El fruto de la benignidad
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Enero 24, 2016 |
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Pastor Principal Dr. Jaerock Lee
«Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio propio; contra tales cosas no hay ley» (Gálatas 5:22-23 LBLA).
Si alcanzamos el fruto de la benignidad, seremos capaces de entender con bondad y aceptar con amor a cualquier tipo de persona. Incluso cuando las personas tienen algunas fallas grandes o han cometido pecados graves, primero tendremos misericordia en lugar de emitir un juicio y condenación sobre ellos. Aborreceremos el pecado, pero no al pecador; entenderemos a esa persona y trataremos de ayudarla a vivir. Vamos a profundizar en este fruto de la benignidad.
1. ¿Qué es el fruto de la benignidad?
La benignidad es la cualidad o el estado de ser benigno. No obstante, el significado espiritual de la ‘benignidad’ se acerca al de la ‘misericordia’. El significado espiritual de la benignidad es «comprender en la verdad incluso a aquellos que no pueden ser comprendidos en absoluto por las personas». Es además el tipo de corazón misericordioso que es capaz de perdonar en la verdad incluso a los que no pueden ser perdonados por los hombres.
Dios posee este corazón de compasión que es el corazón de misericordia hacia la humanidad. Salmos 130:3 (LBLA) dice: «Señor, si tú tuvieras en cuenta las iniquidades, ¿quién, oh Señor, podría permanecer?» Como acabamos de leer, si Dios no tuviera misericordia y nos juzgara de acuerdo a Su justicia, nadie podría estar delante de Él.
Pero de acuerdo con la justicia, Dios perdonó y aceptó incluso a aquellos que no podían ser perdonados ni aceptados. Para poder hacerlo, Él dio la vida de Su Hijo unigénito. Dios anhela que los hijos crean en el Señor y cultiven el corazón misericordioso.
2. Características de aquellos que han producido el fruto de la benignidad
En primer lugar, no tienen prejuicios.
La gente del mundo a menudo juzga a los demás por las apariencias. Sus actitudes hacia las personas cambian dependiendo de cómo juzgan las circunstancias. Los hijos de Dios no deben tener prejuicios. Debemos considerar a los demás mejores a nosotros mismos, y servirles con el corazón del Señor (Santiago 2:1-4).
Incluso si usted piensa que no juzga a los demás en función de su riqueza, fama, o apariencia, por favor examine si tiene cualquier favoritismo o prejuicio, incluso espiritualmente. Por ejemplo, ¿qué pasaría si siente que realmente no se puede tener una conversación significativa con ciertas personas a pesar de que han sido cristianos por mucho tiempo, debido a que no tienen suficiente comprensión espiritual?
También, cuando una persona está pasando por algunas pruebas de fe existen personas que hablan al respecto y condenan al individuo como si se encontraran en la silla del juez. Cuando las personas llevaron ante Jesús a la mujer que había cometido adulterio, Él mostró mucha misericordia al decirles: «El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella» (Juan 8:3-11).
Cuando ve a alguien que está recibiendo un castigo de parte de Dios, si posee un corazón misericordioso entonces debe tener compasión y esperanza de que esa persona lo superará.
En segundo lugar, tienen compasión con aquellos que están enfrentando dificultades y disfrutan poder ayudarles.
No simplemente sentiremos lástima en nuestro corazón por ellos y diremos: «¡Anímate y sé fuerte!» Si nuestro corazón es veraz, haremos algo para dar a nuestros hermanos y hermanas ayuda sustancial (Santiago 2:15-17).
Santiago 2:15-17 nos dice: «Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma».
Cuando una persona se muere de hambre si solo piensa: «es una lástima», y no hace nada porque no tiene suficiente por usted mismo, no es misericordia. Si realmente siente lástima con un corazón veraz, puede compartir o incluso darle su porción. Cuando ve a alguien que está sufriendo de cualquier tipo de problema, usted debe querer ser de cierta ayuda y liberarlos del dolor. Eso es misericordia.
Proverbios 19:17 dice: «A Jehová presta el que da al pobre, y el bien que ha hecho, se lo volverá a pagar». Si usted cuida de las almas con el corazón del Señor, Dios ciertamente lo recompensará con Sus bendiciones.
En tercer lugar, no señalan con facilidad los errores de los demás.
Sin embargo, si tenemos misericordia no podemos a la ligera castigar, reprender o señalar las deficiencias. Cuando nos limitamos a dar un consejo, lo haremos con una mente en oración y cuidando el corazón de esa persona (Proverbios 12:18).
Por su propia arrogancia y criterios, algunas personas frecuentemente señalan los defectos de los demás individuos. Incluso si lo que dice es cierto, si usted señala deficiencias dentro de su propia arrogancia o criterios, sin tener amor, esto no produce vida. Los demás no cambiarán como resultado de los consejos, de hecho, sus sentimientos se verán afectados y se desalentarán perdiendo fuerza.
Al tratar con un niño pequeño, no debería revelar las fallas de una manera que le ofende o lo haga tropezar. Cuando usted tiene que dar consejos, ya que es absolutamente necesario, debe hacerlo con amor, pensando desde el punto de vista del otro y con cuidado de esa alma. Solo de esa manera la otra persona puede cambiar.
En cuarto lugar, estas personas son generosas con todos.
En Lucas 6:32 leemos: «Porque si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores aman a los que los aman». La mayoría de las personas pueden dar generosamente lo que tienen en cierta medida a todos aquellos que aman. Podemos dar el fruto de la misericordia cuando podemos dar de nosotros mismos, sin esperar nada a cambio.
Jesús ofreció amor ilimitado incluso a una persona como Judas Iscariote y repetidamente le brindó oportunidades, una y otra vez, para que pudiera arrepentirse. Incluso cuando estaba siendo crucificado, Jesús oró por los que lo estaban crucificando. Esta es la misericordia con la que podemos ser perdonados y perdonar incluso a los que no pueden ser perdonados en absoluto.
Usted debe ser capaz de aceptar y abrazar a los demás a pesar de que el carácter de ellos y sus opiniones no estén de acuerdo con las suyas. Debe pensar primero desde el punto de vista de esa persona. Entonces, puede cambiar los sentimientos. Si uno piensa: ¿Por qué razón hace eso? Es que no lo puedo entender..., entonces solo tendrá resentimientos y tendrá sentimientos incómodos cuando la vea.
Sin embargo, usted puede pensar: Ah, la situación en la que él está lo hace actuar de esta manera. Entonces, puede cambiar los sentimientos de descontento. A medida que cambia sus pensamientos y sentimientos de buena manera, usted puede sacar el odio y otros sentimientos malos, uno por uno. Entonces podrá aceptar y servir a cualquier tipo de personas.
En quinto lugar, las personas que han producido el fruto de la benignidad espiritual pueden atribuir honor a los demás.
Cuando algo es hecho de buena manera, las personas con benignidad espiritual pueden darle el honor a los demás, y cuando algo sale mal pueden aceptar la culpa. Cuando trabaja junto a otras personas, a pesar que usted haya hecho un mejor trabajo y las demás persona reciben todo el reconocimiento y son elogiadas más que usted, puede regocijarse con ellos como si fuera su propia felicidad. Usted no sentirá ninguna molestia al pensar que ha hecho más trabajo y que esa persona es más elogiada a pesar de que tiene muchas deficiencias.
Solo tendrá gratitud al pensar que aquella persona puede ganar más confianza y trabajar con mayor esfuerzo luego de ser elogiada por los demás. Puede entender este corazón más fácilmente si piensa en una madre que se sacrifica por sus hijos.
Si una madre realiza algo junto a su hijo y solo el hijo recibe la recompensa, seguramente no habrá ninguna madre que se queje diciendo que ella no obtuvo ninguna recompensa. Si nosotros tenemos el fruto de la benignidad, podemos poner a cualquier persona delante de nosotros y atribuirle el mérito.
Amados hermanos y hermanas en Cristo: la benignidad espiritual es una característica de Dios el Padre que está lleno de gracia y amor. No solo la benignidad, sino cada uno de los frutos del Espíritu Santo es también el corazón del Dios perfecto.
Es mi anhelo que usted pueda producir el fruto del Espíritu Santo por completo. Al hacer esto, ruego en el nombre del Señor que usted pueda sobreabundar de bendiciones y disfrutar de la gloria reluciente como el sol en el Cielo.
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