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La gente sin salvación a pesar de su confesión de fe en Dios

Noticias Manmin   No. 232
3850
Marcha 12, 2017


Pastor Principal Dr. Jaerock Lee



«No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos» (Mateo 7:21). «Hay pecado de muerte, por el cual yo no digo que se pida» (1 Juan 5:16).



En Mateo 25 encontramos una historia de cinco vírgenes «prudentes» quienes «tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas» y cinco vírgenes «insensatas» quienes «no tomaron consigo aceite». Cuando se anunció la llegada del novio las vírgenes insensatas salieron a comprar aceite, pero al regresar la puerta del banquete de la boda ya se había cerrado.

Aquí las diez vírgenes simbolizan todos los creyentes con la esperanza del cielo y el novio simboliza a Jesucristo. La lección importante de este relato es que de entre las diez vírgenes, solamente las cinco «prudentes» entraron al banquete de la boda, y las otras cinco no lo lograron. Al igual que estas cinco últimas, algunos creyentes no recibirán salvación. ¿Qué tipo de creyentes, entre aquellos que confiesan su fe en Dios, no lograrán recibir la salvación ni entrar al cielo?


1. Los que practican la maldad

Mateo 7:21 dice: «No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos».

En los versículos siguientes (22-23), Jesús continúa: «Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad». Aunque la gente declare su fe en el Señor y haga milagros, a todos los que practican la maldad Él les dirá: «Jamás los conocí».

En el fin de los siglos, en el Día del Juicio, nuestro Señor separará a todos los que han practicado la iniquidad y han causado que otros tropiecen, y los arrojará al horno de fuego que es el castigo del infierno (Mateo 13:40-42).

¿Qué quiso decir Jesús al referirse a la «iniquidad»? En 1 Juan 3:4 está escrito: «Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley». La iniquidad es la infracción de la ley o el pecado, el cual surge de la desobediencia a la ley de la verdad, que es la Palabra de Dios. Los que hacen iniquidad son los que hacen las cosas que se prohiben en la Biblia; los que no se despojan de las cosas que en la Palabra dice que debemos desechar; los que no hacen lo que la Biblia dice que deben hacer; y los que no guardan ni obedecen lo que la Palabra indica que deben guardar y obedecer.

La Biblia se sumerge un poco más en esto, y en 1 Corintios 6:9-10 advierte: ¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios». A pesar de nuestra confesión de fe en el Señor, si seguimos practicando la iniquidad sin apartarnos del pecado, no podremos heredar el cielo y terminaremos en el infierno (Gálatas 5:19-21).

Algunos quizás se pregunten: Si un creyente novato dice una mentira y no puede recibir salvación por causa de esa mentira, ¿cuántas personas en realidad recibirán salvación? Claro está que si un individuo acaba de conocer al Señor no significa que ya puede desechar todos los pecados de inmediato. Si aquella persona no ha desechado todos los pecados, al orar hará todo esfuerzo y será transformado de acuerdo a su oración; Dios reconocerá aquel esfuerzo como la demostración de fe digna de salvación.

Por otro lado, si la persona ni siquiera intenta desechar los pecados sino que en realidad insiste en ellos y se mete aún más en las cosas del mundo, su confesión de fe se convertirá en una mentira.


2. Los que cometen pecados que llevan a la muerte

Al final de 1 Juan 5:16 leemos: «Hay pecado de muerte, por el cual yo no digo que se pida».

Con diligencia debemos animar y orar por aquellos que cometen pecados que no conducen a la muerte, y debemos ayudarles a alejarse de tales pecados; sin embargo, también hay otros pecados que llevan a la muerte. ¿Qué tipos de pecados llevan a la muerte a las personas?

En Mateo 12:31 Jesús nos recuerda de manera explícita: «Por tanto os digo: Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres; mas la blasfemia contra el Espíritu no les será perdonada». Y una vez más, en Lucas 12:10 nos dice: «A todo aquel que dijere alguna palabra contra el Hijo del Hombre, le será perdonado; pero al que blasfemare contra el Espíritu Santo, no le será perdonado».

«Blasfemar contra el Espíritu Santo» es justamente eso, una blasfemia; es calificar al Espíritu Santo como «diablo» o «Satanás» y considerar las obras de Dios manifestadas por el Espíritu Santo como obras de los demonios o de Satanás.

«Interferir al Espíritu Santo» es prevenir que las obras de Dios tomen lugar mediante la negación de dichas obras por causa de la propia maldad del individuo, aun después de ser testigo de primera mano de las obras del Espíritu Santo.

Por ejemplo, la difusión de rumores sin fundamento y las falsas acusaciones contra una iglesia llena de las obras del Espíritu Santo; llamarla «herética» o «equivocada» es un acto de «interferencia» contra el Espíritu Santo. Este es un pecado ciertamente grave y temible dado que se desafía a Dios el Creador al interferir con Su reino e impedir que este se cumpla.

Aquellos que llevan esto todavía más lejos y traman sus maquinaciones, y además las llevan a cabo, causando que la blasfemia contra el Espíritu Santo sea todavía más grave, cometen el pecado de «hablar en contra del Espíritu Santo». En Marcos 3:20-30 se describe una escena en la que los judíos blasfeman, interfieren y hablan en contra del Espíritu Santo. Entre la gente que había escuchado las buenas nuevas de Jesús había personas buenas que creyeron en Él y glorificaron a Dios. No obstante, los malvados estaban ocupados inventando y difundiendo rumores, y tal esfuerzo fue encabezado con prominencia por los escribas y los fariseos que se jactaban de su profundo conocimiento de la Escritura. Ellos decían: «Está fuera de sí». Y también decían que Jesús tenía a Beelzebú.

Jesús hizo que se acercaran a Él y les habló en parábolas: «¿Cómo puede Satanás echar fuera a Satanás? Si un reino está dividido contra sí mismo, tal reino no puede permanecer. Y si una casa está dividida contra sí misma, tal casa no puede permanecer. Y si Satanás se levanta contra sí mismo, y se divide, no puede permanecer, sino que ha llegado su fin». Pues hay un orden estricto aun en el mundo de los espíritus malignos; los demonios no expulsan otros demonios de la gente, y Satanás tampoco se expulsa a sí mismo.

Jesús continúa, y en los versículos 28-29 lo vemos diciendo: «De cierto os digo que todos los pecados serán perdonados a los hijos de los hombres, y las blasfemias cualesquiera que sean; pero cualquiera que blasfeme contra el Espíritu Santo, no tiene jamás perdón, sino que es reo de juicio eterno». ¿Cómo recibirán salvación si han blasfemado, han interferido y han hablado contra las obras de Dios y las han llamado «obras del demonio»?

Dios quien es el mismo ayer, hoy y por los siglos muestra señales y prodigios incluso hoy a través de personas que son de Su agrado (Juan 4:48), y afirma Su existencia y Su presencia por medio de ellas. Por ende, no deben blasfemar, interferir ni hablar en contra del Espíritu Santo.

Amados hermanos en Cristo: ruego en el nombre de nuestro Señor que a través de este mensaje ustedes lleguen a entender que nadie recibirá la salvación con tan solo hacer una confesión de fe en Dios, sino que debemos limpiar nuestro camino hasta la muerte y llegar a salvo al cielo sin habernos desviado de la senda correcta.


 

 

 
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