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Salvación dada solamente a aquellos Nacidos del Agua y el Espíritu

Noticias Manmin   No. 26
6775
Julio 27, 2008


Serie en “El Mensaje de la Cruz”–(26)

Salvación dada solamente a aquellos Nacidos del Agua y el Espíritu

“…Respondió Jesús y le dijo, ‘De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Nicodemo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios...” (Juan 3:1-8)

Dios ha enviado a este mundo a su Unigénito Hijo Jesucristo y abrió el camino a la salvación y eterna bendición y gozo a cualquiera que le acepte a su hijo dándole autoridad como hijos de Dios.
Sin embargo, aunque muchas personas profesan haber aceptado a Jesucristo y su fe en Dios, no necesariamente tienen todos ellos la convicción de salvación.
Con el diálogo espiritual entre Jesús y Nicodemo como nuestro guía, este asunto del Periódico Manmin ahondará en la importancia de “haber nacido de agua y del Espíritu Santo” y el camino para la perfecta salvación.

1. Diálogo espiritual entre Jesús y Nicodemo

Nicodemo era oficial judío, un maestro, y uno de los Fariseos bien versado en la Ley. Durante los tiempos de Jesús, los Fariseos eran “santos” por fuera, sin guardar la Ley desde el corazón; ellos no solamente dudaban de las enseñanzas de Jesús sino también guiaron el movimiento para matarlo.
A diferencia de otros Fariseos, sin embargo, Nicodemo estaba sediento de la verdad y el poseía verdadera fe, él pagó a Jesús una visita una tarde. Siguiendo esta reunión con Jesús, vemos a Nicodemo venir en defensa de Jesús cuando los Fariseos le criticaron (Juan 7:50-51), y después de que Jesús murió en la cruz, él llegó con “una mezcla de mirra y áloes, como cien libras” ( Juan 19:39). A partir de estos hechos sabemos que Nicodemo recibió la salvación.
Nicodemo le confiesa descaradamente a Jesús, “Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él.”
Percibiendo la sed en el corazón de Nicodemo, Jesús le responde, “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.” y le proporciona una enseñanza espiritual. Al oírlo, sin embargo, Nicodemo simplemente no podía entender cómo un hombre crecido, mucho después ya siendo viejo, pudiese nacer de nuevo.
Aun cuando uno es siervo de Dios, sin la comprensión de su Palabra será incapaz de experimentar las obras del Dios viviente, que llevará al estancamiento de la fe de su rebaño y la falta de avivamiento. Como 1 Corintios 4:20 nos recuerda, “Porque el reino de Dios no consiste en palabras, sino en poder.” Sólo cuando un individuo recibe el poder de Dios con la inspiración del Espíritu Santo será capaz de descubrir los espíritus secretos y grandemente lograr la voluntad de Dios.
Sin comprender la enseñanza espiritual de Jesús Nicodemo preguntó, “¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?”
Jesús le respondió, “A menos que uno haya nacido del agua y del Espíritu el no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es, y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije; Os es necesario nacer de nuevo. El viento sopla de dónde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de donde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu.”
Con el fin de que un individuo entre al cielo, Jesús dijo, el espíritu invisible debe nacer de nuevo. Adán, el antepasado de la humanidad, había sido creado como un ser viviente pero a causa de sus pecados, su espíritu murió. De ahí en adelante, todos los descendientes de Adán estaban con su espíritu muerto y cuando ellos llegaron a ser carnales, ellos eran incapaces de entrar en el cielo. La única manera de rectificar y revertir esto – para impedirle a uno de ir al infierno es nacer del agua y el Espíritu Santo.
Por esa razón Jesús le dice a Nicodemo, “El viento sopla de dónde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu.” Así como el viento es invisible y su dirección no puede predecirse, podemos imaginar la experiencia y los asuntos del mundo espiritual solo por la obra de Dios y el poder del Espíritu Santo.


2. Significado Espiritual de “Nacer del Agua”

¿Qué quiere decir Jesús cuándo Él dice, “Al menos que uno nazca del agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios?”
Primero, como se nos recuerda en Juan 4:14, “agua” aquí es lo mismo que “un pozo de agua que salta para vida eterna” que Jesús nos da.
¿Qué, entonces, es “un pozo de agua que salta para vida eterna,?” ¿El agua eterna que Jesús nos da? Sabemos que sin comer de la carne y beber de la sangre de Jesús el Hijo de Hombre, no hay ninguna vida en nosotros (Juan 6:53). Comer de la carne del Hijo de Hombre es hacer pan de la Palabra de Dios y beber de la sangre del Hijo de Hombre es poner la Palabra de Dios en práctica. Comer de la carne y beber de la sangre del Hijo de Hombre–la Palabra de Dios misma – es el agua que le proporciona al hombre la vida eterna.
Así como el agua limpia la suciedad y da vida a todos los seres vivos, en términos espirituales “agua” – La Palabra de Dios - limpia el pecado y la maldad de nuestros corazones y nos ayuda a poseer la vida eterna. Cuando la Palabra de Dios se establece en nuestros corazones y lo limpia, nosotros nos libraremos de tales elementos pecaminosos y malos como la envidia, los celos, el odio, y el temperamento, nacen de nuevo, y llega la salvación. Por esa razón 1 Pedro 3:21 nos dice, “El bautismo que corresponde a esto ahora nos salva (no quitando las inmundicias de la carne, sino como la aspiración de una buena conciencia hacia Dios) por la resurrección de Jesucristo.”
Por lo tanto, cuando hacemos el pan de y vivimos por la Palabra de Dios, la cual sirve para limpiar nuestros pecados, nosotros gradualmente seremos santificados y justificados, y esto a su vez servirá como prueba de nuestra salvación.

3. Significado Espiritual de “Nacer de nuevo del Espíritu Santo”

Como el sagrado Espíritu de Dios mismos, el Espíritu Santo ayuda a los hijos salvos de Dios a recibir perfecta salvación. Como nos dice Jesús en Juan 15:26, “Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí,” después de la resurrección de Nuestro Señor y ascensión, Dios les ha dado el Espíritu Santo a Sus niños salvos (Hechos 2:38) y el Espíritu Santo les ayuda a poseer fe por la cual ellos pueden creer y a través de la fe la vida se restaura a sus espíritus que habían estado muertos.
1 Juan 5:5-8 nos recuerda, “¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? Este es Jesucristo, que vino mediante agua y sangre; no mediante agua solamente, sino mediante agua y sangre. Y el Espíritu es el que da testimonio; Porque el Espíritu es la verdad. Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno. Y tres son los que dan testimonio en la tierra: el Espíritu, el agua y la sangre; y estos tres concuerdan.”
La expresión “el que vino mediante agua y sangre” significa el derramamiento de sangre y la muerte de Jesús, la Palabra que se hizo carne. Cuando Jesús se murió en la cruz, por Su sangre recibimos salvación. Por lo tanto, “el que vino mediante agua y sangre” es Jesucristo y el Espíritu Santo fue enviado a nosotros después de su ascensión nos ayuda a creer en este hecho.
La Escritura también nos dice que el que cree que Jesús es el Hijo de Dios “vence al mundo” y esto se refiere a cómo nosotros no nos untamos con la falsedad luchando y venciendo las lujurias de este mundo. El Espíritu Santo no sólo nos ayuda a creer con toda certeza en el Señor, sino convenciendo al mundo respecto al pecado y la justicia y el juicio, Él también nos dará las fuerzas para vencer el mundo y sus caminos. Una vez que comprendemos la naturaleza del pecado, entendemos la importancia de lograr la justicia, y creemos en el Juicio que ha de pasar, nos veremos obligados a vivir de acuerdo a los deseos del Espíritu Santo. Echando fuera el pecado y los elementos de maldad todos los días de nuestros corazones, nosotros transformaremos nuestros corazones y los llenaremos con la verdad.
Éste es el proceso de dar el nacimiento al espíritu por el Espíritu Santo, y sólo aquellos que dan nacimiento al espíritu naciendo de nuevo por el agua y el Espíritu Santo entrarán en el cielo.

Hermanos y hermanas en Cristo.

Efesios 2:8 nos dice, “Porque por gracias sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues don de Dios.” El hecho de que el hombre puede nacer de nuevo de agua y el Espíritu Santo mismo toma en cuenta el amor de Dios y el regalo que Él nos da sin pedirnos nada a cambio.
Por consiguiente, nosotros debemos dar gracias a Dios por ponernos en el camino de y debemos traer innumerables almas a Sus brazos. ¡Que cada uno de ustedes entren en la Nueva Jerusalén, el más hermoso de los lugares de las moradas celestiales, en el nombre de Nuestro Señor Jesucristo yo oro!


 

 

 
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