Los hombres de los cuales el mundo no era digno (2)
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Junio 10, 2018 |
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Pastor Principal, Dr. Jaerock Lee
«Que por fe conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones, apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de debilidad, se hicieron fuertes en batallas, pusieron en fuga ejércitos extranjeros. [...] Fueron apedreados, aserrados, puestos a prueba, muertos a filo de espada; anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados; de los cuales el mundo no era digno; errando por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra» (Hebreos 11:33-38).
En la pasada edición, estudiamos la fe de Elías, quien hizo descender la respuesta de fuego por fe; Ester, quien salvó a su pueblo; y Daniel, quien no dio su brazo a torcer ante el rostro de la muerte. Estos grandes antepasados de la fe no tenían miedo de ningún tipo de amenaza, debido a su audacia espiritual, que provenía de su amor a Dios.
Vamos a profundizar en el estudio de los antepasados de la fe que han vencido al mundo en la unidad con el Señor por la fe en el tiempo del Nuevo Testamento.
1. La fe perfecta que puede incluso dar la vida
Juan 6:53-55 dice: «Entonces Jesús les dijo: En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del Hombre y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero. Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida».
¿Qué significa comer la carne del Hijo del Hombre y beber Su sangre? El Verbo es Dios (Juan 1:1), y el Verbo se hizo carne y vino a la tierra (Juan 1:14). Él es Jesús. Comer la carne del Hijo del Hombre es hacer de la Palabra de Dios alimento para nuestra vida. Al comer la carne del Hijo del Hombre, debemos beber Su sangre también. Esto indica que usted no solo debe aprender la Palabra sino también reaccionar ante ella en obediencia al mismo tiempo. Esto espiritualmente se refiere al acto de alejar el mal y sustituirlo con la bondad y el amor.
Cuando se camina en la luz actuando según la Palabra, la sangre de nuestro Señor nos limpia de todo pecado (1 Juan 1:7) y la fe se perfecciona (Santiago 2:22). Y se tiene esperanza certera para la resurrección, de modo que no nos aferramos a las cosas en este mundo. También se tiene el perfecto amor, el que incluso da su vida por el Señor.
Es por haber conocido y por creer que la gloria venidera que nos será dada en el cielo es sin medida mayor en comparación a las persecuciones momentáneas en este mundo, a pesar de sufrir la muerte. Además de esto, al comprender el amor de nuestro Señor, quien sacrificó todo por nosotros, podemos dar incluso la vida por el Señor.
2. Los antepasados de la fe que amaron a Dios con sus vidas
1) Los discípulos del Señor fueron severamente perseguidos y martirizados.
El apóstol Santiago, hermano de Juan, fue el primero de los discípulos del Señor que murió como un mártir. Fue decapitado durante el reinado de Herodes. El apóstol Pedro sufrió muchas persecuciones, amenazas y encarcelamiento. Pero él con valentía predicó el evangelio. A la hora convenida, fue martirizado al ser crucificado cabeza abajo. El apóstol Juan fue sumergido en aceite hirviendo en tiempos del emperador Domiciano, pero no sufrió en absoluto porque el Señor estaba con él. Posteriormente, fue desterrado a Patmos y ahí escribió el libro de Apocalipsis.
La razón por la que los discípulos del Señor pudieron sufrir persecuciones y encarar el martirio fue porque tenían la fe que Dios les había dado y su corazón estaba lleno con el amor de nuestro Señor. Ellos no escatimaron nada por el Señor, ni siquiera su vida.
2) El apóstol Pablo fue decapitado al predicar el evangelio a los gentiles.
El apóstol Pablo nació como ciudadano del Imperio Romano. Él era un elitista con los mejores conocimientos disponibles en su tiempo. Este hombre dejó atrás todo después de conocer a Jesucristo y se sintió complacido con todos los sufrimientos que tuvo que soportar por la iglesia, el cuerpo de Cristo (2 Corintios 11:23-27). Fue azotado y golpeado en público y encarcelado, pero alababa a Dios en la prisión (Hechos 16:22-25). Él fue apedreado por el pueblo, y lo arrojaron fuera del castillo porque pensaron que estaba muerto (Hechos 14:19).
A pesar de todo, él continuó por el camino del Señor por causa del amor de Dios por él (Romanos 8:35-37). Anteriormente había perseguido a las iglesias y a los creyentes en el Señor, pero el Señor se le acercó e hizo de él uno de Sus apóstoles. Él se sentía muy agradecido por la gracia de Dios.
A lo largo de su vida predicó el evangelio de una manera ferviente como apóstol de los gentiles, y en el momento designado, fue decapitado. Hasta que ingresó en el seno del Señor, dio todo lo que tenía para Él.
3) Los miembros de la iglesia primitiva soportaron duras persecuciones en el Coliseo.
En el año 64 d.C. hubo un gran incendio en Roma. Se dice que Nerón fue el responsable de prender fuego a Roma para reconstruir el Imperio Romano. Pero él culpó del incendio a los cristianos, y fueron arrestados. Nero permitió a los ciudadanos ver cómo las bestias asesinaban a los cristianos en el Coliseo.
La mayoría de ellos enfrentaban la muerte sin temor. Algunos fueron alimento para los animales salvajes mientras oraban entregando su espíritu al Señor, y otros murieron mientras unían sus manos y alababan a Dios, con los ojos en el cielo. Se enfrentaron a los últimos días de su vida ofreciendo gloria.
4) Los miembros de la iglesia primitiva no fueron eximidos de ninguna persecución ni martirio.
Las persecuciones contra los cristianos se intensificaron a lo largo del segundo siglo. Se les prohibía la entrada en lugares públicos y eran apedreados en disturbios callejeros. Los líderes de la Iglesia, especialmente, fueron perseguidos con dureza.
Ignacio de Antioquía fue un obispo de la Iglesia de Antioquía. Él fue alimentado a los leones en el Coliseo y murió como un mártir. Policarpo fue discípulo del apóstol Juan y un obispo cristiano de Esmirna. Lo obligaron a decir que el emperador romano era su Señor; pero no se sometió a ningún tipo de amenazas y fue quemado en la hoguera.
Debido a que las persecuciones se hicieron más severas y prolongadas, para evitarlas los cristianos vivían en las catacumbas, lugares de entierro subterráneo en Roma. Ellos vivieron en peligro de muerte por décadas.
Parecía que vivían una vida miserable, como si vivieran en la muerte, pero soportaron todo con el amor por el Señor. Grabaron el amor de nuestro Señor con oración y alabanza todos los días; y hablaron de la alegría celestial de la que la gente que murió antes de ellos podía disfrutar y vivieron con esperanza por el cielo.
Las persecuciones eran muy severas justo antes de que el cristianismo fuera reconocido oficialmente. Los cristianos fueron privados de la ciudadanía, las iglesias se quemaron, y muchos pastores y líderes de la iglesia fueron arrestados. Los dirigentes encarcelados fueron obligados a rendir culto a los dioses romanos, y cuando ellos lo rechazaron, eran castigados severamente. A la mayoría de los mártires en esas graves persecuciones se les dio la probabilidad de sobrevivir si negaban que eran cristianos. Pero con gozo enfrentaban la muerte y daban sus vidas por el Señor.
Queridos hermanos en Cristo: les ruego en el nombre del Señor que complazcan a Dios con la fe de la que el mundo no era digno y que disfruten de cada bendición preparada para Sus hijos amados.
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