Comer la carne y beber la sangre del Hijo del Hombre (1)
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Abril 09, 2017 |
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Pastor Principal Dr. Jaerock Lee
«Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. […] Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida» (Juan 6:53-55).
Para poder resistir la vida física, un individuo debe ingerir alimentos y beber líquidos para permanecer hidratado. El agua permite la digestión y la absorción de nutrientes, así como la eliminación de desechos y materiales tóxicos dentro del cuerpo. El mismo tipo de proceso se aplica en un sentido espiritual.
Después de aceptar a Jesucristo y nacer de nuevo de agua y del Espíritu Santo, obtenemos el derecho a llegar a ser hijos de Dios. Entonces debemos «comer la carne y beber la sangre» del Hijo del Hombre para soportar nuestra vida espiritual. Hoy analizaremos el significado de lo que es «comer la carne del Hijo del Hombre».
1. Significado de «comer la carne y beber la sangre del Hijo del Hombre»
¿Qué significa comer la carne del Hijo del Hombre? Es consumir la carne de Jesús en un sentido espiritual; esto es alimento verdadero que lleva a la vida eterna.
Juan 1:14 menciona: «Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad». En la primera parte de Juan 6:51, Jesús también dijo de sí mismo: «Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre».
Comer de la carne del Hijo del Hombre —la Palabra de Dios, el pan de vida— se relaciona estrechamente con la semejanza entre Jesús y el «Cordero». La forma de comerlo se explica en Éxodo 12 por medio de la analogía del Cordero de la Pascua.
En términos generales, un cordero obedece solamente la voz de su pastor. Son amables y una fuente de beneficios para el ser humano. De la misma forma, en obediencia únicamente a la voluntad de Dios, Jesús ha dado a la humanidad solo lo bueno, y al igual que un cordero, Él se convirtió en un sacrificio expiatorio por nosotros. Cuando se trata de los corderos, aquellos que tienen menos de un año de edad son especialmente limpios ya que aún no se han apareado y, en términos espirituales, son semejantes a nuestro Señor Jesús quien es intachable y sin mancha.
Cuando la plaga de los Primogénitos barrió todo Egipto llevándose la vida de todo primogénito, tal como se describe en Éxodo 12:7-10, Dios instruyó a los israelitas que tomaran un cordero y que pusieran su sangre «en los dos postes y en el dintel de las casas en que lo han de comer». Dios también le dio al pueblo de Israel instrucciones detalladas sobre cómo comer el cordero.
2. Comer el cordero
1) No debía comerse crudo ni cocido en agua, sino asado al fuego.
En este caso, el fuego representa el fuego del Espíritu Santo y nosotros debemos entender la Palabra de Dios y hacerla nuestro pan bajo la inspiración del Espíritu Santo (2 Pedro 1:20-21). En 2 Pedro 3:16 se nos advierte que la interpretación de la Palabra de Dios sin la inspiración del Espíritu Santo y de una manera distorsionada, nos alejará de la verdad y por último nos llevará a la destrucción.
Comer la Palabra de Dios «cruda» es la interpretación literal de la Palabra sin el entendimiento del significado espiritual inmerso en ella.
Consumir alimentos crudos puede causar indigestión o dolor de estómago. De igual manera, comer la Palabra de Dios «cruda» puede causar interpretaciones incorrectas y falsas de la Biblia.
Por ejemplo, en Mateo 6:6, Jesús nos dice: «Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público». No obstante, en ninguna parte de la Biblia leemos que los patriarcas de la fe oraban en un aposento alto; Jesús, igualmente, nunca oraba en un aposento alto sino en un huerto o un lugar alejado. Lo que este pasaje indica es que al orar no debemos ser sorprendidos en las necesidades y preocupaciones mundanas ni repetir lo mismo todo el tiempo, sino que debemos comunicarnos con Dios desde lo más profundo del corazón.
Luego, el cordero no se debe comer «cocido en agua», en absoluto. Esto nos dice que ningún elemento de este mundo se debe añadir a la Palabra de Dios. Los pensamientos del ser humano, al igual que su entendimiento, son extremadamente limitados y ninguna gran ideología de este mundo es perfecta. La Palabra de Dios sobrepasa todo conocimiento humano y es la única verdad inmutable y eterna. Al tener esto en mente, uno no debe dar testimonio del conocimiento o de las especulaciones de este mundo, sino de las palabras de Dios que encontramos en la Biblia únicamente según la interpretación del Espíritu Santo. Por medio de este conocimiento de la palabra impartida por el Espíritu Santo, los creyentes deben aprender sobre el Dios viviente, las maneras de tener un encuentro con Él y la forma correcta de vida en Cristo que es necesaria para la salvación.
2) Debía comerse todo, «su cabeza con sus pies y sus entrañas».
Esto significa que tenemos que hacer pan de las palabras de Dios que encontramos a lo largo de toda la Biblia, desde Génesis hasta Apocalipsis.
Al leer la Biblia, algunas personas omiten partes que son de difícil comprensión, tales como Levítico, mientras que otros se niegan o se resisten a creer en las instancias de las señales y los prodigios claramente registradas en la Biblia. Si las personas ignoran o entresacan partes de la Biblia que no están de acuerdo con su forma de pensar, entonces lo que queda no es ni la Verdad ni la fe.
Lo único que permanecerá será la ética y la moral. Además de eso, si en su corazón no guardan los mandamientos de Dios que les parecen muy difíciles de cumplir, no obtendrán la vida eterna, sin importar cuántas veces o con cuánta frecuencia lean la Biblia.
La Palabra de Dios no se debe considerar en porciones y partes, sino que debe convertirse en nuestro pan como un todo. Entonces podremos obtener la vida eterna.
3) Ninguna parte del cordero debe dejarse hasta la mañana; y lo que quede, hay que quemarlo en el fuego.
Esto significa que debían comer el cordero antes de que llegara la mañana. En términos espirituales, la «noche» se refiere al período durante el cual el enemigo diablo y Satanás ejerce autoridad sobre este mundo. La «mañana» simboliza el tiempo en el que el Señor regresará. Debemos comer toda la Palabra de Dios —la carne del Hijo del Hombre— antes de que el Señor regrese.
En los últimos días, a medida que el mundo se sumerje cada vez más en el pecado y la maldad, la oscuridad solamente aumentará. Cuando regrese el Señor, la oscuridad se alejará porque la luz traerá consigo la mañana. En ese momento, las personas comprenderán que todo lo que se ha escrito en la Biblia es veraz.
Por consiguiente, antes de que llegue la mañana —antes de la venida de nuestro Señor— con diligencia debemos hacer de la Palabra de Dios nuestro pan, completar nuestra preparación como novias del Señor y esperar Su venida.
Amados hermanos en Cristo: la medida en la que hayamos hecho de la Palabra de Dios nuestro pan, determinará la calidad de vida en este mundo y también en el cielo, en términos de la morada celestial y las recompensas.
Por eso, ruego en el nombre de nuestro Señor que ustedes hagan de cada porción de la Palabra de Dios su alimento, su pan, y que entren al lugar más glorioso de todos en el cielo.
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