José creía que Dios le permitiría alcanzar su sueño
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Abril 22, 2018 |
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Pastor Principal, Dr. Jaerock Lee
«Por la fe José, al morir, mencionó la salida de los hijos de Israel, y dio mandamiento acerca de sus huesos» (Hebreos 11:22).
Podemos alcanzar los deseos de nuestro corazón si pedimos al Dios Todopoderoso con fe verdadera. Él fue el undécimo hijo de Jacob, el padre de todo Israel. No se había olvidado de un sueño que Dios le dio, y finalmente lo alcanzó con fe. Analicemos ahora su fe.
1. Lo que debemos comprender a través de la vida y la fe de José
En primer lugar, la causa de las dificultades reside principalmente en nuestras deficiencias.
Jacob amaba a José más que a todos sus otros hijos porque él era el hijo de la vejez de Jacob y su madre era Raquel, a quien él amaba. Él le hizo una túnica multicolor y le permitió permanecer con él incluso cuando los otros hermanos trabajaban fuera. Sus hermanos se sintieron incómodos debido a las preferencias de su padre para él. Incluso lo odiaban por haber llevado malos informes acerca de ellos a su padre. Por supuesto, José hizo eso porque él no podía dejar que la injusticia se deslizara a través de su propia justicia. Pero no era correcto ante los ojos de Dios.
Un día, José habló a sus hermanos acerca de un sueño en el que tenía sus gavillas reunidas alrededor y se inclinaron ante la suya. Poco tiempo después tuvo otro sueño y dijo que el sol, la luna y once estrellas se inclinaban ante él. Este sueño se convirtió en realidad en un futuro lejano. Pero, si José hubiera sido más sabio y más humilde, él lo habría mantenido en silencio en su corazón para no encender los celos de sus hermanos.
Sin embargo, él era un muchacho joven que quería alardear de su sueño. Le faltó la generosidad virtuosa y la sabiduría para considerar a los demás. A medida que continuaron odiándolo cada vez más, finalmente lo vendieron a un comerciante madianita. Sus acciones eran realmente malvadas, pero si José no hubiera actuado con tanta arrogancia sino con humildad, y si los hubiera servido con amor, no habría sucedido eso (1 Juan 5:18). Por lo tanto, si usted está en una situación difícil, primero debe examinarse a sí mismo y sus deficiencias.
En segundo lugar, una persona con fe verdadera no se desanimará en cualquier tipo de situación.
José fue vendido a Egipto y se convirtió en un esclavo, pero él no se desanimó. Él creía que Dios guiaría su vida. También esperaba que Dios orquestara todo para que él llegara a una posición honorable como lo había visto en los sueños que Dios le había dado.
José fue enviado a la casa de Potifar, un oficial egipcio del faraón, capitán de la guardia. Como él trabajó diligentemente ahí, Dios lo puso como el supervisor sobre toda la casa de Potifar. Aunque su esposa tentó a José para que se acostara con ella, él constantemente se negó. Entonces, ella injustamente lo acusó de acoso y fue llevado a la prisión. Sin embargo, él no guardó rencor ni dio ninguna excusa.
Incluso cuando enfrentó dificultades, incluso cuando el sueño parecía lejos de él, estaba seguro de que él sería un hermoso vaso para Dios a través de Su refinamiento si soportaba todo con fe.
En tercer lugar, una persona con fe verdadera es reconocida por su diligencia, incluso por la gente mundana.
José no se sintió descorazonado ni siquiera cuando fue llevado a la prisión. Él diligentemente sirvió a los demás con un rostro luminoso y se sacrificó, y no cometió pecados ante los ojos de Dios. Él agradó a Dios al ser luz y sal con sus buenas obras. Por esto, Dios lo bendijo para que recibiera el amor y que obtuviera el reconocimiento de los demás dondequiera que iba. Incluso el jefe carcelero lo reconoció y le encargó a todos los prisioneros en la cárcel.
Un día, un copero y un panadero del faraón de Egipto fueron confinados a prisión. Ambos tuvieron un sueño la misma noche, y cada hombre tenía su propio sueño. José interpretó cada sueño para ellos y, tal como lo interpretó, el panadero fue colgado, y el copero fue restaurado a su oficio.
Dos años después, Faraón tuvo sueños y buscó alguien que pudiera interpretarlos. Entonces, el copero recordó a José y habló sobre él al faraón. José respondió a Faraón, diciendo: «No está en mí; Dios será el que dé respuesta propicia a Faraón». Y dio una clara interpretación al Faraón sobre sus sueños. Él incluso le presentó cómo tratar con los problemas que iban a venir (Génesis 41:1-36). Finalmente, le dieron la posición de segundo gobernante de Egipto. Esto sucedió 13 años después de haber sido vendido como esclavo en Egipto.
En cuarto lugar, una persona con fe verdadera nunca pierde la esperanza y se regocija en situaciones difíciles.
Como José lo interpretó, la abundancia llegó a Egipto durante siete años, y el hambre siguió durante los próximos siete años. Sin embargo, se habían preparado para la hambruna según la sabiduría de José, así que había suficiente comida en Egipto, incluso durante las épocas de hambruna. Los hermanos de José en la tierra de Canaán también llegaron a Egipto para comprar alimentos. Fue en ese momento que se postraron ante José para pedir comida.
A través de José, la familia de Jacob fue salvada del hambre. Los sueños de José en una edad temprana finalmente se hicieron realidad. Él pasó por cosas tales como ser vendido como un esclavo y ser encarcelado, pero esto lo llevó a la vía más rápida para cumplir su sueño a los ojos de Dios. Él se humilló más en las posiciones bajas y llegó a tener un gran corazón para acoger a muchas personas con amor y generosidad virtuosa. Como él constantemente confiaba en Dios y se comunicaba con Él, llegó a la medida de la situación que corresponde a la plenitud de Cristo. Oraba sin titubear con fe, nunca perdió la esperanza, pasó por el refinamiento por diligencia, y glorificó a Dios al final (Romanos 5:3-4).
2. José alcanzó su sueño con fe y esperanza
José no culpó a sus hermanos que lo habían vendido. Él simplemente mantuvo en el corazón el sueño que Dios le había dado e hizo lo mejor en todo, con la convicción de que el sueño se cumpliría. Él también creyó firmemente que Dios iba a traer al pueblo de Israel a la tierra de Canaán que Dios le había prometido a Abraham. Así, cuando murió, él dijo a su pueblo que debían llevar sus huesos hasta allí, a la tierra de Canaán a la que iban a entrar (Génesis 50:24-25; Hebreos 11:22).
Dios eligió al pueblo de Israel para la providencia del cultivo de la humanidad. Y pensaba hacerles establecer una nación y enviar a Jesús a través de ellos. Sin embargo, en los días de José, el pueblo de Israel era solo un pequeño grupo de personas. Necesitaban un lugar donde refugiarse de los enemigos fuertes alrededor de ellos. Necesitaban alimentos y artículos de primera necesidad para sobrevivir durante los siete años de hambruna.
Es por esta razón que Dios envió a José a Egipto ante el pueblo de Israel, lo convirtió en el segundo gobernante de Egipto, y luego los llevó a Egipto. De este modo ellos no sufrieron de hambre, se multiplicaron por los 400 años que siguieron, y se convirtieron en una gran nación. Al saber que era la providencia de Dios (Génesis 45:7-8), José confesó su fe, aun cuando él murió. Esto nos habla de cuánto anhelaba y cuánto se esforzó por alcanzar el sueño con fe durante toda su vida.
Queridos hermanos en Cristo: les ruego en el nombre de nuestro Señor que posean una fe inalterable como la de José y que disfruten desbordantes respuestas y bendiciones hasta entrar en el glorioso cielo.
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