Bendito serás en tu entrar, y bendito en tu salir
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Marcha 11, 2018 |
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 Pastor Principal, Dr. Jaerock Lee
«Acontecerá que si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la Tierra. […] Bendito serás en tu entrar, y bendito en tu salir» (Deuteronomio 28:1, 6).
Cuando nuestra alma prospera, en todas las cosas nos va bien, tenemos buena salud en este mundo y somos bendecidos en gran manera, también en el cielo (3 Juan 1:2). Ahora vamos a estudiar cómo recibir bendiciones «al entrar y al salir».
1. Tenemos que esforzarnos para sembrar mucho y con el aroma de nuestro corazón.
No podemos esperar cosechar algo sin sembrar. No podemos esperar buenos frutos después de sembrar una mala semilla. Tampoco podemos esperar una abundante cosecha después de sembrar solo unas pocas semillas. En Gálatas 6:7 leemos: «No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará». En 2 Corintios 9:6, dice: «Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará».
Sembramos cosas materiales y espirituales como la ofrenda, la oración, la fidelidad y las confesiones de los labios. Incluso si damos muchas ofrendas, la bendición vendrá lentamente si nosotros no oramos y trabajamos fielmente. Es porque la voluntad de Dios es la de dar bendiciones materiales a aquellos cuyas almas prosperan por la oración y la fidelidad. Esta es la voluntad de Dios y la bendición completa.
Supongamos que siembras sin fe ni esperanza. Dios no solo recibe la ofrenda o las obras hechas para Él. Él recibe el aroma del corazón que está en estos actos. Algunas personas siembran con diligencia, pero se quejan y hacen confesiones negativas. Al hacerlo, pierden sus bendiciones. Entonces, debes examinar si has sembrado adecuadamente a los ojos de Dios.
Cuando sembramos delante de Dios, debemos sembrar lo perfecto, para así recibir la bendición completa (Levítico 22:20-22). No debemos dar ningún dinero obtenido por medios injustos. Además, si damos de miserias, no se puede considerar esta como una ofrenda completa y adecuada. También debemos orar y trabajar para Dios voluntariamente con alegría.
Algunas personas pueden dar solo dos «monedas de cobre», pero es todo lo que tienen. Quizás pueden orar solo por un corto tiempo, pero se esfuerzan al máximo y oran fervientemente, con todo su corazón. Aunque parezca que Dios les ha encargado un deber no muy importante, hacen todo el esfuerzo posible para cumplirlo. Dios conoce la situación de cada uno de nosotros. Si le damos todo nuestro corazón con fe y esperanza y hacemos nuestro mejor esfuerzo, Dios no lo considera como poco.
Por lo tanto, te exhorto a que examines qué y cuánto has sembrado ante Dios para así ser un vaso adecuado para la bendición.
2. Tenemos que esperar las bendiciones con fe, sin utilizar nuestros pensamientos carnales.
Incluso la gente incrédula cree que cosecha el fruto cuando siembra la semilla. Si les decimos que siembren en el reino de los cielos que es invisible, la mayoría de ellos tendrán dudas y no van a sembrar. Pero en Hebreos 11:1 leemos: «Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve».
Dios creó los Cielos y la Tierra y todo lo que hay en ellos con Su Palabra. Para él, nada es imposible. Si vemos algo a través de los ojos de la fe, Dios puede hacer las cosas que anhelamos de acuerdo con la fe. Es por esta razón que Dios nos dice que creamos que hemos recibido lo que pedimos con fe.
Por lo tanto, si tienes la fe, puedes confiar en la Palabra de Dios y sembrar, aunque no veas nada delante de ti. Lo más importante es que, mientras estamos sembrando, no debemos utilizar ningún pensamiento carnal, ni pensar: ¿Cuándo podré ver el fruto? ¿En realidad podré ver el fruto de esto? Cuando sembramos delante de Dios, Él nos permite cosechar sin duda alguna y nos da los frutos en el momento más apropiado.
No está de acuerdo con la justicia el querer cosechar sin sembrar. Si dudamos con nuestro pensamiento carnal, tampoco está de acuerdo con la justicia para recibir bendiciones. Por lo tanto, sembrar es importante, pero también es importante mirar hacia el futuro de bendición con fe, sin tener ningún pensamiento carnal.
En la segunda mitad de 2 Crónicas 20:20 dice: «Creed en Jehová vuestro Dios, y estaréis seguros; creed a sus profetas, y seréis prosperados». Para recibir bendiciones y respuestas, tenemos que confiar en Dios y el profeta quien nos provee de la palabra de Dios. Cuando Israel pasaba por tres años y medio de sequía, la viuda de Sarepta confió en Elías, el profeta, y le obedeció, y de ese modo recibió bendición (1 Reyes 17:13-16).
3. Tenemos que pasar las pruebas de bendiciones y sentir el amor de Dios que está en estos actos.
Hasta que las semillas sembradas crezcan y produzcan el fruto, deben soportar y sobrevivir a las amenazas de la lluvia, el viento, las tormentas y los insectos nocivos. Incluso si recibes el mejor ambiente espiritual, es necesario pasar por el refinamiento y las pruebas con el fin de convertirse en creyentes semejantes al trigo. Solo el trigo producido después de las «pruebas» es una fuente de alegría para el agricultor, y el fruto de la bendición. Así, aprenderás que las pruebas de bendición provienen del amor de Dios que te permite convertirte en el mejor «trigo», es decir, su verdadero hijo, aunque en el momento las pruebas se sienten demasiado duras.
Dios no solo ha provisto buenas y pacíficas situaciones mientras ha guiado esta iglesia. A veces nos ha puesto en una situación muy difícil en un sentido carnal. Cuando pasamos las pruebas con fe, paciencia y amor, nos ha llevado a una mayor bendición. La norma es aplicable a todo y en cualquier situación.
Para dar la bendición completa, Dios permite que la gente pase a través de pruebas. La medalla de oro en los Juegos Olímpicos es valiosa porque es otorgada a las personas que pasaron por la formación más dura, incluso si la consideraron difícil en ese momento. Podemos sentir el verdadero valor de las bendiciones materiales y dar gracias por ellas, y por las bendiciones dadas a los obreros de Dios, solo cuando las recibimos después de pasar por los procesos de pruebas.
Pero, en realidad, vamos a poder dar todas las gracias a Dios cuando lleguemos al reino celestial. Cuando veamos en el reino de los cielos todas las cosas que recibimos, que es incomparablemente más de lo que hemos dado y hecho para Dios, sentiremos el amor de Dios. Vamos a derramar lágrimas de verdadera alegría y gratitud ante el amor de Dios, quien nos cambió y refinó en la tierra, y nos devuelve la bendición completa en el reino de los cielos.
Querido hermano en Cristo: si diligentemente obedeces a Dios, siendo cuidadoso de guardar todos Sus mandamientos que Él manda hoy, serás bendecido al entrar y al salir. Ruego en el nombre de nuestro Señor que perfecciones la fe mediante las obras de fe (Santiago 2:22), y que recibas bendiciones en lo material y espiritual.
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