El que permanece en amor
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Octubre 08, 2017 |
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Pastor Principal, Dr. Jaerock Lee
«Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él» (1 Juan 4:16).
La medida en la que el amor de Dios está en usted indica en qué medida permanece y está unánime con Él. Si tiene el amor de Dios, el deseo de su corazón se cumplirá y la obra de Dios va a seguir. Analicemos ahora las características del amor de los que permanecen en amor y están unánimes con Dios.
1. Siempre pueden dar gracias en cualquier dificultad.
Dios desea obtener hijos verdaderos con quienes poder compartir Su amor. Es por esta razón que Él creó a la humanidad. En la medida en que se asemejan a Dios, recibirán más de Su amor, Su bendición y Su poder.
Para ello, Dios ha permitido que se cultiven en este mundo. Al permitir que experimenten la decadencia y el cambio de «carne», Dios ha llevado a comprender el valor verdadero del eterno e inmutable «espíritu».
Al recuperar la imagen perdida de Dios, alcanzar el corazón del Señor y ser hijos del espíritu mediante el proceso de cultivo de la humanidad, usted podrá recibir el honor y la gloria por los siglos de los siglos. Es por esta razón que Dios nos ama, que Él nos creó y nos ha venido cultivando en el mundo. Si lo cree por completo, desde lo más profundo de su corazón, solo podrá dar gracias a Dios sin importar cuál sea su dificultad.
En 1 Pedro 1:7 leemos: «Para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo». Dios prometió recompensar lo que hagamos en este mundo (ver Mateo 16:27; Apocalipsis 22:12). Jesús también les dio a sus discípulos la siguiente promesa de bendición la noche que fue detenido: «Pero vosotros sois los que habéis permanecido conmigo en mis pruebas. Yo, pues, os asigno un reino, como mi Padre me lo asignó a mí, para que comáis y bebáis a mi mesa en mi reino, y os sentéis en tronos juzgando a las doce tribus de Israel» (Lucas 22:28-30).
En la Biblia, Dios escogió a personas apropiadas y las refinó a través de pruebas. Moisés y muchos profetas en el tiempo del Antiguo Testamento, así como los apóstoles en el tiempo del Nuevo Testamento, pasaron por esas pruebas con fe, amor y esperanza por el cielo, en alegría y gratitud. Como está escrito en Hebreos 5:8-9, Jesús «aprendió la obediencia de las cosas que él sufrió», a pesar de que él es el Hijo de Dios y ha existido en la forma de Dios. Por lo tanto, solo después de destruir nuestro «ego» a través de las pruebas, podemos obedecer perfectamente con nuestro corazón.
A menos que usted rompa completamente su «ego», no tendrá más que pensamientos carnales y pensará que son correctos. Pueden causarle que no pueda obedecer por completo, pero pensará que sí lo hace. El «ego» debe ser destruido a través de las pruebas, y luego podrá obedecer desde lo profundo de su corazón sin la intervención de su ego ni sus pensamientos carnales.
En Romanos 8:18 leemos: «Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse». Si lo cree, puede regocijarse en el sufrimiento. Puede dar gracias por las pruebas que enfrenta para alcanzar el reino de Dios y entrar en el espíritu. Esto es porque cree en el amor de Dios que se perfecciona por esas pruebas.
2. Pueden amar a Dios y al Señor desde lo más profundo de su corazón.
Puede haber sentido «el primer amor» cuando nació de nuevo por el Espíritu Santo. Cuando estaba lleno de ese amor justo después de aceptar al Señor, puede haberse sentido fuertemente conmovido y sus ojos se llenaron de lágrimas tan solo al mirar la cruz a causa de su gratitud por la gracia de Dios y del Señor. Gracias al amor, puede haber disfrutado de la adoración y la oración, y aunque nadie le dijo que lo hiciera, es posible que haya dado testimonio del Dios que conoció.
Por su parte, el amor de Dios para usted fue perfecto desde el principio y nunca ha cambiado. Por lo tanto, su amor por Él no debe cambiar y debe aumentar día tras día. Usted debe cultivar cada una de las Palabras de Dios en su corazón con su amor a Él, tal como Jesús cumplió la ley con el amor. Al despojarse de toda forma de maldad y transformar el corazón, gracias a la bondad demuestra ese amor que tienes por Dios.
Cuando se guarda todos los mandamientos con amor y gozo, el amor por Él incrementa y nos volvemos más unidos con Dios. Es tal como está escrito en el pasaje de hoy, Proverbios 8:17, que dice: «Yo amo a los que me aman, y me hallan los que temprano me buscan». Le exhorto a que reciba Su gran amor por medio de su amor a Él y al Señor desde lo más profundo de su corazón.
3. Buscan los beneficios de los demás y del Reino de Dios.
Si usted ama a alguien, siempre tratará de satisfacer sus deseos. Es posible que desee complacer a esa persona sin pensar en sí mismo, y que haga cualquier cosa por ella sin sentirse agobiado. Esto es por su amor por ella. Algunos de ustedes incluso pueden renunciar a sus necesidades personales y deseos por ella y buscan sus beneficios y preferencias, incluso en lo que a ella le gusta comer y hacer. Sin embargo, muchas personas en el mundo hacen esto por amor carnal. Gracias a esto, pronto cambian y, finalmente, dejan de hacer esas cosas.
Sin embargo, si están unidos con Dios en el amor y en la verdad, podrán compartir con los demás el amor espiritual, porque han cultivado el espíritu en su corazón. Así como Dios demostró Su amor al enviar a Su Hijo unigénito solo por los pecadores, si tiene el amor de Dios en su corazón, usted podrá vivir para los demás.
Con el corazón cultivado en espíritu, con naturalidad podrá buscar los beneficios de los demás. Es diferente de aquellos que, sin quererlo, siguen mutuamente el beneficio con el amor carnal. Además, puede dejar a un lado sus propios beneficios por el reino de Dios. Logrará tener un corazón más amplio.
Por el contrario, si alguien profesa su amor a Dios, pero no es realmente el amor sincero, aún podrá buscar su propio beneficio, porque tiene su «ego». Podrá insistir en sus propias ideas, que son como una piedra de tropiezo en muchos aspectos. También puede intentar buscar autoreconocimiento, sin saberlo. Puede incluso hacer algo impropio basado en su motivación egoísta con lo que deseará disfrutar la gloria venidera que debe ser dada a Dios.
Queridos hermanos en Cristo: todos pueden unirse a Dios y ser usados como un instrumento valioso para el reino de Dios a medida que llegan a habitar en Su amor.
Como hijos de Dios, debemos dar gracias por todo tipo de prueba, amar a Dios y al Señor desde lo profundo del corazón, y poner los beneficios de los demás, así como los beneficios del reino de Dios, en primer lugar y por delante de los nuestros. Ruego en el nombre de nuestro Señor que al hacer esto puedan darle siempre alabanza y la gloria a Dios.
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