Para cultivar bondad perfecta
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Septiembre 27, 2015 |
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«Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él» (1 Juan 1:5).
Pastor Principal Dr. Jaerock Lee
En general, cuando las personas ven que alguien más suprime sus malos sentimientos, piensas que es una buena persona. Pero esto no es bondad perfecta ante los ojos de Dios. La bondad reconocida por Dios es no tener ninguna sensación de malestar hacia las personas que nos hacen algún mal, y además, tocar sus corazones con buenas palabras y hechos. Además de ello, Dios desea que cultivemos bondad perfecta la cual pueda dar nuestra propia vida por nuestros enemigos.
Entonces, examinemos los tres puntos para poder alcanzar la bondad perfecta como hijos de Dios.
1. Usted tiene que comprobar si trata de dar vida a los demás o de quitarla
Juan 6:63 dice: «El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida». El espíritu da vida. Da la fortaleza a los demás para llenarlos con el Espíritu, y les permite cambiar y obtener vida eterna.
Jesús no quebró la caña cascada ni apagó el pábilo que humea. Él no reveló la maldad de las personas: la mujer que cometió adulterio; Judas Iscariote, quien lo traicionó y luego lo vendió; o a los fariseos y escribas que intentaron atacarlo todo el tiempo. Él intentó abrir un camino para darles vida a ellos. Este es el buen corazón del Señor.
Por otra parte, aquellos que no poseen un buen corazón romperán la caña cascada porque no se ven bien. Sacarán el pábilo que humea para prevenir que haga humo y hollín. Insisten en sus propias opiniones e ignoran y suprimen a otros a hacerlo.
A medida que usted desempeñe sus responsabilidades, se encontrará con personas que tienen diferentes personalidades. Entonces, ¿escoge darle vida a estas personas o suprimirlos con sus propias opiniones? Supongamos que usted está en una reunión y un miembro se opone a su opinión constantemente. En este caso, es posible que se sienta incómodo y piense: «Ella siempre se opone a mis opiniones. ¿Será que me está menospreciando?» Por lo tanto, sin escuchar bien su opinión es posible que de plano usted la rechace.
Además, si usted no cultiva la bondad en su corazón, intentará suprimir a los demás mientras finja estar dando vida. Por ejemplo: supongamos que constantemente tienen conflictos con obreros de la iglesia debido a las diferentes personalidades. Cierto día su pastor de zona le pregunta acerca de dicho obrero: «¿cómo le está yendo?»
Y usted, sin dudarlo, le responde: «Pastor, estaba pensando justamente que debía hablarle acerca de esta persona. Siento mucha lástima por ella ya que falta a la reunión de oración y siempre tiene problemas con otros. Por esta razón, las personas que se encuentran a su alrededor siempre pasan un mal momento. Quizás también para ella sea difícil. Pastor, le pido que le ayude». De hecho, usted está en conflicto con esa persona, pero no se echa la culpa a sí mismo sino que le echa la culpa a la otra persona e incluso habla de ello con los demás.
En este caso, quizás usted quiera que el pastor de la zona haga que ella se doblegue y cambie. Pero si no se da cuenta de tal deseo, simplemente puede pensar que usted habló palabras de bondad, preocupado por la otra persona. Es mi deseo que usted pueda examinar sus palabras y acciones en cuanto a si van a dar vida a los demás o hacer que se rindan a usted mismo.
2. Debe examinar si es que quiere tomar el crédito, aunque usted diga que está trabajando para la gloria de Dios
En 1 Corintios 10:31 leemos: «Entonces, ya sea que comáis, que bebáis, o que hagáis cualquier otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios». Aquellos que poseen fe, comen y duermen para recuperar fuerzas para trabajar para el reino de Dios y para glorificarlo. Si ellos poseen este tipo de corazón, Dios aceptará su aroma incluso cuando estén comiendo o descansando.
No obstante, algunas personas trabajan duro en lo externo, pero en su interior solo buscan su propia gloria, y por ello no pueden obtener ninguna recompensa celestial.
Su deber de servir, ayudar a los necesitados, predicar y cuidar a las almas es una responsabilidad preciosa. Si las almas se salvan y son bendecidas y, cuando hay un avivamiento a través de su arduo trabajo, le dan gloria a Dios; usted recibirá bendiciones tanto en espíritu y cuerpo. Pero en este acto de fidelidad, le insto a examinarse si es que usted quiere o no llevarse el crédito.
Digamos que usted tiene a alguien para evangelizar y ayuna y ora por esta persona. En ocasiones le da lo que esta persona necesita y le sirve de manera devota. Eventualmente, esta persona abre su mente y está dispuesta a ir a la iglesia. Sin embargo, un día, otro miembro de la iglesia trae a esta persona a la iglesia y se registra bajo el nombre de ese miembro. Tendrá malos sentimientos y pensará: «¿Cómo puede hacer algo así? Ella conoce cuánto he intentado traerla a la iglesia, y ahora otro se lleva el crédito». Si usted posee bondad no pensará de esta manera.
Permítanme darles otro ejemplo. Un líder de la célula hace todo lo posible en su célula por lo que hay avivamiento y la fe de los miembros va en aumento. Pero un día surge una reorganización. Su célula es dividida y una parte de las personas son puestas bajo la responsabilidad de otro líder de célula. Si usted solo busca la gloria de Dios y se preocupa por las almas, ¿cuál será su pensamiento y qué hará? Podría ayudar a los miembros para familiarizarse con el nuevo líder. Por el contrario, si tiene algún tipo de resentimiento y piensa: «Este es mi fruto. Yo los levanté con arduo trabajo y ahora esto fue en vano. Mi célula ahora es pequeña», esto quiere decir que usted está buscando su propia gloria.
Si busca su propia gloria, su fidelidad puede cambiar en cualquier momento. Si no tiene fruto rápidamente, o si no puede aceptar el crédito por los buenos frutos que surgen, entonces se sentirá cansado y su pasión se enfriará. Espero que usted no busque su propia gloria en absoluto, y que simplemente busque solo la gloria completa de Dios. Solo así toda su fidelidad será premiada como recompensa eterna y gloria.
3. Debe examinar si usted se preocupa por los demás o si quiere que los demás se preocupen por usted
En Hechos 20:35 nos dice: «...más bienaventurado es dar que recibir». Al cumplir con su tarea, de manera natural usted intentará dar en vez de recibir. Se preocupará por las almas que son débiles y tienen problemas, como cuida a su propia familia. Sin embargo, si la llenura del Espíritu se debilita por un momento, podría sentir el deseo de recibirla.
Es posible que piense: «¿cómo puede ser que no reciba ninguna bendición a pesar de trabajar tan duro?» Ahora sus pensamientos carnales siguen creciendo de la siguiente manera: «Yo trabajo más duro que otros pero nadie lo sabe». Usted medita más acerca de sus propios problemas de lo que solía considerar los problemas de las demás almas primero.
Posiblemente piensa: «¿está el pastor de zona orando por mí? Cuando los demás atraviesan pruebas, el pastor a menudo los visita e incluso ayuna por ellos, ¡pero no está realmente haciendo nada por mí!» Si los demás le aconsejan que sea más fiel, es posible que se sienta mal y piense: «ellos solo quieren señalar mis errores sin entender mi situación».
A pesar de que haya trabajado como líder en la iglesia y escuchado los mensajes de bondad durante mucho tiempo, si usted no ha cultivado la bondad en su vida, eventualmente su verdadero corazón será revelado. Es decir, en lugar de tratar de cuidar las mentes de los demás, le gustaría que otros lo entiendan y le sirvan.
Jesús fue colgado de la cruz a pesar que Él era inocente. Incluso en dicha situación, Él no lamentó el dolor que estaba sufriendo. Él trató de consolar el corazón de Dios que estaba sufriendo y oró por las almas que se quedarían. Usted puede entrar al espíritu completo rápidamente solo cuando intente ver el dolor de los demás en lugar del suyo propio. Debe entender el corazón del resto de personas y ayudarles.
Amados hermanos y hermanas en Cristo: Dios es la Luz perfecta que no tiene maldad ni sombra de variación. Además, así como Él es perfecto, también quiere que Sus hijos sean perfectos. Les animo a que examinen su corazón, palabras y obras, y que incrementen su fe rápidamente. Ruego en el nombre de nuestro Señor que al hacer esto pueda cultivar una bondad perfecta, no la bondad carnal que proviene del conocimiento o la arrogancia.
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