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El amor de Dios

Noticias Manmin   No. 199
4189
Octubre 25, 2015


«Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él» (1 Juan 4:16).








Pastor Principal Dr. Jaerock Lee






Si usted mora en Su amor no hay nada que temer y no le faltará nada. A pesar de que usted no tenga un alto grado de inteligencia, educación, conocimiento, dinero o algún trasfondo de valor, Dios cuidará de usted si confía completamente en Él.

Todos pueden experimentar respuestas y bendiciones en el amor de Dios si guardan los mandamientos y viven en la verdad. Ahora profundicemos detalladamente en el amor de Dios.


1. El amor de Dios es el tipo de amor que espera que cambiemos

Con referencia en Lucas 15, podemos comprender cómo un padre espera. Un hombre tiene dos hijos, y uno de ellos pide su herencia por adelantado y viaja a un país distante. Es posible que tenga el sueño de convertirse en alguien exitoso en ese nuevo lugar. Sin embargo, la realidad fue dura. Él no fue exitoso en lo absoluto, más bien, se entregó a sí mismo al derroche y perdió toda su fortuna. El momento que en ese lugar hubo hambruna, ni siquiera podía comer el alimento que le daban a los cerdos.

En ese momento comenzó a pensar en su Padre. Él pensó: «En la casa de mi padre, incluso los sirvientes tienen suficiente comida, y yo aquí estoy muriendo de hambre. Debería regresar a mí hogar». Por supuesto, él no esperaba que su padre lo perdonara y lo volviera a aceptar. Al verlo regresar a su padre y estar en una condición tan pobre, es posible que lo echara. Tal vez podría haber simplemente borrado de su mente a su segundo hijo.

Sin embargo, el corazón del padre era completamente diferente a lo que el hijo pensó que sería. El padre le dio el dinero de la herencia porque él se lo demandó de manera muy vigorosa, pero desde el día que el hijo se fue, el padre no se sintió tranquilo ni un solo día. Él observaba el camino que salía del pueblo y esperaba que su hijo regresara. El problema no se trataba de lo malo que el hijo había hecho. Fue porque era su hijo amado y no podía renunciar a él. Él no estaba esperando para regañarlo por sus malas acciones. Estaba esperando quitarle la ropa vieja y sucia, y ponerle lo mejor de la ropa y zapatos. Estaba esperando para ofrecer una gran fiesta para él.

Entonces, ¿qué pasa con el corazón de Dios, que prepara todas las cosas para nosotros y creó al hombre a Su imagen? Él espera que aceptemos a Jesucristo, recibamos el Espíritu Santo y que cambiemos. Espero que también podamos llegar a comprender su corazón. Cuando cambiamos y nos convertimos en Sus hijos verdaderos, lo que Dios quiere darnos es la Nueva Jerusalén.

Él está esperando para compartir la gloria del hermoso Cielo que Él creó con toda Su sabiduría y poder.


2. El amor de Dios es el tipo de amor que espera durante mucho tiempo hasta que cambiemos

Existe un esperanza ferviente cuando Dios espera. Puede soportar en la medida de Su sinceridad. El soportar no es simplemente sentarse y esperar que las cosas tomen el rumbo que usted quiera. El soportar debe estar acompañado de los equivalentes en el esfuerzo y la responsabilidad.

A medida que Dios ha estado cultivando los seres humanos, Él ha sufrido tanta tristeza y dolor. Uno de los creyentes dijo que comenzó a lamentarse ya que estaba leyendo el Antiguo Testamento acerca de los israelitas durante el Éxodo. Él dijo que no podía entender cómo la gente podía quejarse tanto contra Dios y adorar a los ídolos a pesar de que Dios les mostró un poder tan grande. Pero otro creyente dijo: «Hermano, no es solo el pueblo de Israel, así éramos nosotros antes de cambiar», y él no pudo discutir al respecto.

Es cierto. No son solo los hijos de Israel que se olvidaron del amor de Dios incluso antes de experimentar grandes cosas y recibir tanta gracia. Cualquiera que su corazón no haya cambiado por la verdad hará lo mismo. Ayer alababan a Dios, pero ahora se estaban quejando. Frente a las dificultades pronto comenzaron a quejarse, y si no obtenían pronto sus respuestas a sus oraciones, ellos perdían toda la gracia que recibían.

Si la llenura del Espíritu ya no es lo que era antes y si las cosas de este mundo nuevamente llaman su atención, primeramente debe examinar su vida de creyente. Debe examinar si su fervor por despojarse del pecado se ha enfriado o no, o si su adoración y fe se han convertido en mera formalidad.

Sin embargo, en muchos casos, si ellos pierden la gracia, con facilidad echan la culpa a los demás o a las circunstancias en vez de examinarse a sí mismos. No se atreven a quejarse abiertamente contra Dios, pero secretamente albergan resentimientos contra Él. En esos momentos ellos quieren creer las palabras de tentación en vez de intentar seguir la bondad.

A pesar de que pueden experimentar cientos de milagros de parte de Dios, si hay algo que no está de acuerdo con sus pensamientos, ellos se olvidan por completo de los cientos de milagros. Incluso si se acuerdan comienzan a pensar que ha sido mera coincidencia. Este es un atributo de la carne.

Dios a veces tiene que dejar que se haga justicia, como en los casos del diluvio de Noé o de Sodoma y Gomorra. Si existe la fiebre aftosa, o la gripe aviar dando vueltas, no podemos salvar a los animales. En un sentido espiritual, si el pecado alcanza un límite, no existe otra opción y tampoco se pueden dar otras posibilidades. Pero aun así, Dios no nos castiga fácilmente diciéndonos: «Yo te he dado muchas oportunidades y ahora no tengo otra elección». Incluso cuando los padres terrenales deben castigar a sus hijos con una vara, el corazón de ellos se quebranta. ¿Y cuánto mayor será el dolor de Dios cuando Él ve las almas que van por el camino de la destrucción?

Leemos en Romanos 8:26 que dice: «Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles». Cuando los creyentes son débiles para vivir en la Luz, el Espíritu Santo sufre con gemidos demasiado profundos para expresarlo con palabras.

Cuando Dios ve a Sus hijos cometiendo pecados y sufriendo pruebas causadas por las acusaciones de Satanás, Él sufre el dolor con ellos. Ese dolor se ha almacenado en Su corazón por miles de años. Tal como está escrito en 2 Pedro 3:15, debido al amor de Dios que ha soportado todos estos dolores por tanto tiempo, existen innumerables frutos del reino celestial.


3. El amor de Dios es el amor que cree que nosotros cambiaremos

La razón por la cual puede esperar es porque Él cree que Sus esperanzas serán cumplidas. Si los agricultores no creen que habrá gran cosecha no sembraran la semilla. Usted tiene hijos porque cree que ellos podrán crecer bien. Si ustedes invierten toda su vida en cierto negocio, significa que creen que el negocio será exitoso. Si ustedes creyeran que irá mal, no invertirían en él todo lo que tienen.

Dios comenzó el cultivo de la humanidad porque cree en nosotros. Aunque Lucifer lo traicionó, y Adán le desobedeció, y aun a costa de renunciar a su unigénito Hijo en la cruz, Él todavía cumple la providencia del cultivo de la humanidad. Es porque Él cree en nosotros. Los discípulos, que permanecieron en este mundo, tenían varios tipos de debilidades. Pero Jesús creyó que ellos cambiarían e incluso que se convertirían en mártires. Debido a que Él creyó esto, pudo tomar la cruz con gozo.

El Señor está preparando su hogar celestial porque Él cree en usted como creyó en Sus discípulos. Hasta que Él nos encuentre en ese lugar, Él ni siquiera come, bebe o disfruta de ninguna fiesta. Él simplemente intercede por usted y yo en oración.

Amados hermanos y hermanas en Cristo: Dios y el Señor jamás dejan de protegerlos mientras los cuidan con ojos como de fuego y Ellos creen que ustedes se convertirán en verdaderos hijos de Dios. Dios nunca dudó que muchas almas surgirían como frutos de la Nueva Jerusalén en este tiempo final.

Esta fe, esperanza y espera no cambiará hasta que el Señor regrese, y Dios de seguro que cumplirá con Su providencia. Ruego en el nombre del Señor que al recordar Su amor ustedes puedan llegar a ser obreros preciosos que cumplan con la providencia de Dios en estos tiempos finales.


 

 

 
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