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El significado de la resurrección

Noticias Manmin   No. 258
3216
Mayo 13, 2018


Pastor Principal, Dr. Jaerock Lee


«Los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo» (Hechos 1:11).



Jesús, el Hijo de Dios, vino a la Tierra para cumplir con el deber del Salvador. Él murió por nosotros en la cruz y resucitó de entre los muertos al tercer día después de Su entierro.

Después, el Señor resucitado se quedó con Sus discípulos en la Tierra durante 40 días, fortaleció su fe en la resurrección, y ascendió al cielo. El Señor regresará en el aire en el tiempo designado y tomará a aquellos creyentes que han esperado por un corazón santificado y que han trabajado fielmente con el anhelo de Su segunda venida.

Ahora vamos a estudiar el significado de la resurrección del Señor.


1. La resurrección se dio por el pago del precio del sacrificio.

La resurrección es el suceso más feliz y alegre para todos aquellos que creen en el Señor. Es también el elemento más esencial de nuestra fe. Para que haya resurrección, el proceso de la muerte debe preceder a ésta. Nuestro Señor, quien es el primer fruto de la resurrección, primero tuvo que morir antes de recibir la gloria de la resurrección. Él tuvo que morir de forma dolorosa y tremendamente vergonzosa a través de la crucifixión. Al final derramó hasta la última gota de sangre y agua. Él sacrificó todo lo que tenía. El hecho de que se haya despojado de toda gloria celestial para descender a este mundo en un cuerpo físico, es un sacrificio inmenso que nosotros como criaturas no podemos entender. Asimismo, durante Su ministerio, Él no tuvo tiempo suficiente para dormir bien, ni comer ni cuidar de Sí mismo.

Por consiguiente, cuando pensamos en la resurrección, debemos grabar el sacrificio del Señor en nuestro corazón. Entonces podremos recordar con más profundidad en el corazón el sentido y el valor de la resurrección. Y los que tienen la fe de la resurrección también se sacrificarán a sí mismos siguiendo el ejemplo del Señor. En la medida en la que nos sacrifiquemos, recibiremos cantidades inimaginables de recompensas y gloria en el cielo, lo que no se puede comparar en absoluto con la magnitud de nuestros sacrificios en este mundo.


2. Mediante la resurrección recibimos vida eterna.

Estos discípulos fueron testigos de la resurrección del Señor de primera mano. Cuando los discípulos habían visto a Jesús tres días antes, Su piel estaba desgarrada por la flagelación. Sobre Su cabeza estaban las largas espinas; Sus manos y pies estaban clavados, y todo Su cuerpo estaba cubierto de sangre. Su cuerpo era delgado porque no había comido ni dormido bien en los últimos tres años. Era semejante a piel y huesos.

Jesús fue colgado en la cruz de este modo, y finalmente dio Su último aliento después de sufrir dolor insoportable por seis horas. Su cuerpo fue envuelto en lino fino y enterrado en una cueva recién abierta. Estaba muerto, y no había ninguna posibilidad de que volviera a vivir. Pero Jesús se levantó de la muerte.

Él se apareció ante los discípulos en un cuerpo resucitado, y habló con ellos. Permitió que Tomás, quien dudaba de su resurrección, tocara Sus heridas de los clavos y la lanza; y también comió pescado asado con los discípulos. Después de esto, sin reservas dieron sus vidas por el Señor, y por la causa del evangelio.

En Juan 11:25-26 leemos: «Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?». Después de tener un encuentro personal con el Señor resucitado, los discípulos estaban tan convencidos de la vida que podían responder valientemente esta pregunta, diciendo: «Sí, Señor. Yo creo». Por su convicción de la vida eterna, su temor a la muerte desapareció de forma natural.

Con esta fe, tomaron el camino del sufrimiento que tomó el Señor. Incluso cuando eran presa de leones, elevaban oraciones de gratitud. Se despedían de sus hijos en su regazo, diciendo: «Pronto nos veremos en el cielo». Los cristianos vivían en catacumbas subterráneas lejos de las persecuciones contra ellos. En toda su vida no podían ver la luz del sol, pero seguían llenos de esperanza y esperando el regreso del Señor. Aunque debían enterrar a sus muertos en aquella catacumba, los que permanecían hacían crecer su esperanza de verlos nuevamente en el cielo.

En 1 Tesalonicenses 4:13-14 se expresa: «Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza. Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él». Para aquellos cristianos que creían en la resurrección y la vida eterna, ni siquiera la muerte era considerada como uno de los pasos que caminaban hacia la eternidad.

En 1 Tesalonicenses 4:16-17 leemos: «Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor». Por lo tanto, debemos vivir cada día de nuestra vida con la esperanza por la vida eterna y aferrados a una mejor vida en el cielo por la fuerza de cada día (2 Corintios 4:18).


3. Se cumplió la providencia de Dios mediante la resurrección.

«Y si no hay resurrección de muertos, entonces ni siquiera Cristo ha resucitado; y si Cristo no ha resucitado, vana es entonces nuestra predicación, y vana también vuestra fe», es lo que dice 1 Corintios 15:13-14. La senda de la salvación se consumó con la muerte de Jesús en la cruz, y luego al vencer la muerte y al resucitar. Si Jesús no hubiera resucitado, el camino de salvación no se habría completado y tendríamos que haber merecido la muerte eterna porque nuestros pecados no podrían ser perdonados.

La resurrección del Señor es el evento más importante de la historia de la humanidad. El Señor fue crucificado, a pesar de ser inocente. Él venció la muerte, resucitó, y se convirtió en el primer fruto de la resurrección debido a que no tenía pecado en absoluto. Si usted lo cree y acepta a Jesucristo, puede recibir la salvación y llegar a ser hijo de Dios. Por lo tanto, no podríamos hablar de la salvación sin hacer referencia a la resurrección en el cristianismo.

Al contrario, si tenemos esperanza de la resurrección, no tendremos ningún tipo de apego a este mundo y no vamos a tener temor de la persecución ni de las dificultades. Solamente viviremos practicando la verdad con nuestra vida entera. Aquellas personas al final se levantarán como verdaderos hijos que Dios quiere ganar a través del cultivo de la humanidad. Dios compartirá amor verdadero y eterno con ellos por siempre. Esta es la providencia de Dios albergada en Su corazón cuando comenzó el cultivo de la humanidad.


Si se asemeja al Señor quien es la primicia de la resurrección, y obedece por completo la voluntad de Dios, va a participar en la gloria de la resurrección, y entrará en la Nueva Jerusalén. Yo ruego en el nombre de nuestro Señor que usted pueda mantenerse firme en la fe de la resurrección, en la práctica de la verdad y en poseer la fe de un mártir, y que se convierta en un fruto de la resurrección gloriosa.


 

 

 
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