[El Mensaje de la Cruz] La providencia de Jesús al usar la Corona de Espinas
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Junio 30, 2007 |
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Y le vistieron de púrpura, y poniéndole una corona tejida de espinas, comenzaron luego a saludarle: ¡Salve, Rey de los judíos! Y le golpeaban en la cabeza con una caña, y le escupían, y puestos de rodillas le hacían reverencias (Marcos 15:17-19).
Aprender sobre los detalles específicos del sufrimiento del Jesús les ayudará a comprender el amor de Dios en gran profundidad y conducir una vida en Cristo más celosamente. Su corazón pudo ser profundamente removido cuando usted se dio cuenta sobre la providencia de Jesús al ser latigado y al derramar Su sangre, y al usar corona de espinas. Las explicaciones en la última edición de Noticias de Manmin Central sobre la providencia de Jesús al ser latigado será continuada en esta edición con explicaciones sobre la providencia de Jesús al usar la corona de espinas.
1. Jesús usando la Corona de Espinas
Como el hijo de Dios, solamente tiene sentido que Jesús usara una corona de honor y gloria. Sin embargo, en medio de Su sufrimiento, Jesús usó una afilada corona de espinas (Marcos 15:17). Soldados romanos tejieron una corona que era más pequeña que el tamaño de la cabeza de un hombre, la hicieron con las ramas de un árbol llenas de espinas, y la forzaron en la cabeza de Jesús. Cuando las largas y resistentes espinas penetraron la cabeza de Jesús, el dolor en Su cuero cabelludo destrozado fue acompañado por los ríos de sangre que empaparon Su cara con sangre. ¿Por qué uso Jesús la corona de espinas y derramo su sangre? Esto fue hecho para perdonar a los hombres de los pecados que ellos cometieron en sus pensamientos. Ya que hay falsedad en el corazón del hombre, este entretendrá los pensamientos falsos y las emociones malignas. Este mundo no considera los pensamientos y el corazón malignos como “pecado” siempre y cuando tales pensamientos y emociones no sean expresados en acciones, pero la Biblia nos dice que almacenar pecado en nuestro corazón y en nuestros pensamientos es pecado (Mateo 5:28; 1 Juan 3:15). Dentro del cerebro del hombre esta un dispositivo de memoria que almacena y aplica el conocimiento. Toda la información que un individuo ha visto, escuchado y aprendido desde su nacimiento es almacenada con la emoción, y este es el conocimiento. Las circunstancias y el medio ambiente en el cual cada persona fue criada y educada difieren de persona en persona. Aun si dos personas fueron educadas por la misma persona en el mismo medio ambiente, las clase de emoción con la cual cada persona acepto la información es diferente y esto es el por qué ellos tendrán diferentes grupos de valores y el estándar por el cual ellos diferencian lo bueno de lo malo. Los “Pensamientos” son la reproducción de tal conocimiento en base a la necesidad, y debido a que cada individuo posee diferente conocimiento, la gente pensará diferentemente incluso cuando ellos presenciaron un evento idéntico. Esto es el por qué la cultura que usted ha cultivado en su país puede convertirse en motivo de criticismo en otro país, mientras lo que usted ha aprendido que es erróneo en su propia tierra puede ser estimado como correcto en otro lugar. Además, como los pensamientos de las personas en este mundo son gobernados por Satanás, ellos están a menudo en conflicto con la verdad. Por ejemplo, cuando alguien más es elogiado, Satanás gobierna la falsedad y trae la insatisfacción o la consternación de las personas. Si las personas solamente tuvieran conocimientos verdaderos, entonces, Satanás no podría controlar sus pensamientos; ellos solamente pensarían, ‘Es muy bueno que ellos sean elogiados’, y se regocijarían en la verdad. Ya que el hombre sólo ha almacenado conocimientos falsos en su mente, todos sus pensamientos pueden solamente ser falsos por naturaleza. Si el conocimiento falso es transformado por la verdad, entonces, los pensamientos de las personas solamente pueden ser transformados en pensamientos verdaderos. Para alcanzar esto requiere de escuchar diligentemente la Palabra y de hacer pan con ella. Cuando usted se transforma usted mismo por medio de adorar a Dios en espíritu y en verdad y acepta la Palabra siempre con ‘Si’ y ‘Amen’, usted podrá entrar en espíritu rápidamente y almacenará sólo pensamientos verdaderos.
2. La Mente instituida en la carne
Cuando escuchan la Palabra de Dios, algunas personas dicen “Amen”, si los mensajes están de acuerdo con sus pensamientos. Si los mensajes no están de acuerdo con su conocimiento y con sus experiencias, entonces, ellos dicen, “Bueno, eso no es así”. Ellos son incapaces de creer en la Palabra sino por el contrario almacenan pensamientos que son en contra de la voluntad de Dios. Todos los pensamientos que se oponen a la voluntad de Dios son llamados “la mente establecida en la carne”, y Satanás provoca que la gente almacene tales pensamientos carnales. Encontramos en la Biblia una escena en la cual Jesús le dijo a Sus discípulos sobre la providencia de Su sacrificio en la cruz y Pedro respondiendo le dijo, “Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca”. Esto podría haber sonado como un comentario muy solidario de un estudiante que se dice estar enamorado de su maestro, pero las palabras de Pedro fueron el resultado de su mente instituida en la carne, eso busca impedir que la voluntad de Dios se cumpla. Por esta razón Jesús lo reprendió y le dijo, “¡Quítate de delante de mí, Satanás!”. Para la gente carnal, que la mente esté establecida en la carne puede parecer sabio y bueno, pero esto es opuesto a Dios y no tiene nada que ver con Él (Romanos 8:7). Desde el momento que conocí a Dios, yo nunca he dudado de Su Palabra al mezclarla con pensamientos carnales. Debido a que experimenté el poder de Dios quien me sanó de una vez todas mis enfermedades contra las cuales los médicos habían sido totalmente impotentes. Yo pude creer sin ninguna duda que Dios creó el universo, detuvo el sol y la luna, y dividió el Mar Rojo, y que Jesús revivió de la muerte.
3. Echando fuera los pensamientos carnales
Entre los argumentos y conocimientos del hombre, todos los pensamientos que le previenen de creer en la Palabra de Dios u obedecerla, son pensamientos carnales. Como las personas viven con innumerables pensamientos carnales día tras día, todos ellos se vuelven enemigos de Dios. ¿Cuál es el próximo paso a seguir para que seamos perdonados de nuestros pecados que hemos cometido con nuestro pensamiento? Como 2 Corintios 10:5 nos dice, nosotros tenemos que comprometernos para “derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo”. En otras palabras, nosotros tenemos que echar fuera todos los pensamientos carnales y todas las piezas de conocimiento e información que hemos estimado correctos si ellos están en conflicto con la Palabra de Dios. Si nosotros vamos a echar fuera todo pecado que hemos cometido con nuestros pensamientos, tenemos primeramente que santificar nuestros corazones. 1 Juan 2:16 nos dice, “Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo” Cuando el corazón está lleno de maldad y de atributos que siguen los caminos del mundo, es natural que la gente almacene pensamientos carnales. Cuando hay “deseos de la carne”, los deseos del mundo parecerán agradables a sus ojos. La gente entonces, seguirá naturalmente tales deseos y cuando los deseos del hombre pecador se intensifiquen, ellos se volverán más obligados a realizar acciones carnales (Gálatas 5:19-21). “Los deseos de los ojos” es un atributo que motiva el corazón por medio de lo que una persona ve o escucha, llevándolos a buscar aun más las cosas carnales. Debido a los “deseos de los ojos”, la gente se vuelve mundana y busca las cosas lujuriosas cada vez más. “La vanagloria de la vida” es un atributo que busca la vanagloria de uno mismo de acuerdo con todos los placeres que se tienen en este mundo. Esta “vanagloria de la vida” lleva a la gente a elevarse en sí mismos, a recibir reconocimiento, y aferrarse a la fama y a la autoridad. Una vez que ha echado fuera los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida; usted será capaz de almacenar pensamientos espirituales con los cuales Dios se agrada.
4. Bellas coronas para nosotros en el Cielo
Por el hecho de haber usado Jesús una corono de espinas, nosotros podemos ahora usar bellas coronas cuando entremos en el cielo. Una variedad de coronas está preparada para nosotros en el cielo porque el tipo de corona que cada uno de nosotros recibirá será determinada por el tipo de vida que hayamos llevado. Por ejemplo, está la coronas “imperecederas” para las personas que han peleado por echar fuera sus pecados después de haber recibido al Señor y por haber escuchado la verdad (1 Corintios 9:25); las “coronas de gloria” para la gente que han echado fuera sus pecados, que han vivido por la Palabra de Dios, y que le han dado la gloria a Él (1 Pedro 5:4); y las “coronas de vida” para la gente que han amado a Dios al grado más elevado, que han sido fieles a Dios al punto de muerte y se han santificado por medio de echar fuera toda forma de maldad (Santiago 1:12; Apocalipsis 2:10). También está la “corona de justicia” para todo aquel que se ha vuelto totalmente santificado y que ha llevado a cabo totalmente los deberes asignados por Dios con la clase de fe que fue agradable a Su vista (2 Timoteo 4:8). Apocalipsis 4:4 hace mención de los “ancianos” en el cielo usando “coronas de oro”. Aquí “ancianos” se refiere a las personas que poseen una fe como oro, incambiable la cual Dios reconoce; aquel que se ha vuelto totalmente santificado, y que ha sido fiel en todo a la casa Dios. Dependiendo del punto en el cual, cuan santificados y fieles han sido Sus hijos, Dios recompensará a cada uno con diferentes coronas. Hermanos y hermanas en Cristo, por haber usado la corona de espinas, Jesús el hijo de Dios no sólo nos redimió de los pecados que nosotros cometimos en nuestros pensamientos, sino también nos permitió usar bellas coronas en el cielo. Pueda cada uno de ustedes permanecer siempre agradecidos del amor de Dios, alcanzar un corazón puro, ser fieles en toda la casa de Dios, y recibir una bella corona en la ciudad eterna de la Nueva Jerusalén, ¡yo les bendigo en el nombre de Nuestro Señor Cristo Jesús!
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