Jesús fue acostado en un pesebre
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Septiembre 25, 2016 |
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Pastor Principal Dr. Jaerock Lee
«Que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor. Esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre» (Lucas 2:11-12).
Jesús tiene la forma de Dios y es el Señor de todas las cosas en el universo, el «Rey de reyes» y «Señor de señores» (Filipenses 2:6; Apocalipsis 19:16). Ahora, ¿por qué razón tuvo que venir a este mundo en carne, ser acostado en un pesebre y vivir como alguien pobre?
1. Razón por la cual Jesús nació en un establo y fue acostado sobre un pesebre
En Lucas 2 vemos la escena en la que la virgen María y su esposo, José, fueron a Belén para registrarse en un censo, y fue allí donde tuvo que dar a luz a Jesús.
Muchas personas se habían conglomerado en Belén y llenaron todas las posadas. María no tuvo otra opción que dar a luz a Jesús en un establo. Debido a que no había lugar adecuado para poner a Jesús, que estaba envuelto en pañales de tela, María colocó al bebé Jesús en un pesebre. Esto fue de acuerdo a la providencia de Dios.
En Eclesiastés 3:18 leemos: «Dije en mi corazón: Es así, por causa de los hijos de los hombres, para que Dios los pruebe, y para que vean que ellos mismos son semejantes a las bestias». Es posible que se pregunte por qué la Biblia dice que somos bestias y pensar que tal comparación es rara. Sin embargo, es la maldad del ser humano lo que a menudo lo coloca por debajo del rango de las bestias.
Con el fin de satisfacer la codicia material, las personas no dudan en discutir, demandar o incluso matar a sus propios miembros de la familia. Al principio, Dios creó al hombre a Su buena y santa imagen. No obstante, desde que el primer hombre, Adán, pecó, todos sus descendientes se volvieron pecadores y su espíritu murió. Eventualmente las personas perdieron el sentido de responsabilidad y comenzaron a cometer todo tipo de pecados y a satisfacer sus deseos mundanos y su avaricia.
En Juan 6:51 Jesús nos dice: «Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo». En este caso, «Yo soy el pan vivo que descendió del cielo», significa hacer de la Palabra de Dios nuestro pan diario en el corazón.
Así como la vida se sostiene a través del consumo de alimentos, el espíritu se mantiene a través del consumo de pan espiritual. Esta es la razón por la cual Jesús, la Palabra de Dios, vino a este mundo en carne y se hizo a sí mismo el pan de vida para toda la humanidad. Solo cuando comemos el pan de vida entregado por Jesús podemos recuperar la imagen de Dios que habíamos perdido. Para poder revelarnos esta providencia, Dios permitió que Jesús fuera acostado en un pesebre.
Entonces, ¿cómo podemos ser liberados de vivir como bestias y desarrollar las responsabilidades que tenemos como personas? En Eclesiastés 12:13 leemos lo siguiente: «El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre». Cumplir con la responsabilidad del hombre es mantener los mandamientos de Dios. Por lo tanto, es hacer las cosas que la Biblia nos dice que hagamos, no hacer lo que la Biblia nos dice que no hagamos, guardar las cosas que la Biblia nos dice que guardemos y abstenernos de las cosas que la Biblia nos dice que nos abstengamos.
Dios no tiene la intención de complicarnos la vida. En su amor, los padres enseñan a sus hijos las obligaciones básicas de una persona al decirles que estudien o que limpien. De la misma manera, Dios enseña y dice a Sus hijos una variedad de cosas para que puedan cumplir sus responsabilidades como personas y llevar una vida bendecida. Es el gran amor de Dios que quiere que todas las personas sean salvas y entren en el cielo.
2. Razón por la cual Jesús vivió como alguien pobre
En Mateo 8:20 leemos: «Jesús le dijo: Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar su cabeza». A pesar de que anunció el evangelio y sanó a un sinnúmero de personas enfermas, Jesús no tenía un lugar designado para el descanso. A pesar de la miríada de milagros que realizó durante Su ministerio, ¿por qué Jesús vivió en la pobreza?
Tal como nos dice 2 Corintios 8:9: «Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos», Jesús vivió en pobreza para darnos la bendiciones de la prosperidad.
Cuando Adán vivió en el Huerto del Edén, había todo en abundancia y no necesitaba trabajar. No obstante, luego de pecar todas las cosas sobre la Tierra fueron maldecidas. Adán solo podía sostener su vida por medio del trabajo y con el sudor de su frente (Génesis 3:17). Puesto que todas las personas llegaron a ser pobres como resultado del pecado del primer hombre Adán, Jesús mismo vivió en pobreza con el fin de redimir a la humanidad de su pobreza.
Algunos dicen que es un error pedirle a Dios bendiciones materiales, pero muchos ejemplos de las promesas que nos dan bendiciones se encuentran en la Biblia. Además vemos que los padres de la fe como Abraham, Isaac, Jacob y José tuvieron temor de Dios y obedecieron Su Palabra, por ello vivieron en abundancia y en prosperidad. En la gracia de nuestro Señor, quien nos redimió de la pobreza, debemos ser capaces de recibir la bendición. Por supuesto, no hay que pedir bendiciones por codicia, sino para que nuestra riqueza se pueda usar para revelar la gloria de Dios a través de este tipo de buenas acciones como proporcionar alivio a los necesitados, apoyar la obra misionera y dar ofrendas especiales para la construcción de un santuario.
Dios anhela dar a Sus hijos todo lo que con anhelo le pidan mediante la fe (Mateo 7:11), pero no cualquiera que le pida en oración diciendo: «¡Dios, bendíceme!», recibirá de Sus bendiciones. Por ejemplo, tal como se nos dice en 3 Juan 1:2, donde leemos: «Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma», para que nosotros seamos prosperados en todas las cosas, primero debe prosperar nuestra alma. En este caso, al mencionar que «prospera tu alma», se refiere a recobrar la imagen perdida de Dios al vivir mediante Su Palabra.
Además, en Deuteronomio 28:2, leemos: «Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu Dios». Incluso si alguien vive mediante la Palabra de Dios, debe mostrarlo mediante la fe para poder recibir Sus bendiciones. Incluso un individuo de gran fe podrá cosechar abundantemente si ha sembrado de manera abundante. Si siembra escasamente segara escasamente (2 Corintios 9:6). El tipo de bendiciones que Dios nos da es «una buena medida apretada, remecida y rebosando». Se les dará en su regazo, ‘más del doble’ y, tanto como prospera su alma, Él le devolverá el treinta, sesenta y cien veces más.
«Cosechar abundantemente» no solo se refiere al monto o la cantidad de la propia siembra. Dios está interesado en el tipo de corazón, amor y fe con el que uno siembra, y acepta el aroma del corazón de cada persona. Cuando Jesús vio a una viuda pobre poner dos pequeñas monedas de cobre en el alfolí, felicitó a la mujer porque, a pesar de su pobreza, la viuda puso todo lo que tenía para vivir. Dios se complace con la fragancia de este tipo de corazón y devoción.
Amados hermanos en Cristo: es mi anhelo que puedan darse cuenta del amor y la providencia de Dios al enviar a Su Hijo Jesús, acostarlo en un pesebre y permitir que viviera en pobreza. Ruego en el nombre del Señor que al hacer esto acepten al Señor Jesucristo, realicen las responsabilidades del ser humano y glorifiquen a Dios, quien les responderá y los salvará.
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