Una Vasija Dispuesta
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Enero 12, 2009 |
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 "Y les decía: La mies a la verdad es mucha, mas los obreros pocos; por tanto, rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su mies" (Lucas 10:2).
Mediante el poder de Dios, cualquiera puede llevar fruto abundante. Aún así, cada persona debe estar preparada para ser digna de ser usada por Dios. Si no se está preparado, la cantidad o la grandeza del fruto y las razones para estar agradecidos serán igualmente pequeñas. En el Reino de Dios y en la vida de una persona, mientras más preparada esté la vasija, más abundante será la cosecha y se tendrá mayores razones para estar agradecidos.
Luego de la cosecha, un agricultor sabio se prepara para la siguiente temporada, examinando meticulosamente todos los cultivos. Del mismo modo, nosotros debemos mirar hacia el año que pasó, examinar el fruto que hemos dado, y esforzarnos por obtener una mayor cosecha en el año que se aproxima.
Ahora bien, ahondemos en la "vasija dispuesta" sobre la cual Dios habla, y examinemos nuestro corazón.
1. Una Persona que se Involucra con Pensamientos Carnales
Al llevar adelante Su obra, Dios busca personas que no se involucren con pensamientos carnales, sino que sólo se apeguen a Su voluntad. En Lucas 10:12, Jesús nos dice, "Y les decía: La mies a la verdad es mucha, mas los obreros pocos; por tanto, rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su mies". Si bien puede inferirse en este versículo que no hay suficientes obreros, también se puede llegar a la conclusión de que existe una impetuosa necesidad de obreros que trabajen conforme la voluntad de Dios. Inclusive si un obrero está disponible en el reino de Dios, pero no sigue la voluntad de Dios sino que anda tras sus pensamientos pecaminosos, es como si ese obrero no existiera.
Por supuesto, a todo obrero de Dios le cuesta obedecer la voluntad de Dios. Sin embargo, hay muchas ocasiones en las que un obrero no puede obedecer.
En 1 Samuel 15:9-23, encontramos una escena en la cual Saúl desobedece la Palabra de Dios y hace lo que se le place. A pesar de que se le había dicho que "destruyera completamente" a los amalecitas, él por su lado, trajo al rey y busco sacrificar a Dios las ovejas y bueyes que había tomado como botín. Aparentemente, era una buena idea de Saúl, pero sólo que había desobedecido la voluntad de Dios. No importa cuán buenas y sensatas puedan parecer nuestras propias ideas, no servirán de nada si no son parte de la voluntad de Dios. Aún si fuesen de beneficio para el Reino de Dios, si algún mandato de Dios es violado, entonces lo que se haga no es más que el resultado de pensamientos carnales.
Romanos 8:7 nos dice, "Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden". En otras palabras, si no destruimos los pensamientos carnales, entonces actuaremos conforme esos pensamientos, los cuales no se sujetan a la ley de Dios.
Los profetas de los tiempos del Antiguo Testamento, los discípulos del Señor, y el Apóstol Pablo enfrentaron diversas pruebas para que de ese modo pudieran destruir sus pensamientos carnales. Únicamente podemos obedecer completamente a Dios si no nos sujetamos a los pensamientos carnales, y el destruirlos implica que arranquemos todo elemento y resto de maldad y mentiras que pudiese haber en nuestros corazones, y luego llenarlos de bondad, amor y verdad. Sin embargo, como el Espíritu Santo habita en nosotros cada día, Él es quien se encarga de ir echando fuera todo pensamiento carnal a medida que nosotros vamos obedeciendo Su voz. Sólo entonces podremos ir tras los deseos del Espíritu Santo y presentarnos ante Dios como los obreros que Él busca.
Por ejemplo, supongamos que Dios les asigna una tarea que al principio resulta difícil de comprender. Aún así, si ustedes se esfuerzan en gran manera por seguir la voz del Espíritu Santo y orar, Dios les mostrará el camino. Pero si nos enredamos en pensamientos carnales, nuestros corazones serán atribulados, cometeremos errores en la obra de Dios, y nos enfrentaremos con constantes interrupciones e interferencias. En cambio, cuando andamos tras los deseos del Espíritu Santo, cada aspecto de la obra prosperará, y aunque aparentemente al principio parece que no funciona, lo hará al final.
2.Una Persona que Acepta a Todos los Demás con un Corazón Bondadoso
Dios busca vasijas cuyos bondadosos e íntegros corazones puedan brindar descanso a cualquier alma. La Iglesia es un lugar donde se reúnen personas de todo tipo de trasfondo, ámbito, conocimiento, circunstancias y personalidades. En ocasiones, algunas personas se acercan a la iglesia no para conocer a Dios; sino más bien, con otros propósitos. Una vasija dispuesta debe poder abrazar inclusive a esas personas y poder guiarlos a través del camino de la salvación.
En Lucas 5:32, Jesús nos dice, "No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento". Al llenar su corazón de amor y virtud, una vasija dispuesta debe transformar a cualquier persona y soplar aliento de vida.
Hasta el presente, he conocido todo tipo de personas. Aunque a muchos de ellos acepté y abracé con bondad, hubo quienes sólo me devolvieron maldad y hasta traición. También hubo personas que blasfemaron duramente contra el Reino de Dios. Por causa de ellos, hubo muchas ocasiones en que tanto la congregación como yo estuvimos gravemente afligidos. Aún así, ni una vez anhelé que Dios castigara a esas personas. He orado de todo corazón sincero para que ellos llegaran a arrepentirse, se volvieran de sus malos caminos y fueran salvos. Hasta el día de hoy, aún espero que regresen, las puertas de la iglesia permanecen abiertas, y no puedo expresar con palabras el gozo que significaría para mi verlos regresar.
Asimismo, he alimentado a los obreros con los que llevaremos adelante el Reino de Dios, y lo he hecho sólo en fe, amor y esperanza. No importaba cuánto podía llegar a faltarle a cualquier obrero, yo esperé y creí que algún día seria transformado en un mejor obrero, y así le brindé todo lo que en mí había.
3.Una Persona que Da Gracias en Cualquier Circunstancia
Cuando llevamos adelante las obras de Dios, puede haber situaciones en las que nos resulte muy difícil dar gracias. Son en esos momentos en los que la gran diferencia entre las vasijas dispuestas y las que no lo están se hace evidente. Una vasija preparada hace de esa situación donde no haya de qué dar gracias en un motivo de gratitud, y luego glorifica a Dios.
La vida del Aposto Pablo ha sido un ejemplo de esos sucesos. A lo largo de toda su vida, Pablo tuvo que enfrentar más situación en las que no tenía motivos para agradecer que en las que podía dar gracias. Sin embargo, Pablo tomó inclusive esas circunstancias y las convirtió en motivos de gratitud.
Supongamos que a ustedes injustamente los acusan, golpean y los encarcelan por predicar el Evangelio. ¿Cómo se sentirían ustedes? El Apóstol Pablo dio gracias a Dios por todo y lo alabó. Luego las puertas de la cárcel se abrieron, y como testimonio de eso, el carcelero y toda su casa recibieron salvación; ese fue una situación en la cual el Apóstol Pablo llevó el fruto del Evangelio. Precisamente en una situación donde era completamente difícil estar agradecido, Pablo, en realidad, acabó llevando fruto abundante y glorificó a Dios.
Los Apóstoles "...gozosos de haber sido tenidos por dignos de padecer afrenta por causa del Nombre" (Hechos 5:41). Aún cuando les resultaba difícil dar gracias al ser golpeados y perseguidos por causa del Evangelio; aún así, los apóstoles agradecieron. Ese es el tipo de personas en las que Dios está interesado.
Por lo tanto, los animo a que cada uno de ustedes dé gracias, aún en las situaciones en las que sería imposible hacerlo. En la medida en que ustedes confiesen que lo que enfrentan en realidad es una oportunidad para ser bendecidos y avanzar en la fe, de cierto recibirán bendición y glorificaran a Dios.
Dios cumple Sus Propósitos. Aunque existan momentos en los que el avance sea lento en llegar o cumplirse. Esa es la evidencia del amor de Dios, quien desea que cada uno de nosotros llegue a ser una vasija dispuesta. El Dios Todopoderoso puede lograr todo de manera inmediata, pero de acuerdo con Su amor y justicia, al nosotros no estar preparados y dispuestos, Él no lo hace. Dios aguarda hasta que haya disposición en nuestros corazones, fe y todas las circunstancias y condiciones deben estar en orden. En vez de darles a Sus hijos el fruto tangible y visible de inmediato; primeramente, Dios nos guiará de tal manera que nuestras almas prosperen.
¿De qué aprovecharía si los frutos se vieran de inmediato y las obras se lograran rápidamente si las almas de los hijos de Dios no son prosperas y la fe no es madura? Por amor, Dios trabaja en Sus hijos para hacer que su crezca y sus almas prosperen.
Queridos hermanos y hermanas en Cristo, cuando ponemos nuestros ojos en las obras de Dios y le obedecemos, destruyendo nuestros pensamientos carnales, seremos capaces de experimentar el poder de Dios quien cumple todo lo que ha prometido. Además, cuando llegamos a ser vasijas dispuestas, Dios nos dará sin límites todo lo que de acuerdo a Su voluntad pedimos, y las bendiciones que recibamos en esos momentos serán inamovibles.
¡En el nombre del Señor, los bendigo y que cada uno de ustedes lleguen a ser vasijas dispuestas usadas para el Reino de Dios, y que glorifiquen a Dios grandemente por la profundidad de Su amor!
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