El corazón de Dios
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Noviembre 08, 2015 |
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 «No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas» (Mateo 6:31-32).
Pastor Principal Dr. Jaerock Lee
Dios sinceramente espera que Sus hijos vivan en paz y sin ningún tipo de preocupaciones o inquietudes. Él no solo conoce nuestras necesidades sino que también las satisface. Veamos ahora qué es lo que debemos hacer para comprender Su corazón y vivir en paz.
1. El corazón de Dios anhela que vivamos lejos de la pobreza, las enfermedades y el desastre
No es fácil no tener ninguna preocupación o problema en la vida. Esto se debe a que desde la caída de Adán, la tierra fue maldecida y la vida misma se convirtió en un sufrimiento (Génesis 3:17-18).
Además, puesto que la tierra fue maldita, se crearon muchos gérmenes o virus dañinos. Las personas llegaron a vivir con el miedo a las enfermedades. Por otra parte, la gente vive en el temor de los desastres naturales o accidentes constantemente.
La pobreza, las enfermedades y los desastres son los tres temas más destacados de preocupaciones y problemas. Aunque uno sea muy cauteloso, estos llegan sin aviso y sin ser deseados. Muchas personas sufren de enfermedades no solo causadas por los gérmenes o virus, sino también por «flaquezas».
El sentido bíblico de «flaqueza» es un estado en el que no se puede llevar a cabo actividades físicas normales debido a una o más partes del cuerpo que se paralizan o se degeneran. En Mateo 8:17 se hace una diferencia entre enfermedades y flaquezas, así: «Para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: El mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias».
La enfermedad en sí es dolorosa, pero los miembros de la familia también sufren dolores mentales; además plantea algunos riesgos financieros. No se puede trabajar si se está enfermo y posiblemente esto causa altas cuentas por pagar en el hospital. Por supuesto, es una gran bendición poder ser sanado de una enfermedad, incluso a un alto precio. Si se tiene una enfermedad incurable o terminal, se vive como una persona enferma por el resto de la vida o uno muere pronto.
También hay desastres que nos llegan sin previo aviso. Por ejemplo: es difícil evitar los desastres naturales como los tifones, terremotos, maremotos y accidentes de tránsito causados por otros conductores. Recientemente ha habido muchos accidentes de aviones, hundimientos de barcos o accidentes de autobuses o del metro que causan muchas muertes.
Como he explicado, la pobreza, las enfermedades y los desastres, son la principal causa de las preocupaciones de la gente. Sin embargo, ustedes que son creyentes en Dios y el Señor son diferentes a las personas de este mundo. Pueden vivir una vida libre de cualquier problema o preocupación.
2. Las claves para poder vivir una vida libre de preocupaciones y ansiedad y llena de fe son:
1) Creer en la Palabra de Dios y obedecer
Si usted tan solo obedece los dos mandamientos más básicos (es decir, guardar el Día del Señor como día santo y dar los diezmos completos), la mayor parte de su pobreza, enfermedades y desastres desaparecerán.
La mínima evidencia con la que se puede demostrar que somos hijos de Dios que creen en Él, es guardando el Día del Señor santo y dando el diezmo completo. Si se muestra esta mínima fe, no tendremos que preocuparnos por la pobreza, las enfermedades y los desastres. ¡Cuán grandioso es el amor de Dios!
Aquellos de ustedes que han creído la Palabra de Dios y obedecido, deben haber experimentado que la pobreza se ha ido en pocos años. Por ejemplo: en el campo comercial, incluso las cosas más difíciles se resuelven y se obtienen más pedidos de los clientes. Además, no se dan pérdidas de dinero ya que no se sufre robos ni estafas, ni enfermedades, ni se enfrenta desastres.
Desde que fui un nuevo creyente, yo creí en las palabras de la Biblia y las puse en práctica. Incluso cuando tuve grandes deudas y luché para pagar solo los intereses, siempre di más de lo correspondientes en mis diezmos. Como resultado, he sido muy afortunado, por lo cual con confianza puedo decir que doy la mayor cantidad de diezmos y ayudo a los más necesitados entre todos los pastores en el mundo (Malaquías 3:10).
Desde que conocí al Señor y llegué a vivir por la Palabra, nunca he estado en un hospital ni he tomado ningún medicamento. Tampoco he tenido que enfrentar algún desastre. Lo mismo ha ocurrido con mi familia.
Si usted guarda el Día del Señor como un día santo y da los diezmos completos, Dios apartará de su vida la pobreza y lo protegerá de los desastres y las enfermedades. Sin embargo, en ciertas ocasiones, algunas personas se enfrentan a una enfermedad o un desastre a pesar de que mantienen estos dos mandamientos. Entonces, tiene que haber una razón para ello. No hay manera de que Él no lo bendiga o proteja si usted obedece Su Palabra.
Si no lo hace, es porque usted está yendo en contra de la voluntad de Dios. Por ejemplo: con respecto a una enfermedad grave como el cáncer, en muchos casos, la persona o sus familiares cometen pecados que conducen a la muerte.
Por supuesto, hay otros casos en que estas enfermedades son permitidas por Dios en providencia especial. En el libro Dios el Sanador, así como en sus sermones homónimos, se explica más sobre esto.
En ciertas ocasiones las personas enfrentan situaciones difíciles como lo es la bancarrota de sus negocios o ser despedidos de sus trabajos. Si usted busca razones espirituales para esto, en muchos casos es porque cometieron obras evidentes de la carne que despojan de la salvación (Gálatas 5:19-21). En tales casos, aunque mantienen el Día del Señor santo o dan los diezmos completos, Dios no puede protegerlos. Por consiguiente, deben arrepentirse por completo y apartarse de los pecados.
Es decir, deben alejarse plenamente y cambiar por completo. Dado que Dios es amor, Él siempre quiere bendecir a Sus hijos y cuidarlos.
2) Buscar primero el Reino de Dios y Su justicia
Algunas personas guardan el Día del Señor santo y dan los diezmos completos e incluso no comenten pecados graves, pero siguen viviendo en sus preocupaciones y problemas. Esto se debe a que su crecimiento de la fe está en un estancamiento. Es decir, su fe no está madurando para ser capaces de buscar primero el reino de Dios y Su justicia.
Si los niños han crecido hasta convertirse en adultos jóvenes, y sin embargo, solo les piden a sus padres que les den a ellos y no les devuelven nada a sus padres, significa que aún son niños pequeños. De la misma manera, si usted ha sido un creyente por un período significativo de tiempo y si todavía busca solo las cosas físicas, es algo vergonzoso.
Jesús dice lo siguiente: «No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas». Y luego dice: «Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas». Él prometió que si hacemos esto, Dios nos añadiría todas las cosas para que no nos falte nada (Mateo 6:31-33).
Yo he creido en esta promesa desde que era un nuevo creyente, así que me esforcé de la mejor manera para dar para el reino de Dios y para ayudar a los creyentes en necesidad. Como resultado de dicha fe, sigo siendo el que da mayores ofrendas. Pero sinceramente espero que pronto alguien más logre superarme.
Además, ha pasado un largo tiempo desde que me preocupaba u oraba acerca de los miembros de mi familia o mis necesidades físicas. Cuando entregué por primera vez mi corazón, mente, alma, dinero y tiempo para el reino de Dios y por las almas, Él se ocupó de todas mis necesidades y de las de mi familia. Él protegió y levantó a mis hijos. No solo me ha dado bendiciones financieras sino que también me ha protegido de enfermedades o desastres.
Si usted busca el reino de Dios y Su justicia primero con fe espiritual, Dios le dará bendiciones sobreabundantes en todo.
Amados hermanos y hermanas en Cristo: si ustedes creen en la Palabra, son obedientes a la misma y la ponen en práctica, al menos pueden vivir una vida pacífica, libre de preocupaciones y problemas sobre la pobreza, las enfermedades y los desastres (Éxodo 15:26).
Les animo a despojarse de todas las preocupaciones y problemas ante el Señor y a esforzarse por vivir de acuerdo a la Palabra de Dios. Si lo hacen, ruego en el nombre del Señor que ustedes se aferren a la Nueva Jerusalén con fuerza y que posean gran paz y felicidad.
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