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La sabiduría de lo alto es benigna

Noticias Manmin   No. 266
3089
Noviembre 25, 2018


“Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía. Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz” (Santiago 3:17-18).


Dr. Jaerock Lee

Pastor Principal de la Iglesia Central Manmin


■ Director del consejo, La Iglesia de la Santidad Unida de Jesucristo

■ Presidente vitalicio, La Asociación Misionera de Avivamiento Cristiano Mundial

■ Fundador y Director del consejo, Red Cristiana Global

■ Fundador y Director del consejo, Red Cristiana Mundial de Médicos

■ Fundador y Director del consejo, Seminario Internacional Manmin

■ Fundador y Director del consejo, Seminario Teológico La Alianza Santidad

■ Doctorado de ministerio, y Doctorado honorífico de Divinidades

■ Sus sermones fueron transmitidos por el Sistema Cristiano de Transmisión y la Compañía Transmisora del Lejano Oriente.

■ Condujo cruzadas en la ciudad de Nueva York, Washington D. C., Baltimore, Maryland, Los Angeles, y en Hawaii, en los EE.UU.; Japón; La India; Pakistán; Filipinas; Argentina; Honduras; Perú; Rusia; Alemania; Kenia; Tanzania; Uganda; la República Democrática del Congo; Jerusalén en Israel; y Estonia.



Las personas usualmente dicen que cuando están mirando a otros jugar ajedrez, pueden ver mejores jugadas que las que realizan los jugadores. Aunque aquel que está jugando es, de hecho mejor jugador, él quizá no vea de cosas básicas si está bajo una gran presión para ganar el juego. Pero aquellos que están mirando el juego no están bajo ninguna presión, así que tienen una mejor visión general y más espacio para pensar. Nuestras vidas cristianas a veces son similares a esta situación.

Cuando buscamos nuestro propio beneficio, quizá no somos capaces de discernir la verdad. Incluso si sabemos lo que es la verdad, tal vez no seamos capaces de renunciar al beneficio. Entonces, no podemos actuar de acuerdo a la verdad. Pero si hemos echado fuera la avaricia y nuestro corazón está lleno con la verdad, seremos capaces de discernir fácilmente la verdad, de modo que no sea difícil practicar la verdad. También podemos dar respuestas claras a los problemas que conciernen a otras personas, aunque no sean nuestras. Esta es la sabiduría que podemos obtener a través de ser espiritualmente “benignos”.


1. El significado espiritual de ‘benignidad’

Los diccionarios dicen que “ser benigno” significa ser amable, apacible y calmado. Pero la “benignidad” espiritualmente se refiere al corazón lleno con abundante verdad y contiene la libertad de la verdad de modo que podemos renunciar a todo lo que tenemos. Para lograr este corazón, no debemos tener motivos egoístas y debemos ser llenos con la verdad.

Jesús es el mejor modelo a seguir para renunciar a todo con un corazón de abundante verdad. Jesús es el Hijo de Dios y Él no tuvo pecado ni culpa. Su corazón era la verdad en sí misma. Mientras que Él vivía en la tierra, él vivió sólo por la voluntad de Dios y ofreció todo de sí. Sin comer ni descansar bien, Él predicó el evangelio del reino de los cielos y sanó a los enfermos. Él trabajó muy duro y derramó muchas lágrimas. Eventualmente, incluso ofreció su propia vida por las almas. Al hacer esto, Él salvó a innumerables personas y las guio al cielo.

También podemos aprender acerca de la benignidad a través de las obras de Abram (después llamado Abraham) en Génesis 13. Abram y Lot recibieron bendiciones de Dios. Ya que su ganado era muy abundante, sus pastores tenían contiendas unos con otros. Cuando Abram se dio cuenta, él decidió que tenía que separarse de Lot. Él dijo a Lot: “Yo te ruego que te apartes de mí. Si fueres a la mano izquierda, yo iré a la derecha; y si tú a la derecha, yo iré a la izquierda”. De hecho, la razón por la que Lot recibió bendiciones fue que él se quedó con Abram, quien era amado por Dios y más aún, Lot era el sobrino de Abram. Pero Lot escogió primero la mejor tierra. Abram no tuvo ningún tipo de descontento hacia Lot. Esto fue porque él tenía tanta benignidad de corazón que pudo renunciar a todo si la otra persona así lo deseaba. Ya que Abram mostró tanta bondad, Dios le prometió que le daría todas las tierras del norte, sur, este y oeste y también le daría incontables descendientes.

Abram siempre mostró una benignidad sobreabundante y actuó con mucho más bondad que la que se requería de él, así que recibió grandes bendiciones de Dios. Por el contrario en este mundo la gente dice que es inteligente quedarnos con nuestras propias cosas sin renunciar a nada. También dicen que si les golpean una vez, ellos deben devolver el golpe. Si ellos dan uno, quieren recibir más de lo que dieron. Y piensan que eso es sabiduría. Pero Dios dice que es más bienaventurado dar que recibir (Hechos 20:35). Cuando damos y compartimos en el nombre del Señor, recibiremos grandes bendiciones de Dios. Esta es una manera de bendición y verdadera sabiduría.

Pero siempre y cuando tengamos egoísmo, ira y avaricia en nuestros corazones, no podremos mostrar benignidad abundante. Por esta razón la ‘benignidad’ se define como ‘el corazón que tiene la verdad abundantemente y desde esa verdad podemos renunciar a todo’.


2. Bendiciones disfrutadas a través de la sabiduría de la benignidad

Cuando ensanchamos nuestros corazones con la verdad, nos sacrificamos y servimos a otros, es la sabiduría para ganar los corazones de otros. Si nuestro corazón está lleno de la verdad y tenemos benignidad que sobreabunda podemos darle a otros generosamente y no tendremos incomodidad cuando veamos que a otros les está yendo mejor que a nosotros. También podemos ayudar a que a otros les vaya mejor. Si nosotros no perseguiremos los beneficios menores que están inmediatamente frente a nosotros, podemos recibir bendiciones dadas por Dios y entender por qué es más sabio y tiene más bendición dar que recibir y por qué aquellos que sirven se convierten en personas grandes.

He estado muy consciente de este principio. Así que, desde la apertura de la iglesia, apoyamos a otras iglesia que apenas se creaban, aunque no teníamos suficiente para nosotros. Ahorramos sólo un centavo más para dedicarlo a las misiones mundiales y salvar más almas. Incluso cuando algunas personas nos pidieron que les diéramos nuestra ‘camisa’, se las dimos incluso con nuestro ‘abrigo’ si esto pudiera salvarlos. Incluso cuando nos golpearon la mejilla derecha sin ninguna razón, ofrecimos incluso la izquierda para poder lograr la paz.

Cuando algunos trataron de engañarnos, sólo se los permitimos, aun cuando sabíamos que estaban mintiendo. Fuimos golpeados no porque no tuviéramos el poder de responder. Y ofrecimos la otra mejilla no porque fuéramos necios, sino porque teníamos un fervoroso amor para salvar almas y creíamos las obras del Dios Todopoderoso. Entonces, Dios nos permitió crecer en una iglesia de un gran tamaño en un periodo de tiempo muy corto y recibimos bendiciones que sobreabundan.

Es lo mismo cuando usted trabaja para el reino de Dios y tiene cuidado de las almas. El apóstol Pablo dijo en 2 Corintios 12:15 “Y yo con el mayor placer gastaré lo mío, y aun yo mismo me gastaré del todo por amor de vuestras almas, aunque amándoos más, sea amado menos”. Para aquellos que no conocen la verdad, cuando usted da todo con su amor para Dios y amor por las almas, puede parecer que usted está desperdiciando sus posesiones.

Pero, conforme usted se mantiene haciéndolo, usted será más amado por Dios y la gente. Cuando el apóstol Pablo lo abandonó todo, él ganó obreros como Timoteo, quien consideró y amó a Pablo como a un padre. También, él obtuvo una iglesia y miembros quienes estaban dispuestos incluso a sacar sus ojos para dárselos a Pablo (Gálatas 4:15). Más aún, podemos obtener sabiduría para discernir la verdad claramente y recibir fuerza para salvar almas y sanar almas que tienen corazones rotos.


3. La libertad de la verdad viene de la benignidad

La benignidad es una cualidad del corazón que es capaz de producir todo porque poseemos abundantemente la verdad en nuestros corazones mientras que al mismo tiempo tenemos libertad en esa verdad. Aquí, ahondemos en el significado de ‘libertad de la verdad’. Juan 8:32 dice: “...y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”. Para aquellos que no están viviendo por la verdad, la verdad puede sentirse como grilletes. Pero para aquellos que conocen la verdad y actúan completamente por ella, se sienten libres dentro de la verdad. Ellos saben que la ley de Dios es amor y una forma de obtener bendición, así que no le temen.

Por ejemplo, si usted no tiene la fe para guardar el Día del Señor, podría sentirse con carga sobre los mandamientos y guardarlos. Usted puede pensar que las palabras que dice para no realizar un negocio o no participar en un entretenimiento mundano durante el día son como grilletes. Pero aquellos que en verdad lo guardan desde el fondo de su corazón no sienten carga por ello. Saben que reconocen la soberanía espiritual de Dios guardando Su día y por tanto recibirán paz y bendición de parte de Dios.

Cuando guardan el día del Señor, están protegidos de accidentes o calamidades durante la semana. También, incluso pueden ganar más dinero cuando no abren sus comercios ese día. Dios puede darles un ingreso que corresponda al valor de siete días durante esos seis días. También Dios puede evitar gastos inesperados. Ya que Dios los protege de enfermedades y accidentes, ellos no tienen que pagar medicinas ni facturas de hospitales. Cuando entendemos el verdadero significado del mandamiento sobre guardar el Día del Señor y actuar por la verdad, nuestras almas pueden prosperar y estaremos protegidos siempre. Entonces nos sentimos con mucha libertad en nuestras vidas.

Otro ejemplo es este: si echamos fuera las enemistades de acuerdo a la verdad, nos sentiremos aliviados y felices. Quizá usted se ha sentido agobiado por enemistades y ha sentido arrepentimiento ante Dios. Pero si usted echa fuera esta naturaleza pecaminosa, se sentirá muy feliz, ya que la verdad lo libera del yugo del pecado y lo libera del agobio del pecado. Además, si su corazón está lleno de verdad, también puede extender esa libertad a otros. Usted no juzga o condena a otros sólo porque no están viviendo por la verdad, en vez de eso puede animarlos y fortalecerlos de modo que también puedan vivir por la verdad.

‘Ser llenos de la verdad en nuestros corazones’, aquí, no sólo significa conocer que la verdad viene sólo por nuestro conocimiento. Aquellos que conocen la verdad sólo como conocimiento pueden pensar con arrogancia que conocen todo aunque conozcan muy poco (1 Corintios 8:1). Dichas personas juzgan y condenan a otros. Cuando les parece que alguien quiere ser servido, son rápidos para juzgar y condenar. Ellos concluyen que la persona quiere ser servida. Pero ellos mismos no se dan cuenta que están quebrantando la verdad diciéndonos que no juzguemos a nuestros hermanos.

Por otro lado, aquellos que tienen la verdad en el corazón considerarán que la medida de fe de la persona y pensarán desde el punto de vista de los demás. Pueden discernir el bien del mal con las palabras, pero incluso cuando ven la falsedad de otros, aún pueden cubrir sus faltas con amor. Ya que han recibido compasión de Dios cuando tienen muchas transgresiones, también muestran compasión por otros.


4. El entendimiento sigue a la benignidad

Cuando la verdad viene a nuestro corazón abundantemente y si tenemos corazones generosos en la libertad de la verdad, podemos tener entendimiento que nos muestra claramente el camino en todo. Jesús enseñó el corazón de Dios a la gente en la libertad de la verdad.

En Juan 8, los judíos trajeron a Jesús una mujer que había sido sorprendida en el acto del adulterio. Ellos le preguntaron a Jesús qué hacer acerca de ella. De acuerdo a la Ley de Moisés, ellos tenían que lapidarla hasta la muerte. Pero si Jesús hubiera dicho esto, ellos hubieran dicho que estaba en contra de sus propias enseñanzas que se basaban principalmente en el amor y el perdón. Si Jesús les hubiera dicho que la perdonaran, ellos lo hubieran condenado por desatender la ley. En ese tiempo, Jesús sólo comenzó a escribir algo sobre la tierra sin decir nada.

Cuando la gente le pidió que respondiera, Él dijo: “El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella”, y continuó escribiendo en la tierra. Lo que Jesús había estado escribiendo en la tierra en ese momento eran los pecados que había cometido la gente que ahí estaba. Cuando las personas vieron a Jesús escribiendo los pecados que ellos habían cometido, no se atrevieron a arrojar una piedra a la mujer. Uno por uno, dejaron ese lugar con remordimientos de conciencia, y sólo Jesús y la mujer permanecieron ahí. Y Jesús le dijo “Ni yo te condeno; Vete, y no peques más”. Esta mujer que había estado temblando de miedo y de vergüenza había sido salvada tan dramáticamente. Ella tuvo que haber guardado en su corazón la palabra de Jesús.

Jesús es la verdad misma y conocía con claridad el corazón y la voluntad de Dios. Por lo tanto, Él tenía la libertad de la verdad. Él fue tan benigno como para entender el corazón de los pecadores y mostrar compasión a ellos. Él pudo mostrar la sabiduría para permitir que la gente entendiera la verdadera voluntad de Dios diciendo: “El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella”.

Si Él hubiera tenido aunque sea un poco de condenación en Su corazón, no hubiera dado tal respuesta. Y si Él les hubiera dicho que la perdonaran sólo porque ella era digna de compasión, las personas hubieran dicho que Él estaba quebrantando la ley y que hubiera sido puesto en una situación muy difícil.

Todas las partes de la ley de Dios contiene este amor de Dios pero las personas no pueden ser perdonadas sólo porque son dignas de compasión. Esto es porque si Dios sólo perdona a todos los pecadores con simpatía, el pecado se esparciría como el fermento de levadura y más personas caerían en destrucción. Por eso Dios designó el castigo por los pecados. Jesús podía mostrar tal sabiduría para salvar a todas las personas porque Él cumplió con la ley con amor y conocía el corazón de Dios en la Ley (1 Timoteo 2:4).

Otra cosa que debemos darnos cuenta aquí es que Jesús no mencionó los pecados de la gente con palabras pero los escribió en la tierra. No habló en voz alta esas cosas que hieren los sentimientos de la gente. Él conocía que podía ocasionar resistencia si señalaba los pecados de la gente malvada directamente. Él sólo permitió que ellos leyeran los pecados escritos en el suelo de modo que calladamente se retiraran.

Algunas veces, cuando una persona habla acerca de la falta de otra persona, el que escucha se avergüenza y dice “Y ¿usted no tiene este tipo de falla también?” Lo que significa decir algo como esto es “Ocúpate de tus propios asuntos”. Por supuesto, no es correcto hablar acerca de las faltas de otros. Pero aunque alguien esté haciendo algo mal, tampoco es correcto criticar a esa persona en su cara. Eso es para retribuir mal con mal y al hacer eso usted está juzgando y condenando de la misma forma. También, la persona que escucha tales palabras puede tener rencores aunque lo que escuchó sea cierto.

Por tanto, si conocemos la verdad sólo como conocimiento, no cultivándolo en nuestro corazón, podemos lastimar fácilmente a otros con ese conocimiento. Debemos cultivar la Palabra de Dios en nuestros corazones y luego ser capaces de aceptar a otras personas.

Si ustedes tienen benignidad en su corazones, no herirán los sentimientos de otras personas y no juzgarán ni condenarán a otros. Usted los considerará como almas preciosas y los guiará a la verdad. Cuando usted tiene este tipo de corazón, obtendrá la sabiduría para traer a otros a la vida. Esta es la sabiduría obtenida de la benignidad.

Amados hermanos en Cristo, Romanos 15:1-2 dice: “Así que, los que somos fuertes debemos soportar las flaquezas de los débiles, y no agradarnos a nosotros mismos. Cada uno de nosotros agrade a su prójimo en lo que es bueno, para edificación”.

Como hijos de Dios debemos procurar al débil, dar felicidad a nuestro prójimo y mostrarles una generosidad llena de virtud con buenas obras. Oro en el nombre del Señor para que usted logre la benignidad en su corazón, emita la fragancia de bondad en todo momento y en todo lugar y se conviertan en hijos que son la fuente de orgullo para Dios.


 

 

 
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