El derramamiento de la sangre y el agua de Jesús
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Diciembre 11, 2016 |
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Pastor Principal Dr. Jaerock Lee
«Mas cuando llegaron a Jesús, como le vieron ya muerto, no le quebraron las piernas. Pero uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua» (Juan 19:33-34).
El conocimiento de la providencia de Dios en los sufrimientos de Jesús nos ayudará a comprender Su gran amor y amarlo en gran medida. Analicemos el significado espiritual de las piernas de Jesús que no fueron quebradas y el derramamiento de Su sangre y agua.
1. La razón por la que los soldados romanos no quebraron las piernas de Jesús
Luego de sufrir por varias horas en la cruz, el castigo más cruel de todos, Jesús finalmente dio su último aliento. Su muerte en la cruz tomó lugar el viernes; el siguiente día era el Día del Señor que los judíos guardaban como día santo, y por esto el cuerpo de Jesús no podía permanecer colgado en la cruz. Por esta razón los judíos pidieron a Poncio Pilato que hiciera bajar los cuerpos de los malhechores colgados en las cruces (Juan 19:31).
Los soldados romanos quebraron las rodillas de los malhechores a cada lado de Jesús para poder bajar los cadáveres. Quebrar las piernas del malhechor colgado en la cruz apresuraba su muerte porque sus piernas ya no podían soportar el peso del cuerpo. Sin embargo, cuando los soldados notaron y confirmaron que Jesús ya estaba muerto, decidieron no quebrarle las piernas.
En Salmos 34:19-20 leemos: «Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas le librará Jehová. El guarda todos sus huesos; ni uno de ellos será quebrantado». Aunque Jesús tomó sobre sí los pecados de la humanidad y murió en un madero, Él no fue un pecador. Él fue intachable, sin mancha y justo; Dios se aseguró de que Sus piernas no fueran quebradas.
Durante el tiempo del Éxodo, Dios dijo a los Israelitas: «Y no dejará nada del cordero para el día siguiente ni le quebrará un solo hueso» (Números 9:12, NVI; Éxodo 12:46, NTV). En toda la Biblia el «cordero» simboliza a Jesús (Juan 1:29). Por eso Dios ordenó que no se quebrara ningún hueso del cordero, que simboliza a Jesús, y de manera precisa según esta profecía, los huesos de Jesús permanecieron sin quebrarse.
2. La providencia en el derramamiento de la sangre y el agua de Jesús
Como leemos en Juan 19:34: «Pero uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua», un soldado romano perforó el costado de Jesús quien ya había muerto.
Jesús estaba colgado en una cruz con una corona de espinas, Su cuerpo destrozado por la flagelación y sangre cayendo de Sus manos y pies donde los clavos traspasaron Su cuerpo… Una escena espantosa. En esto podemos ver cuán malvado es el ser humano; el soldado romano, quien confirmó que Jesús ya había muerto, igualmente traspasó Su costado con una lanza.
¿Cuál es el significado espiritual tras el acto de traspasar el costado de Jesús con una lanza y el derramamiento de Su sangre y agua?
1) Es para dar testimonio de que Jesús vino al mundo en carne como hombre.
Juan 1:14 nos dice con precisión quién es Jesús. «Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros…». En otras palabras, Jesús, engendrado de Dios que es espíritu, se puso carne y vino a este mundo. Jesús no fue concebido por la unión del espermatozoide de un hombre y el óvulo de una mujer, sino por el Espíritu Santo. No obstante, dado que nació en la carne y atravesó un proceso normal de crecimiento al igual que todos los demás seres humanos, Jesús cumple con los requisitos para ser el Salvador de toda la humanidad. Según los cuatro requerimientos necesarios para ser el Salvador del ser humano, el Salvador debe ser un hombre pero no un descendiente de Adán, quien cometió el pecado de desobediencia. Debía poseer el poder para vencer al enemigo diablo y a la vez estar lleno de amor con el cual sacrificar Su propia vida por los demás.
Por eso Jesús vino a este mundo con un cuerpo de huesos y carne, igual que el nuestro. Él sintió dolor al ser flagelado; sufrió cansancio, hambre y sed (Mateo 4:2; Juan 4:6). Para poder confirmar que Jesús vino a este mundo en carne, en la Biblia está escrito: «Pero uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua».
2) Es para testificar que un hombre natural puede tomar parte en la naturaleza divina.
En Mateo 5:48 Jesús nos dice: «Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto». Dios nos recuerda otra vez en 1 Pedro 1:16: «Sed santos, porque yo soy santo». Asimismo, en Filipenses 2:5 se nos alienta: «Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús», y en 2 Pedro 1:4 leemos: «Por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia».
Aunque Jesús se vistió de carne como otros hombres y mujeres, no cometió pecado y vivió una vida santificada. Él experimentó una variedad de emociones ya que también tenía la naturaleza humana, pero vivió solamente de acuerdo a la verdad. De igual manera, como Jesús, también podemos santificarnos y ser perfectos, y tomar parte en la naturaleza divina con el corazón de Jesucristo.
Cualquiera que crea en el Señor, ore fervientemente y haga todo esfuerzo puede despojarse de todo pecado y maldad. Al hacer esto ciertamente recibirá y vivirá en la gracia de Dios y en Su fuerza, y contará con la ayuda del Espíritu Santo. Ninguno de nosotros podrá presentar excusas: «Jesús vivió una vida santificada porque era el Hijo de Dios, pero yo soy un simple hombre y no puedo hacerlo».
3) Es para demostrar que por la sangre y el agua de Jesús podemos obtener vida verdadera y disfrutar la vida eterna.
La sangre de Jesús es verdaderamente preciosa. Él no tuvo pecado original y tampoco cometió ningún pecado. Gracias a esta hermosa sangre de Jesús, por fe podemos recibir el perdón de nuestros pecados y vivir por siempre. Además, el agua simboliza espiritualmente «la Palabra»; mientras más escuchemos la Palabra de Dios y vivamos de acuerdo a ella, podremos despojarnos del pecado y la maldad y vivir con mayor rectitud.
La sangre y el agua que derramó Jesucristo son de fortaleza con la que podemos ser transformados; la sangre y el agua de vida nos liberan de la muerte. El hecho de que Jesús haya sido traspasado en Su costado con una lanza y que haya derramado Su sangre y agua da testimonio de que hemos recibido el perdón a través de Él. Y hemos recibido la fortaleza con la que podemos vivir según la Palabra de Dios y obtener vida verdadera.
Amados hermanos en Cristo: Jesús se regocijó y dio gracias en medio de los sufrimientos porque pensó en las innumerables almas que recibirían salvación por medio de Él. Recordemos que Jesús sufrió y derramó toda Su sangre y agua para salvarnos.
Ruego en el nombre de nuestro Señor que ustedes comprendan rápidamente este amor del Señor y que lo guarden en lo profundo del corazón. Despójense del pecado y la maldad y recuperen la imagen de Dios para que puedan disfrutar de gozo eterno y de las bendiciones en el glorioso reino celestial.
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