Convirtiéndose en Testigos del Señor hasta lo último de la Tierra
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Septiembre 21, 2008 |
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"Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra." (Hechos 1:8)
Después de su crucifixión para dar salvación a toda la humanidad, el Señor apareció a sus discípulos y les confirmó Su resurrección (Lucas 24:36-49; Juan 20:19-24, 24.) Después de Su resurrección, nuestro Señor apareció a sus discípulos por 40 días y les habló acerca de las obras del reino de Dios. Luego, encontramos en Hechos 1:4-5, que Él "les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual les dijo, oísteis de Mí", y prometió a Sus discípulos "porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días." Después de decirles, "pero recibiréis podes, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra," Jesús "fue alzado mientras ellos observaban." (Versículos 8-9). Como el Señor resucitado les había pedido, Sus discípulos recibieron el Espíritu Santo y el poder de Dios, e hicieron todo esfuerzo para propagar el evangelio "en Jerusalén y en toda Judea y Samaria, y hasta lo último de la tierra." Como resultado, una iglesia fue establecida en Jerusalén, el número de creyentes crecía día a día, y cuando una iglesia fue fundada en Antioquia, una tierra de Gentiles, el Apóstol Pablo se embarcó en sus viajes misioneros. La Cristiandad que empezó en Jerusalén se extendió a través de Antioquia y en Turquía, Grecia, y el Imperio Romano, y se extendió eventualmente "incluso hasta lo último de la tierra," incluyendo Europa, África, América, Asia, y Oceanía. Sin embargo, aun en la actualidad, un sinnúmero de personas alrededor del mundo no han recibido todavía a Jesús y al Espíritu Santo. ¿Qué debemos hacer si queremos llevar a cabo la Gran Comisión de nuestro Señor?
1. Debemos recibir el Espíritu Santo y el poder de Dios.
Considere un incidente que ocurrió al Apóstol Pablo cuando visitó la región de Efeso en uno de sus viajes misioneros. Él les preguntó a algunos discípulos que profesaban su fe en el Señor, "¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis?" (Hechos 19:2). Ellos respondieron, "Ni siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo". Hay muchos cristianos hoy en día que dicen creer en Jesucristo pero aún no han recibido el Espíritu Santo. Recibir el Espíritu Santo requiere que uno crea en el corazón y que confiese con sus labios que Jesús, el Hijo de Dios, vino a este mundo; que Él fue afligido y crucificado en nombre de toda la humanidad con el fin de que ellos recibieran la salvación por la fe, que resucitó y ascendió al cielo. Como Romanos 10:9 nos dice, "que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo," podemos recibir el Espíritu Santo. Sólo cuando uno cree en Jesucristo y recibe el Espíritu Santo como un don divino, puede su espíritu muerto revivir y experimentar las obras del Espíritu Santo. El creyente recibirá el Espíritu Santo, aprenderá sobre el pecado, la justicia y el Juicio, y será guiado por la voz del Espíritu Santo. Cuando recibe el poder de la oración, vence al enemigo el diablo y Satanás, y vive por la palabra de Dios, puede sojuzgar y gobernar el mundo. En otras palabras, el evangelio puede extenderse "hasta lo último de la tierra" solo cuando el creyente produce los frutos del Espíritu Santo y recibe el poder de Dios. Aquí, "poder" se refiere a la fuerza mediante la cual uno puede derrotar al enemigo el diablo y Satanás.
2. Nosotros debemos conocer el significado espiritual de "Jerusalén... toda Judea y Samaria... [y] hasta lo último de la tierra."
"Jerusalén" es el lugar en dónde el evangelio fue predicado primero y en términos espirituales, se refiere al templo en el cual nosotros adoramos a Dios. En una mayor medida, "Jerusalén" significa casa, escuela, ó lugar de trabajo del cual cada uno de nosotros es parte. Por lo tanto, convertirse "en un testigo del Señor en Jerusalén" requiere que cada cristiano escuche la Palabra de Dios, viva de acuerdo a la palabra por fe, y que no solamente sea obediente dentro de la iglesia conforme al orden sino también que emane la fragancia de Cristo en donde quiera que se encuentre. "Judea" es una región a la cual pertenece Jerusalén y en términos espirituales, significa uno mismo y todos los hijos de Dios quienes han recibido a Jesucristo. De esta manera, convertirse "en testigos del Señor en Judea" requiere que cada uno de nosotros como hijos de Dios imitemos al Señor quien es Luz, emanemos Su luz en este mundo oscuro, y que nos convirtamos en sal de este mundo. Así como nuestro Señor ha hecho, cada uno de nosotros debería sacrificarse para dar vida a un sinnúmero de almas y servirles para evitar cualquier decaimiento. "Samaria," a diferencia de Judea, donde residen los Gentiles y en términos espirituales, indica todas las esquinas del globo al cual el evangelio aun no se ha propagado. Después de que alguien ha escuchado el evangelio y se convierte en hijo de Dios, esta persona tiene que presentar a Jesucristo al mundo y convertirse en su testigo emanando Su fragancia. Hacer esto requiere que viva totalmente por la verdad y que magnifique a Dios con buenas acciones en todo. Sólo emanando la luz de Dios de tal manera le permitirá dar vida a sus padres, hermanos, parientes, vecinos y un sinnúmero de personas y les permite presentarse delante del Señor. Ahora, ¿dónde está "lo último de la tierra?". Esto se refiere a Israel, el origen del evangelio en donde el evangelio ha sido rechazado por su pueblo y donde la propagación del mismo encuentra el reto más difícil. Convertirse "en un testigo del Señor hasta lo último de la tierra", llama a cada creyente a entregarse en oración para que la obra del Espíritu Santo sea manifestada en la tierra de Israel, para que su pueblo reconozca a Jesús como el Mesías.
3. Nosotros debemos reconocer la Providencia de Dios consumada a través del poder del Espíritu Santo.
Israel fracasó en reconocer a Jesucristo como el Único Hijo de Dios y en su lugar terminó crucificándole. No obstante, Dios ama a Sus escogidos Israelitas sin un cambio de corazón y les ha mostrado Su amor hasta estos días. ¿De qué manera Dios está permitiendo que el evangelio entre de nuevo en Israel lugar donde se originaron las Buenas Noticias? La propagación del evangelio en Israel en los últimos días es posible solamente por métodos de Dios y solo en el tiempo de sus escogidos. En medio de las obras del Espíritu Santo el cual escudriña aun lo profundo de Dios, el corazón de los Israelitas cuyos espíritus endurecidos por un marco que es la Ley del Antiguo Testamento, puede hacerse añicos. Así como una iglesia fue establecida en Jerusalén por los apóstoles quienes recibieron el poder de Dios después de la resurrección y de la ascensión, Dios levantará a Israel en los últimos días por el poder del Espíritu Santo. Tal trabajo misionero en Israel requiere las obras del poder del Espíritu Santo en una escala colosal de modo que nadie se atreverá a negarlo. Como Jesús nos dijo en Juan 14:12, "De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre", por el poder del Espíritu Santo las obras que Jesús hizo e incluso mayores obras pueden ser realizadas. Por esta misma razón, Dios ha revelado sus planes a la Iglesia Manmin Central para la obra misionera desde la fundación de la misma y personalmente trató y bendijo a la congregación de Manmin para cumplir la misión mundial por el poder del Espíritu Santo. Una mirada más cercana a la obra misionera de Manmin desde el año 2000 revelará fácilmente la providencia de Dios. Con el fin de prevenir cualquier intervención o acusación de parte del enemigo el diablo y Satanás mientras tales secretos de Dios son revelados en todo el mundo, Dios permite las manifestaciones de las obras de Su poder que nuestro Señor manifestó sean realizadas través de Manmin y guió a esta congregación en cada paso del camino. Es más, Dios ha llevado a Manmin a un nivel en el cual solo por el poder del Espíritu Santo es capaz de lograr cualquier cosa y todas las cosas, y está activamente cumpliendo hoy la Providencia final de la propagación del evangelio en Israel. Cuando llegue el tiempo de Su elección, Él cubrirá a Israel, el origen del evangelio y un lugar esencial para la cultivación de la humanidad, con la obra del Espíritu Santo el ayudador.
Estimados hermanos y hermanas en Cristo, como Él ha prometido, nuestro Señor el cual resucitó y entró en el cielo, volverá a la tierra, viniendo sobre las nubes, cuando el evangelio vuelva a Israel, en donde las Buenas Nuevas se originaron (Hechos 1:11). ¡Que cada uno de ustedes se presente como un hijo bendecido de Dios y le dé a Él la bienvenida por medio de recibir el Espíritu Santo y el poder de Dios y convertirse en testigos del Señor "en Jerusalén, y en toda Judea y Samaria, y hasta lo último de la tierra", en el nombre de nuestro Señor Jesucristo yo oro!
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