«Lo poseerás»
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Agosto 23, 2015 |
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«Sino que aquel monte será tuyo; pues aunque es bosque, tú lo desmontarás y lo poseerás hasta sus límites más lejanos; porque tú arrojarás al cananeo, aunque tenga carros herrados, y aunque sea fuerte» (Josué 17:18).
Pastor Principal Dr. Jaerock Lee
Los hijos de Israel conquistaron la parte central de Canaán incluyendo las ciudades de Jericó y Hai. Y ellos también lograron grandes victorias en las regiones al sur y el norte. A pesar de que no expulsaron a todos los cananeos, casi todas las partes de Canaán fueron puestas bajo el control de Israel.
Hasta ese momento, Josué había conquistado las ciudades, pero aún no había subyugado por completo todas las tierras conquistadas en Canaán y había zonas en las que los cananeos aún no habían sido expulsados. Ahora era el momento de dividir y distribuir todas las partes de Canaán entre las tribus de Israel y para que cada una de las tribus aniquilara totalmente o expulsara a los habitantes restantes de las tierras asignadas a ellos, y hacer que esas tierras pasaran a ser de ellos. Para hacerlo, necesitaban actuar con fe.
1. Nueve y media de las tribus recibieron la herencia a Canaán
Con unas pocas excepciones, cada una de las tribus de Israel se presentó delante de Dios y recibió la tierra al oeste del río Jordán como su herencia.
Primeramente, Rubén, Gad y la mitad de Manasés ya habían recibido su herencia antes de cruzar el Jordán. Las tierras que se encontraban al este del Jordán eran adecuadas para hacer acrecentar el ganado, por ello le pidieron a Moisés que les diera esas tierras.
La tribu de los levitas no recibió ninguna herencia porque eran sacerdotes de Dios o porque servían en el tabernáculo, y la tribu de José era tan próspera que los descendientes de los dos hijos de José, Efraín y Manasés, recibieron su herencia individual respectivamente.
En conclusión, los Levitas estuvieron excluidos, dos y media de las tribus recibieron su herencia en la tierra al este del Jordán, y nueve y media de las tribus recibieron su herencia al oeste del Jordán. Acerca del método de asignar y distribuir la tierra, Dios ya le había dado los principios a Moisés.
El área de tierra dada a cada tribu era decidida por el número de personas, pero tenían que decidir qué parte de la tierra sería dada por suerte (Números 26:54-56). Este fue el método más justo para que ninguna tribu tuviera conflicto.
2. Quejas y palabras de incredulidad de la tribu de José
No obstante, surgió un problema mientras estaban distribuyendo la tierra mientras echaban suerte. La tribu de José demandaba que ellos deberían haber recibido mayor herencia que las demás tribus debido a que ellos se habían convertido en dos tribus mediante la bendición de Dios (Josué 17:14).
De hecho la herencia dada a ellos no era pequeña comparada con las demás tribus. Era una amplia expansión de tierra fértil en la parte central de Canaán. No obstante, se quejaban de que ellos debían recibir más herencia de la que recibieron.
Josué les dijo: «Si sois pueblo tan grande, subid al bosque, y haceos desmontes allí en la tierra de los ferezeos y de los refaítas, ya que el monte de Efraín es estrecho para vosotros» (Josué 17:15). Les dijo que si no tenían suficiente área para cultivar, ellos mismos tenían que hacer desmonte para agrandar el área.
Pero una vez más, los hijos de José no quisieron obedecer. Ellos decían que a pesar de que hubieran desmontado el bosque, su herencia aún era insuficiente para ellos; demandaban más de mejores tierras.
Ellos querían obtener algo bueno sin tener que trabajar para obtenerlo. Además querían ser servidos ya que eran una tribu mucho más grande. También hicieron una profesión de su falta de fe diciendo que la gente que vive en la tierra que tenían que conquistar tenían carros de hierro (Josué 17:16).
Sus conquistas bajo el liderazgo de Josué fueron una serie de milagros. Ellos habían sido obedientes en todo tipo de situaciones peligrosas, pero de repente tuvieron miedo e hicieron confesiones de incredulidad cuando Josué les dijo que debían conquistar su herencia por sí solos.
Josué siguió pidiéndoles que mostraran su fe mientras señalaba sus ideas erróneas. Les dijo que serían capaces de ampliar su herencia mediante la bendición de Dios si es que mostraban su fe (Josué 17:17-18).
Sin embargo, los hijos de José no obedecieron a las palabras de Josué. No estuvieron dispuestos a sacar completamente a los cananeos que vivían en la parte de su herencia (Josué 16:10, 17:12-13). Como resultado de ello, tuvieron que sufrir constantemente. Cada vez que Israel se debilitaba, los gentiles pronto atacaban a Israel.
El mayor problema era que Israel estaba en contacto con la cultura de los gentiles la cual estaba prohibida por parte de Dios; y cometían pecados que causaban que la ira de Dios se levantara. Repetidamente causaban situaciones difíciles sobre sus propias vidas porque no obedecían los mandatos de Dios con fe firme.
3. La herencia de Josué y los Levitas
Todas las demás tribus, a excepción de los Levitas, habían recibido la tierra como herencia, tanto al oeste como al este del Jordán, pero Josué aún no había recibido nada de su herencia.
A pesar de que Josué era un siervo poderoso de Dios y el líder de todo Israel, fue el último que recibió su herencia. Y, especialmente, la herencia que él recibió estaba cerca de Timnat-sera, en el monte de Efraín. Estaba tan desolada que tuvo que reconstruir nuevamente la ciudad.
Aquí podemos ver su buen corazón. Él era un hombre con fe valiente y fuerte, y se encontraba en una posición en la cual debía ser servido primero. Sin embargo, él sirvió a los demás e hizo concesiones en su lugar. Es por ello que él fue reconocido por Dios y llegó a ser el sucesor de Moisés.
Luego de que todas las tribus recibieron su herencia, los Levitas fueron donde Josué y recibieron su parte. Sin embargo, a diferencia de las demás tribus, no recibieron nada de tierra como herencia.
Números 18:20 dice: «Y Jehová dijo a Aarón: De la tierra de ellos no tendrás heredad, ni entre ellos tendrás parte. Yo soy tu parte y tu heredad en medio de los hijos de Israel». Dios les permitió tener sus fuentes de ingreso a través de los diezmos y varias ofrendas que las personas entregaban a Dios.
Los levitas tenían la responsabilidad de ofrecer el sacrificio a Dios y de mantener el tabernáculo del Señor. También tenían el deber de enseñar las ordenanzas y la Ley de Dios al pueblo (Deuteronomio 33:10). Dios mismo se convirtió en su herencia, de esta manera, ellos no mancharían sus corazones con las cosas de este mundo, sino que se concentrarían en servirle a Dios.
A pesar de que los levitas no recibieron tierra como parte de su herencia, aun así recibieron varias ciudades en las cuales habitar y utilizaron la tierra para alimentar a su ganado. Recibieron ciudades entre cada tribu de Israel; de esta manera pudieron vivir entre todas las tribus de Israel. Como resultado de ello, en cualquiera de las áreas asignadas en Israel, había una ciudad de los levitas. Esto significa que cada tribu podía escuchar la Palabra de Dios y aprender de los levitas que estaban cerca de cada uno de ellos. De esta manera, Dios había dispuesto para todas las personas de la nación de Israel que se mantuvieran cerca de los mandamientos de Dios en todo tiempo.
En la actualidad Dios aún quiere que Sus creyentes permanezcan cerca de Él. Significa que Dios quiere que meditemos en Su Palabra día y noche, que habitemos en la Palabra, adoremos y alabemos en la iglesia y que tengamos buena comunión con los demás creyentes. De esta manera, Dios permanece cerca de nosotros, permite que nuestras almas prosperen y que en todo nos vaya bien.
Amados hermanos y hermanas en Cristo: nuestro Dios es Dios de todas las personas en todas las naciones. Si ellos creen en Dios, Él mostrará las mismas obras poderosas y obras aún más poderosas en la actualidad. Aunque ustedes estén enfrentando dificultades parecidas a carros de hierro, les insto a profesar su fe en todo tiempo y que sean valientes. Ruego en el nombre del Señor que al hacer esto puedan cosechar el fruto de las bendiciones.
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