Quita tu calzado de tus pies
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Julio 23, 2017 |
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 Pastor Principal Dr. Jaerock Lee
«Y dijo: No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es» (Éxodo 3:5).
En este capítulo de Éxodo, Moisés se encontraba pastoreando las ovejas en el Monte Horeb. Entonces, Dios lo llamó en un fuego abrasador desde el medio de una zarza para ponerlo como el líder del éxodo. Al acercarse Moisés a la zarza, Dios le dijo: «No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es» (Éxodo 3:5). Ahora profundicemos en el significado espiritual que contiene este versículo: «Quita tu calzado de tus pies».
1. Razón por la que Dios le dijo a Moisés que se quite su calzado
Dios lo llamó de en medio de la zarza en el Monte Horeb. Debido a que Dios estaba allí, el lugar era tierra santa. Así como el templo en que Dios habita es santo, nuestro corazón, puesto que Dios mora en él, es el santo templo de Dios.
En 1 Corintios 3:16 leemos: «¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?» Desde el momento en que acepta al Señor, el Espíritu Santo empieza a habitar en usted, y debe vivir una vida piadosa porque es un templo de Dios.
¿Por qué, entonces, Dios le dijo a Moisés que se quitara el calzado? Esto tiene un significado profundo. De hecho, la parte más sucia del hombre es el «corazón» porque tiene todo tipo de maldad, como celos y odio. Del corazón surgen males inimaginables. En el tiempo del Antiguo Testamento, la circuncisión se realizaba en el cuerpo no en el corazón, porque el Espíritu Santo aún no había entrado en los corazones.
Mientras que la parte más sucia del hombre es el corazón, la parte más sucia de nuestro cuerpo son los pies. Es por eso que Dios le dijo a Moisés que se quitara el calzado de sus pies. Con sandalias o zapatos, vamos por muchos lugares y pisamos muchas cosas. Deberíamos quitarnos los zapatos sucios para entrar en un lugar limpio. Lo mismo se aplica a este pasaje.
2. Significados espirituales de «Quita tu calzado de tus pies»
1) Dios es puro y santo.
Debido a que Dios es tan puro y santo, debemos ser puros y santos para poder acercarnos a Él. Él es intachable y santo, no tiene ninguna relación con el pecado y la maldad, está lleno de amor y no hay tinieblas en Él (Santiago 1:17; Hebreos 7:26; 1 Juan 1:5). Sobre la santidad de Dios, en 1 Pedro 1:15, leemos: «Sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir»; y en Mateo 5:48 leemos: «Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto».
Por consiguiente, «Quita tu calzado de tus pies», significa que debido a que Dios es puro y santo, también nosotros debemos ser puros y santos en nuestro corazón. Si decidimos quedarnos cerca de Dios todo el tiempo, debemos alcanzar Su corazón que es perfecto y morar en la luz (Filipenses 2:5).
2) Usted puede acercarse a Dios solo cuando se despoja de los elementos sucios de su corazón.
Tal como leemos en Mateo 5:8: «Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios», debemos ser puros de corazón para poder acercarnos y ver a Dios. Somos perdonados de nuestros pecados por la fe en Jesucristo, pero no significa que hemos rechazado de inmediato todos los rasgos malvados de nuestro corazón. Tenemos que limpiar y lavar las falsedades por la sangre de Jesucristo, caminando en la luz.
Usted debe despojarse de las falsedades al escuchar la Palabra y ponerla en práctica. En la medida en que se dé cuenta de la verdad, podrá despojarse del pecado y convertirse en alguien puro y santo. En la medida en que su corazón se vuelva puro, podrá conocer a Dios y escuchar la voz del Espíritu Santo. Al ser guiado por Su voz, puede convertirse en un hijo perfecto de Dios.
Por lo tanto, si quiere acercarse a Dios, debe despojarse de las cosas sucias de su corazón como si se quitara su calzado. Le exhorto a que compruebe si ha cambiado y si se ha santificado a sí mismo más que antes. No malgaste su tiempo. Si tiene pecados en su corazón y no batalla contra ellos hasta el punto de sudar sangre, no podrá evitar ser abandonado. Debe eliminar rápidamente los atributos pecaminosos de su corazón (Lucas 19:11-27).
3) Usted puede oír la voz de Dios solo cuando se despoja de los elementos pecaminosos de su corazón.
¿Y si Moisés no se hubiera quitado el calzado aunque Dios le dijo que se lo quitara? ¿Habría hablado con Dios? Cuando se vive en la Palabra de Dios, se puede oír la voz del Espíritu Santo. En este caso, solo cuando usted obedece la voz, puede recibir respuestas a lo que pide. Es decir, debe obedecer al quitarse el calzado de sus pies para oír la voz de Dios.
Debido a que Moisés se quitó las sandalias, pudo escuchar la Palabra de Dios y darse cuenta de lo que significaba. Pudo entender los significados cuando la oyó. Para ello, se había humillado durante los 40 años de pruebas. Se dio cuenta de que podía encontrarse y acercarse a Dios y oír Su voz solo por sacarse el calzado.
Moisés quitó su calzado de sus pies y se arrodilló ante Dios con un corazón puro. Él se paró delante de Dios con temor y temblor, y miró a Dios en espíritu y en verdad con todo su corazón. Entonces, Dios le dijo: «Yo soy el Dios de tu padre, Dios de Abraham, Dios de Isaac, y Dios de Jacob…» (Éxodo 3:6).
¿Por qué Dios se mostró llamando a cada nombre de los antepasados de Moisés? Moisés conocía muy bien a sus antepasados, Abraham, Isaac y Jacob. Dios le mostró que Él es el Dios en el que creyeron su padre y sus antepasados. Él le mostró que había estado con sus antepasados, había hecho un pacto con ellos, y que es el Dios fiel que guarda el pacto.
No podemos sino «quitarnos nuestro calzado sucio» frente a la gran dignidad y santidad del Dios vivo. Él es Todopoderoso y fiel para guardar Su pacto. Deberíamos arrojar todos los atributos falsos y lavar nuestros corazones santos y puros para acercarnos a Dios.
Apreciado lector: Dios llama a Sus obreros y les dice que se quiten el calzado de sus pies, como Dios hizo con Moisés. Debemos continuar examinándonos y cambiándonos a nosotros mismos, basados en la verdad, para parecernos al Señor, aunque fuimos perdonados de todos los pecados del pasado, presente y futuro por la fe en Jesucristo.
Además, debemos rechazar toda forma de mal en la plenitud del Espíritu Santo por medio de la oración ferviente (1 Timoteo 4:5). Ruego en el nombre del Señor que al hacerlo pueda acercarse a Dios, conocerlo y escuchar Su voz.
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