El fruto de la mansedumbre
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Marcha 13, 2016 |
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Pastor Principal Dr. Jaerock Lee
«Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio propio; contra tales cosas no hay ley» (Gálatas 5:22-23, LBLA).
Por lo general, la gente dice que uno es manso cuando tiene una personalidad blanda y tranquila. Sin embargo, la mansedumbre que Dios reconoce no solo tiene que ver con ser blando y tranquilo. Entonces, ¿cómo se puede alcanzar el fruto de la mansedumbre que es uno de los nueve frutos del Espíritu?
1. Al tener el corazón que comprende y da lugar a toda persona
La mansedumbre espiritual es tener la sabiduría y la capacidad de discernir entre el bien y el mal y, al mismo tiempo, ser capaz de comprender y aceptar a toda persona porque en ellas no existe el mal. Es decir, es tener generosidad virtuosa a la par con un carácter blando y tranquilo. Si usted posee esta generosidad virtuosa, no solo será blando todo el tiempo, sino que también tendrá una dignidad fuerte cuando sea necesario.
El corazón de una persona mansa es suave como el algodón. Si usted arroja una piedra al algodón o si lo pincha con una aguja, este simplemente cubrirá y abrazará el objeto. De igual manera, sin importar cómo nos traten las demás personas, aquellos que son espiritualmente mansos no tendrán malos sentimientos en su corazón hacia ellas. Es decir, no se enojan ni sienten incomodidad. Tampoco causan que los demás se sientan incómodos. No juzgan ni condenan sino que comprenden y aceptan a la gente.
Muchos se acercarán a los mansos porque en ellos encontrarán consuelo y descanso. Son como un árbol grande con muchas ramas sobre las cuales las aves pueden posarse, anidar y descansar.
Por ejemplo: Moisés fue reconocido por Dios por su mansedumbre. Números 12:3 dice: «Y aquel varón Moisés era muy manso, más que todos los hombres que había sobre la tierra». El número de los hijos de Israel era más de seiscientos mil hombres adultos. Incluyendo las mujeres y los niños, eran más de dos millones de personas. Estar solo, al frente de ese gran número de personas, es una tarea muy difícil para una persona común. Los israelitas se quejaron y se levantaron en contra de Moisés a pesar de que él les mostró gran poder. Solo al ver el hecho de que Moisés condujo a estas personas en el desierto durante 40 años, podemos entender cuán manso era Moisés en lo espiritual.
Mateo 5:5 dice: «Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad». En este caso, heredar la tierra no significa que se recibirá un pedazo de tierra en este mundo. Significa que, en la medida en la que se alcance la mansedumbre, se recibirá una mayor porción de tierra en los Cielos.
Aunque usted posea un gran pedazo de tierra en este mundo, no podrá llevarlo al Cielo. Pero si usted recibe tierra en los Cielos por haber alcanzado la mansedumbre, esta será su heredad eterna. En aquel lugar usted podrá pasar momentos de felicidad por siempre con el Señor y sus seres amados.
2. La mansedumbre espiritual es como la buena tierra
Un corazón manso es, en lo espiritual, semejante a la tierra buena. Si un hombre tiene mucha maldad, su corazón se endurece como la tierra junto al camino y no podrá aceptar la verdad. Aunque escuche la verdad y reciba la gracia de Dios, pronto tendrá dudas y la gracia lo abandonará a medida que la olvida para ir tras las cosas del mundo. Pero aun este tipo de tierra del corazón puede ser transformado en tierra buena si la persona obra diligentemente para lograr el cambio.
Incluso una tierra muy estéril puede convertirse en buena tierra si el agricultor la cultiva diligentemente. De la misma manera en la que cambian las características de la tierra, el corazón del hombre puede ser transformado por el poder de Dios.
Aun los corazones que están endurecidos como la tierra junto al camino pueden ser cultivados con la ayuda del Espíritu Santo. Incluso los corazones que tienen mucha maldad pueden convertirse en corazones mansos cuando se han despojado de la maldad. Aun los corazones llenos de maldad, celos, envidias y otras formas de maldad pueden llegar a ser blandos y mansos. Mientras más cultive su corazón de esta manera, mayor será la producción del fruto de la mansedumbre.
Sin embargo, su corazón no puede ser transformado de manera automática tan solo por haber recibido el Espíritu Santo. También tiene que haber su propio esfuerzo. Usted debe orar sin cesar y con fervor, y debe pensar, hablar y actuar en la verdad en todas las cosas. No debe darse por vencido después de varias semanas o meses, sino que debe seguir esforzándose hasta el final. Cuando muestra este tipo de esfuerzo, Dios lo va a considerar y le dará de Su gracia y poder, y el Espíritu Santo lo ayudará.
A medida que usted cultiva la tierra de su corazón para que sea buena, naturalmente producirá también otros frutos del Espíritu Santo. Pero la mansedumbre está relacionada de manera más estrecha con la labranza de la tierra del corazón. No podremos ser mansos a menos que nos despojemos del mal carácter, el odio, la envidia, la codicia, las enemistades, la vanagloria, la soberbia, etc. Con estas características del corazón, la gente no encontrará paz en nosotros.
Es por eso que la mansedumbre tiene una conexión más cercana con la santificación en sí que con los demás frutos del Espíritu Santo. Si tenemos mansedumbre espiritual recibiremos respuestas a cualquier cosa que pidamos, tal como se obtienen los buenos frutos luego de sembrar en buena tierra. También podremos escuchar claramente la voz del Espíritu Santo y prosperaremos en todas las cosas.
3. La mansedumbre espiritual con la generosidad virtuosa
Primero, la generosidad virtuosa se presenta en forma de acciones dignas y moderadas. Los que son solo blandos todo el tiempo sin el discernimiento adecuado, no pueden aceptar a los demás. Ellos serán despreciados y utilizados por otras personas. Aquellos que tienen tanto mansedumbre como generosidad virtuosa, tienen un nivel adecuado de juicio; hacen lo que es correcto al discernir lo que está bien y mal.
Cuando Jesús purificó el Templo y reprendió la hipocresía de los fariseos y los escribas, fue muy fuerte y severo. Él tiene un corazón manso para no ‘romper la caña cascada ni apagar el pábilo que humea’, pero aun así, Él reprendió al pueblo con dureza cuando tenía que hacerlo. Si usted tiene tal dignidad y rectitud en el corazón, las personas no lo mirarán con desprecio a pesar de que nunca levanta la voz o trata de convertirse en alguien rígido.
El aspecto exterior también está relacionado con la posesión de las maneras del Señor y las obras perfectas del cuerpo. Los que son virtuosos tienen dignidad, autoridad e importancia en sus palabras; no hablan descuidadamente palabras sin sentido. Además, visten con la ropa adecuada para cada ocasión. Tienen expresiones faciales apacibles, y no caras bruscas o frías. Aquellos que son virtuosos y generosos harán todo con rectitud, y también tendrán consideración para hacer que las personas se sientan cómodas.
A continuación, la generosidad virtuosa se presenta en acciones de misericordia y compasión. Estas personas no solo ayudan a los que están en necesidad financiera, sino también a los que se sienten espiritualmente cansados y débiles, al consolarlos y mostrarles la gracia.
Por ejemplo: supongamos que un creyente está sufriendo persecución debido a su fe. En este caso, algunos líderes sienten compasión solo en sus corazones. Por otra parte, otros líderes personalmente le animan y consuelan, y también le ayudan con sus obras y acciones de acuerdo con la situación. Cuando las personas mansas se muestran en lo externo con obras generosas, pueden dar gracia y vida a los demás.
Amados hermanos y hermanas en Cristo: Hay quienes dicen: «No puedo evitarlo. Así nací», cuando las cosas no salen como lo desean. Los que verdaderamente creen en Dios, sin embargo, no actuarán de este modo. Por la obra del Espíritu Santo podemos cambiar las características y lo más secreto del corazón.
Incluso la naturaleza del mal carácter, la arrogancia, la mente egoísta y la fuerte soberbia puede cambiar y convertirse en un corazón amable y virtuoso cuando nos alejamos de la maldad y cultivamos el corazón. Aun el carácter introvertido y tímido puede tornarse valiente y generoso para ayudar a los demás.
Anhelo que usted cultive con diligencia su corazón y produzca el hermoso fruto de la mansedumbre para que puede ser un vaso grandioso como lo fue Moisés.
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