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Comer la carne y beber la sangre del Hijo del Hombre (2)

Noticias Manmin   No. 235
4087
Abril 23, 2017


Pastor Principal Dr. Jaerock Lee



«Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. […] Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida» (Juan 6:53-55).



Para mantener la vida física, un individuo debe consumir alimentos y permanecer hidratado. El agua permite la digestión y la absorción de nutrientes, así como la eliminación de desechos y materiales tóxicos dentro del cuerpo. Aunque aceptamos a Jesucristo, recibimos el Espíritu Santo y nos convertimos en hijos de Dios, podemos obtener la vida eterna solo cuando comemos la carne y bebemos la sangre del Hijo del Hombre.

¿Cómo comemos la carne y bebemos la sangre del Hijo del Hombre? Continuando con la última edición de Noticias Manmin, ahondemos más en este tema.


1. Debemos hacer alimento de la carne del Hijo del Hombre

Comer de la carne del Hijo del hombre y así hacer pan de ello requiere que también bebamos de la sangre del Hijo del Hombre. En otras palabras, no debemos solo construir nuestro conocimiento de Dios mediante lo que escuchamos diligentemente y por la lectura de Su Palabra, sino que también debemos hacer pan de la Palabra para que sea grabado en nuestro corazón. Entonces, ¿cuál es la diferencia entre «hacer pan de la Palabra de Dios en el corazón» y «construir y almacenar Su Palabra como conocimiento?»

Cualquier información almacenada en el cerebro puede ser olvidada, y solo porque «conocemos» la verdad no necesariamente se garantiza que actuaremos de acuerdo a ella. Al recitar la Biblia, debemos no solo memorizar los versículos con nuestros labios, sino también hacer un esfuerzo para meditar en ellos. Por ejemplo: si memorizamos el pasaje de Mateo 5:44 que dice: «Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen», debemos ser capaces de ponerlo en práctica en nuestras propias vidas.

Cuando alguien hace el mal y nos persigue, de acuerdo con la Palabra de Dios, podremos amarlo e incluso orar por él. Si guardamos el mandamiento de Dios solo en nuestra cabeza como mero conocimiento, nuestro corazón estaría atribulado, e incluso podríamos llegar a odiar a otros y finalmente devolver el mal con el mal. Sin embargo, si hacemos pan de este mandamiento en particular, el amor y la misericordia exudan desde dentro de nosotros y estaremos libres de odio y de mal temperamento. Cuando continuamente hacemos el pan de la humildad, nos libraremos de la arrogancia.


2. Debemos beber juntos la sangre del Hijo del Hombre

Hacer pan de la Palabra de Dios requiere no solo la comprensión de la Escritura en la inspiración del Espíritu Santo, sino también la recepción de la gracia de Dios y la fuerza a través de la oración ferviente. También es necesario en esta etapa el esfuerzo de cada individuo para creer correctamente en la Palabra y ponerla en práctica. Esto es el acto de beber la sangre del Hijo del Hombre.

Por consiguiente, «beber la sangre del Hijo del Hombre», se refiere a poner en práctica la Palabra de Dios, la cual se puede clasificar en cuatro categorías. Estas son: Guardar, despojarse, hacer y no hacer; y debemos guardar y obedecer cada una de ellas.

Sin acciones de obediencia, no experimentaremos las obras de Dios, y sin experimentar de manera directa las obras de Dios, no podremos ir más allá de la fe que es mero conocimiento. Santiago 2:22 dice: «¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras?» Solo cuando demostremos a Dios las obras de fe, la fe como conocimiento se transformará en fe espiritual.

Incluso si la fe de uno es tan pequeña como una semilla de mostaza al principio, cuando él sigue mostrando las obras de Dios de su fe, Dios le permitirá experimentar Su gracia y poder, y trabajar para nutrir su fe en una fe grande. Cuando confiamos en la Palabra de Dios y la ponemos en práctica en cada momento de nuestra vida, llegaremos «a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo» (Efesios 4:13).

Por otra parte, si no ponemos en práctica las palabras de Dios aun cuando tengamos la fe del tamaño de una semilla de mostaza después de recibir el Espíritu Santo, no podremos tener experiencias espirituales ni nuestro corazón será transformado sin importar el tiempo que llevemos de nuestra vida en Cristo. Reconociendo que en el peor de los casos, incluso podemos ser despojados de nuestra fe y totalmente alejados de la fe. Les exhorto a cada uno de ustedes a perfeccionar su fe bebiendo la sangre del Hijo del Hombre.


3. Debemos poseer fe con obras para poder recibir la salvación, la vida eterna, las respuestas y las bendiciones

Si confías en las promesas de Dios escritas en la Biblia, su fe seguramente estará acompañada de hechos que correspondan. Supongamos que alguien le prometió un tesoro que valía millones de dólares y lo colocó en Washington D. C., y le dijo que si usted caminaba hasta allí desde Nueva York, cubriendo unos 331 kilómetros (206 millas) a pie, podría ser suyo. Si usted realmente desea el tesoro, y si la persona que le informó esto es de confianza, entonces caminará desde Nueva York hasta Washington.

Por esta razón, la segunda parte de Santiago 2:26 dice: «… así también la fe sin obras está muerta». Muchas personas profesan con sus labios: «Yo sí creo en el Dios Todopoderoso», pero debido a que son incapaces de creer totalmente, no pueden mostrar el tipo de fe que es acompañada con obras. Tal como encontramos en la Palabra de Dios, solo la fe espiritual acompañada de hechos puede darnos la salvación y las bendiciones, y las respuestas de Dios a nuestras oraciones.

Algunos citan Romanos 10:13, que declara: «Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo», para argumentar que, incluso las personas que viven en pecado, pueden ser salvadas si profesan su fe. Ellos intentan justificar sus caminos pecaminosos. Sin embargo, este versículo en particular simboliza el amor ilimitado de Dios que ha salvado a los pecadores por medio de Jesucristo, y no debe ser usado para justificar a los malvados.

Como la Palabra de Dios siempre es y debe ser emparejada, debemos examinar cada versículo de la Biblia en el contexto; y solo la interpretación de la Escritura en la inspiración del Espíritu Santo producirá una comprensión precisa. En Romanos 10:9 se nos dice: «Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación». Romanos 10:13 en realidad significa que solo las confesiones de los labios de los que han llegado a la justicia dará lugar a la salvación.

Entonces, ¿qué significa cuando la Biblia dice: «…con el corazón se cree para justicia»? En Romanos 2:13 leemos: «Porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados». En otras palabras, cuando verdaderamente creemos en nuestro corazón la Palabra de Dios que escuchamos, viviremos de acuerdo con Su Palabra y eso nos permitirá ser justificados, dando como resultado, la justicia.

Amados hermanos en Cristo: al comer con diligencia la carne y al beber la sangre del Hijo del Hombre, ruego en el nombre del Señor que complazcan a Dios con la clase de fe que es acompañada por hechos y que prosperen en cada asunto de su vida.


 

 

 
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