Series sobre "El Mensaje de la Cruz" - Las últimas siete palabras de Jesús en la cruz (3)
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Enero 27, 2008 |
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{El Orden de Publicación}
1. La Primera y la Segunda Palabra 2. La Tercera Palabra 3. La Cuarta, Quinta y Sexta Palabra 4. La Séptima Palabra
" Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?" Mateo 27:46
"Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba consumado, dijo, para que la Escritura se cumpliese: Tengo sed. ...Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu" Juan 19:28-30
Cuando el momento de la muerte se acerca, la mayoría de las personas miran hacia atrás en sus vidas y dejan un testamento a sus familias y amigos, quienes a cambio, atesoran las últimas palabras de sus seres amados. Jesús, quien había venido a este mundo como el Salvador de la humanidad, dejó unas cortas palabras antes de morir en la cruz, y a ellas se les conoce como "Las últimas siete palabras en la cruz". Una vez que hemos comprendido claramente el corazón de Nuestro Señor quien, como el Hijo de Dios, cumplió con la Providencia de la salvación, entonces nos podemos convertir en verdaderos hijos de Dios. Continuando con la última edición de las Noticias Manmin, vamos a retomar este día la cuarta, quinta y sexta palabra que Jesús nos legó en la cruz.
La cuarta palabra es: "ELI, ELI, ¿LAMA SABACTANI?"
Las palabras de Jesús, "ELI, ELI, ¿LAMA SABACTANI?", en Mateo 27:46, cuando son traducidas, significan: "DIOS MIO, DIOS MIO, ¿POR QUE ME HAS ABANDONADO?". Sin embargo, Jesús no pronunció estas palabras dirigidas Dios en forma de queja o para expresar verbalmente Su tormento. Mucho antes que Él viniera a este mundo, estaba ya consciente del sufrimiento en la cruz. Además, al haber elegido voluntaria y libremente el camino de la cruz a fin de cumplir la Providencia de Dios, no había razón para que Jesús se quejara en contra de Dios. En estas palabras está encerrado un significado espiritual de gran importancia. Primero, hay una razón del por qué "Jesús clamó a gran voz". Durante toda la noche anterior a este evento, Él fue llevado de lugar en lugar, siendo interrogado sin descanso y azotado cruelmente. Es más, fue colgado en la cruz por seis horas después de haber sido atravesado por el primer clavo (Marcos 15:25). Por lo tanto, no tenía suficiente fortaleza para haber "clamado en voz alta"; Jesús hizo esto a fin de recordar y para hacer comprender a todas las personas por qué Dios lo había abandonado y por qué había sido objeto de la crucifixión. En ese mismo momento Su cuerpo estaba clavado y colgando impotentemente sobre la cruz maldita, Jesús fue totalmente abandonado por Dios. Esto sucedió para que Él pudiera redimir a la humanidad de sus pecados y para que los condujera al cielo. Mientras toda la humanidad había sido destinada a ser abandonada por Dios de acuerdo con la maldición de la ley, Jesús fue maldecido y olvidado por Dios a favor nuestro. A fin de recordar a todas las personas sobre esto, "Jesús clamó a gran voz". De la Biblia aprendemos que cuando Jesús se refería a Dios, siempre decía, "Padre". No obstante, en Mateo 27:46, la razón por la cual dijo "DIOS MIO", fue porque, al haberse convertido en un pecador y estar colgado en una cruz, Él no podía atreverse a llamar al Dios santo "Padre". Del mismo modo, incluso cuando usted dice que "cree en el Señor", pero vive de acuerdo con la tentación del enemigo el diablo y Satanás en lugar de vivir de acuerdo a la voluntad de Dios, no podría tener la confianza de llamar "Padre" a Dios Entonces, Jesús "clamó a gran voz" porque innumerables personas continúan en amistades con el mundo y caminando en el camino de la muerte, a pesar que Dios ha dado a Su Único Hijo por los pecadores. Y debido a que Jesús deseaba que todas las almas estén conocedoras de la razón por la cual Él fue crucificado, que lo acepten como su único Salvador, y que obtengan la vida eterna, por eso, clamó a gran voz "¿ELI, ELI, LAMA SABACTANI?". Si nosotros creemos con el corazón que Jesús fue abandonado por Dios y que fue crucificado por nuestros pecados, cada uno de nosotros, no volverá a habitar en medio del pecado sino que vivirá una vida que está alejada de éste y se convertirá en un hijo que podrá llamara a Dios, "Padre". También tenemos que encargarnos de propagar y compartir diligentemente el mensaje de la cruz, a fin de guiar a todas esas almas que están camino a la muerte, sin conocer la verdad, de regreso al camino de la salvación.
La quinta Palabra: "Tengo sed".
En Juan 19:28 se lee que, "para que la escritura se cumpliese", Jesús dijo, "Tengo sed". Cuando un individuo derrama una cantidad sustancial de sangre, éste sufre de una sed extremada. Ahora, ¿Puede usted imaginarse cuan sediento pudo haber estado nuestro Jesús, después de haber sido clavado y colgado en la cruz en medio del aire seco de Israel y bajo el sol abrasador durante muchas horas? Sin embargo, Jesús estaba sufriendo no simplemente de una sed física; aquí, hay un significado espiritual encerrado en Sus palabras, "Tengo sed". Sus palabras son de naturaleza espiritual, exhortando a cada uno de nosotros a saciar Su sed por medio de reclamar Su sangre. Entonces, ¿Cómo podemos nosotros "reclamar la sangre de Jesús"? Al derramar Jesús Su sangre para salvar a toda la humanidad pecadora, "reclamar la sangre de Jesús" simboliza buscar diligentemente y predicarle el evangelio, a todos aquellos que de otro modo terminarían en el infierno. En adición a proclamar "directamente" el evangelio a los no creyentes, podemos proclamar el evangelio "indirectamente", orando por la salvación de las almas y haciendo ofrendas para el trabajo misionero. Cuando Jesús dijo, "Tengo sed", algunas personas que estaban cerca "empaparon en vinagre una esponja, y poniéndola en un hisopo, se la acercaron a la boca". Y recibió el vinagre no para calmar la sed, sino que Él estaba, según el decreto espiritual establecido por una profecía del Antiguo Testamento (Salmo 69:21), tomando un sorbo de vinagre. Al haber Jesús "recibido el vinagre", da testimonio del hecho que Él bebió vinagre e hizo posible que nosotros bebiéramos vino nuevo. El "vinagre" simboliza la ley del Antiguo Testamento mientras que el "vino nuevo" significa la ley de amor cumplida por Jesús mismo. De acuerdo a la ley del Antiguo Testamento, todos los pecadores estaban condenados por sus pecados y la redención de éstos se alcanzaba por medio de la sangre de animales que sacrificaban a Dios. Como Jesús mismo se convirtió en un sacrificio expiatorio y nos redimió de la maldición de la ley por medio de Su muerte en la cruz, no obstante, Él "recibió el vinagre" por causa nuestra. Por lo tanto, nosotros seremos perdonados por nuestros pecados cuando creemos en Jesucristo y nos arrepentimos de nuestros pecados con todo nuestro corazón. Este el acto de "beber el vino nuevo" y para darnos a conocer este hecho, Jesús dijo, "Tengo sed" y recibió Él mismo el vinagre.
La Sexta Palabra: "Consumado es"
En Juan 19:30 se lee, "Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu". Con "Consumado es", Jesús estaba haciendo referencia a cómo había alcanzado la Providencia de la redención de la humanidad y había cumplido la ley por amor. Ya que, "La paga del pecado es muerte", según la ley, todos los pecadores estaban destinados a recibir el castigo de la muerte e ir al infierno. Los hijos de Dios, durante mucho tiempo, tuvieron que matar vacas y ovejas y sacrificar la sangre de animales para el perdón de sus pecados, pero Jesús nos redimió a los pecadores de la maldición de la ley por medio de ofrecerse a Sí mismo para ser crucificado. Los pasos que Jesús tomó para redimir a la humanidad de sus pecados fueron cumplidos por la gran magnitud de Su inimaginable e inexplicable amor. El precioso Hijo de Dios vino a este mundo, proclamó las nuevas del cielo y sanó todas las enfermedades y malformaciones físicas de la miserable humanidad. Él soportó el tormento de ser capturado y azotado por los mismos pecadores, soportó una corona de espinas que fue colocada en Su cabeza y clavos que atravesaron Sus manos y pies. Ahora que hemos recibido el derecho de entrar al cielo por nuestra fe en Jesucristo, quien, en Su magnífico amor y sacrificio por nosotros, quebrantó la autoridad de la muerte retenida por el enemigo el diablo y Satanás, quien había gobernado sobre la humanidad por mucho tiempo, ¿Qué haremos nosotros? Como Jesús cumplió toda la Providencia del Padre y se convirtió en Rey de reyes y Señor de señores, nosotros también tenemos que cumplir toda la voluntad de Dios. La voluntad de Dios para nosotros es la santificación perfecta y la fidelidad perfecta. Debemos producir los nueve frutos del Espíritu Santo, alcanzar el amor espiritual, cumplir las Bienaventuranzas, y así como Él no dijo sean "Y me seréis testigos…Y hasta lo ultimo de la tierra", nosotros tenemos que hacer todo esfuerzo por la salvación de las almas. Solamente entonces, podemos prepararnos completamente como Su novia, cumplir completamente todas nuestras obligaciones asignadas por Dios, y en el día de Su regreso, confesarle, "Consumado es".
Hermanos y hermanas en Cristo, al comprender el significado espiritual de "Las ultimas siete palabras de Jesús en la cruz" y gravándolas en su corazón, pueda cada uno de ustedes llevar una vida en este mundo que sea apropiada a la vista de Dios y puedan morar con el Señor en el más bello de todos los lugares de morada celestiales, ¡Les bendigo en el nombre de Nuestro Señor!
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