El fruto de la paciencia
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Enero 10, 2016 |
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Pastor Principal Dr. Jaerock Lee
«Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio propio; contra tales cosas no hay ley» (Gálatas 5:22-23 LBLA).
En muchos casos, si las personas experimentan felicidad o no, depende de si pueden ser pacientes o no. Además, el resultado del estudio, trabajo negocio de alguien puede variar en gran manera dependiendo de la paciencia de cada individuo. Lo mismo sucede en los asuntos espirituales. Cuando queremos recibir una respuesta de parte de Dios, el fruto será diferente dependiendo de nuestra paciencia. Vamos a profundizar en este fruto de la paciencia.
1. El fruto de la paciencia sin necesidad de la palabra «paciencia».
La paciencia que es uno de los frutos del Espíritu Santo es la paciencia en todas las cosas. Esta paciencia se encuentra en un nivel más alto que la paciencia en el amor espiritual que se describe en 1 Corintios 13.
Paciencia espiritual no es ser paciente con la maldad, sino con la bondad. De hecho, si usted cultiva paciencia espiritual en su corazón, no tiene que intentar ser paciente, y tendrá un corazón más amplio.
Por ejemplo, cuando un bebé recién nacido tiene fiebre alta, la madre es quien sufre cuidando de su bebé. Es posible que tenga que estar despierta toda la noche o que no pueda comer, pero ella no tiene tiempo para pensar en sí misma. Ella se enfoca solamente en cómo puede hacer para que su bebé se sienta mejor. Y cuando la fiebre del bebé baja un poco, ella se pone muy feliz sin pensar siquiera en su propio sufrimiento.
La paciencia espiritual es de algún modo similar a esto. Es posible que haya dificultades hasta lograr su objetivo, si se trata de una meta personal, o para su santificación, o para la gloria de Dios. Puede esperar con fe y amor porque está enfocado en el fruto de ello con esperanza. Esto es paciencia espiritual. Con este fruto, usted no tendrá que intentar mantener la paciencia, puede permanecer en calma y sin ningún tipo de circunstancias capaces de inquietarlo.
2. Tres tipos de paciencia espiritual
Primero, necesitamos paciencia para reformar nuestro corazón.
Mientras más maldad tengamos en el corazón, tanto más difícil es ser paciente. Lucas 8:15 dice: «Mas la que cayó en buena tierra, éstos son los que con corazón bueno y recto retienen la palabra oída, y dan fruto con perseverancia».
Necesitamos paciencia y esfuerzos para cambiar nuestro corazón en un corazón de buena tierra. Para santificarnos, debemos ser obedientes a la verdad mediante la oración ferviente con todo nuestro corazón y con ayuno. Tenemos que dejar lo que alguna vez amamos, y si algo no es espiritualmente beneficioso, simplemente tenemos que despojarnos de ello.
No debemos detenernos a la mitad o simplemente dejar de tratar después de intentarlo un par de veces. Hasta que lleguemos a cosechar el fruto de la santificación completamente, debemos esforzarnos con dominio propio y actuar mediante la Palabra de Dios. Así como tenemos que trabajar para sacar una mala hierba desde su raíz para eliminar la maleza por completo, tenemos que orar y cambiar nuestros corazones hasta que saquemos la naturaleza pecaminosa de raíz.
Algunos pueden pensar que ya han desechado algo a través de la oración, pero lo encuentran de nuevo en sus corazones. De esta manera se desaniman. Es posible que encuentre formas de falsedad en usted hasta que pueda arrancar la raíz original de la naturaleza pecaminosa, pero esto no significa que no haya hecho un progreso espiritual. Cuando usted pela una cebolla, se puede ver el mismo tipo de capas que salen una y otra vez. No obstante, si continúa pelando la cebolla sin detenerse, finalmente la cebolla desaparecerá. Este mismo principio se aplica a la naturaleza pecaminosa.
No debe desanimarse por el simple hecho de que aún no lo haya desechado por completo. Debe tener paciencia hasta el final y continuar esforzándose más con esperanza para su renovación. Incluso si no hay ningún fruto visible que haya surgido de usted, si sigue actuando en bondad y verdad, no se cansará.
Cuando usted circuncida su corazón en la fe de esta manera, su alma prospera, todas las cosas le van bien y podrá disfrutar de salud.
Segundo, necesitamos paciencia para con otros.
Cuando usted tiene interacción con las personas que tienen diferentes personalidades y educación, es posible que surjan diferentes situaciones. Por ello, comenzando con asuntos triviales a los grandes y graves asuntos, usted puede tener diferentes pensamientos, y la paz podría también quebrantarse.
Sin embargo, aquellos que anhelan la santificación, es posible que consideren a los demás como hijos preciosos de Dios. Ellos tratan de adaptarse a los demás, no importa cuál es la situación y el tipo de persona que sea. De esta manera pueden establecer y mantener la paz. Ellos siempre entienden a los demás con un buen corazón y tienen que soportar mientras buscan el beneficio de los demás. Incluso cuando las demás personas actúan con maldad, ellos los toleran, y devuelven la maldad solo con bondad y no con la misma maldad.
Además de esto, tenemos que ser pacientes cuando evangelizamos o consolamos a las personas, o cuando entrenamos a los obreros de la iglesia para llevar a cabo el reino de Dios. Algunos son lentos en ser renovados a pesar de que han aprendido la verdad durante mucho tiempo y entablan amistad con el mundo. Debemos orar por ellos con lágrimas y lamento y soportar por ellos. Si usted siembra la semilla de la paciencia de esta forma, podrá sin duda obtener el fruto de acuerdo con la justicia de Dios.
Si usted padece con algunas almas hasta que cambien; orando por ellos con lágrimas, tendrá un corazón amplio como para poder albergar a todos ellos. Por lo tanto, obtendrá la autoridad y el poder de revivir a muchas almas. Además, si usted controla su corazón y siembra la semilla de la perseverancia incluso frente a las falsas acusaciones, Dios le permitirá cosechar el fruto de las bendiciones.
Tercero, necesitamos la paciencia en nuestra relación con Dios.
Cuando oramos y le pedimos algo a Dios, necesitamos paciencia para recibir las respuestas. Marcos 11:24 dice: «Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá».
Hay muchas promesas en la Biblia que Dios contestará las oraciones de Sus hijos. No obstante, en muchos casos las personas no reciben sus respuestas ya que no son lo suficientemente pacientes.
Las personas quizás pidan por una respuesta inmediata, pero es posible que Dios no les responda inmediatamente. Dios les responde en el momento más adecuado y oportuno, ya que Él lo sabe todo.
Si el motivo de su petición de oración es algo grande e importante, Dios puede responder solo cuando se alcanza la cantidad de oración necesaria. Los agricultores también deben ser pacientes cuando cultivan. Ellos pueden cosechar algunos cultivos después de algunas semanas o meses, pero para otros toma un año o incluso algunos años para cosechar los cultivos.
Si tenemos la fe para recibir la respuesta, debemos orar y actuar con fe hasta que recibamos la respuesta como fruto. Además, cuando pasamos por algunas pruebas de refinado del corazón o persecuciones en nuestra vida cristiana, podemos dar buenos frutos cuando tenemos paciencia.
José fue vendido a Egipto como esclavo a los 17 años de edad. A pesar de que él trabajó diligentemente, fue acusado injustamente y fue encarcelado. No obstante, él siempre confió en Dios que lo observaba, y creía firmemente en Su amor por Dios, que da lo mejor de Sí en el momento adecuado. Dios bendijo a José para convertirse en el segundo gobernante de Egipto luego del Faraón.
Le exhorto a obtener la victoria pensando en las recompensas del Cielo al hacer la obra de Dios, incluso si enfrentamos dificultades sin razón alguna (Santiago 1:2-4). Esa paciencia acrecentará su fe y hará que amplíe y profundice su corazón para que llegue a ser más maduro. Usted experimentará las bendiciones y las respuestas de Dios que Él prometió si alcanza completamente esta paciencia (Hebreos 10:36).
Amados hermanos y hermanas en Cristo: Dios espera mil años como un día para obtener hijos verdaderos, y cargó con el dolor de dar a Su Hijo unigénito por nosotros. El Señor soportó el sufrimiento de la cruz, y el Espíritu Santo también permanece con gemidos indecibles durante el tiempo del cultivo de la humanidad. Les animo a que cultiven completa paciencia al recordar el amor de Dios.
Al hacer esto, ruego en el nombre de nuestro Señor, que tengan frutos de bendiciones en sus hogares celestiales y que puedan disfrutar el verdadero gozo de la cosecha en este mundo (Salmos 126:5-6).
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