarlo y nos enseñará a evitarlo.
2) Debemos entender cuán importantes son las palabras que salen de nuestros labios
Por causa del incidente con Gabaón, varios cientos de años después de haber hecho la alianza de paz con ellos, Israel tuvo que atravesar un desastre. Hubo una hambruna que duró tres años, y David oró al respecto.
Dios expresó que todo se debía a que Israel quebrantó el pacto que habían hecho con el pueblo gabaonita. Concretamente, Saúl, el primer rey de Israel, trató de destruir a todo el pueblo de Gabaón, violando así el pacto que Josué había hecho con ellos. En consecuencia se desató una hambruna en todo Israel.
Finalmente la hambruna cesó tras el pedido de los gabaonitas de que mataran a siete de los descendientes de Saúl (2 Samuel 21:1-14). De este modo sabemos que debemos responsabilizarnos por las palabras que salen de nuestros labios o nuestros votos a Dios.
En Jueces 11 hay otra persona que se causó a sí mismo una gran agonía con las palabras de sus labios. Se trató de Jefté. Cuando estaba a punto de luchar contra los hijos de Amón, hizo un voto: si Dios le daba la victoria, ofrecería en holocausto a la primera persona que saliera a recibirlo al regresar a casa.
Cuando regresó después de obtener la victoria, su única hija salió primero a recibirlo; ella salió con panderos y danzas para ver a su padre. Jefté hizo el voto egoísta de sacrificar una vida humana tan solo por obtener lo que él quería. Sin embargo, por causa del voto tuvo que entregar a su única hija en holocausto. Si no lo hubiera hecho habría incumplido su voto y enfrentado grandes dificultades y situaciones más difíciles que perder a su hija, mediante las acusaciones de Satanás.
El poder de la palabra es muy grande; incluso la muerte y la vida están en el poder de la lengua. Si comprendemos esto debemos cuidar las palabras de nuestra boca y expresar solo cosas que corresponden a la verdad y bondad.
3. El milagro en el que el sol y la luna se detuvieron
Gabaón era una gran ciudad y todos sus hombres eran fuertes. Esta fue la ciudad que consiguió una alianza de paz con Israel solo para poder sobrevivir. Esta noticia impactó a los demás pueblos en Canaán y los hizo temblar. Asimismo, ya que no había oposición en el área de Gabaón, el ejército de Israel podía avanzar más rápido. Así que, dado que Gabaón era como un traidor a sus ojos, los cinco reyes de los amorreos que moraban alrededor de Gabaón formaron una alianza y atacaron la ciudad. Debido a que el pueblo de Gabaón no podía vencer a las fuerzas aliadas, pidieron ayuda a Israel.
Cuando Gabaón pidió ayuda, Dios dijo que Él estaba con Israel. Se movilizaron rápidamente durante la noche y lanzaron un ataque sorpresivo contra los reyes amorreos. Las fuerzas aliadas de los amorreos no pudieron contraatacar y fueron vencidas. Comenzaron a retirarse e Israel comenzó a seguirlos.
Mientras los amorreos huían de Gabaón, a la bajada de Bet-horón, desde el cielo caían grandes piedras sobre ellos. En Josué 10:11 leemos: «...y murieron; y fueron más los que murieron por las piedras del granizo, que los que los hijos de Israel mataron a espada».
Este acto en sí fue muy asombroso, pero ellos no podían simplemente quedarse parados por el asombro sino que debían perseguir a la fuerza enemiga restante. Si llegaba la noche les iba a ser más fácil esconderse, así que debían terminar la batalla mientras aún había sol. Era casi el anochecer y casi se podía ver la luna en el cielo del Este. En ese instante, Josué demostró gran fe para cumplir la orden de Dios. Él dijo: «Sol, detente en Gabaón; Y tú, luna, en el valle de Ajalón».
Con su completa confianza en Dios quien controla todo, Josué ordenó al sol y la luna en los cielos que se quedaran quietos, y Dios garantizó su palabra (Josué 10:13). Según el conocimiento común del ser humano es imposible que el sol y la luna se queden quietos, pero no hay nada imposible para el poder de Dios el Todopoderoso.
Mientras el sol se quedó quieto, Josué y los israelitas rápidamente derrotaron a los cinco reyes de los amorreos y conquistaron la parte sur de Canaán (Josué 10:41-42).
Amados hermanos y hermanas en Cristo, cuando Josué usó sus propios pensamientos y puso en práctica sus propias teorías, él fue engañado y cometió errores. Por otro lado, cuando buscó el consejo de Dios y obedeció Su voluntad, pudo manifestar aquella obra asombrosa de hacer que el sol y la luna se detengan. Ruego en el nombre de nuestro Señor que ustedes puedan ver únicamente al Dios Todopoderoso, discernir Su voluntad, hacer todo con fe y, en consecuencia, ser guiados a caminos de prosperidad en todo tiempo.
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