Los Doce Cimientos del Muro de la Nueva Jerusalén, 3ra Parte
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Marcha 29, 2009 |
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«Y los cimientos del muro de la ciudad estaban adornados con toda piedra preciosa. El primer cimiento era jaspe; el segundo, zafiro; el tercero, ágata; el cuarto, esmeralda; el quinto, ónice; el sexto, cornalina; el séptimo, crisólito; el octavo, berilo; el noveno, topacio; el décimo, crisopraso; el undécimo, jacinto; el duodécimo, amatista.» (Apocalipsis 21:19-20)
La razón por la que los 12 cimientos del muro de la Nueva Jerusalén están adornados con 12 piedras preciosas es su significado espiritual, el cual simboliza el corazón de Dios y de Jesucristo, amor puro en sí, cuando todos los significados se unen en uno solo. Si usted conoce los significados de cada una de las 12 piedras preciosas podrá distinguir la manera en la que su corazón se asemeja al de Jesucristo y cómo llegar a ser apto para entrar en la Nueva Jerusalén. En esta edición estudiaremos el significado espiritual del sexto, séptimo y octavo cimientos.
1. La Piedra Preciosa del Sexto Cimiento es la Cornalina
La Cornalina es una piedra preciosa que tiene un color rojizo similar al Rubí. Su significado espiritual consiste en el "esfuerzo y pasión con un amor apasionado por alcanzar el Reino y la Justicia de Dios." ¿Quién fue el personaje bíblico que tenía este tipo de corazón apasionado que se entregó a sí mismo al servicio del Reino de Dios el cual representa al significado de la Cornalina? Fue el Apóstol Pablo, aquel de quien hemos escuchado mucho. Como apóstol por los gentiles llevó a muchas almas a la salvación y estableció muchas iglesias mediante los tres viajes misioneros que realizó. Él testificó constantemente de Jesucristo hasta el día que murió como mártir en Roma. Durante sus viajes misioneros siempre se presentaron situaciones que son difíciles de soportar para el hombre, pero él nunca se arrepintió de su decisión, al contrario, hizo de la iglesia y los creyentes su prioridad principal incluso en medio de muchas tribulaciones. El color rojo de la Cornalina representa su amor apasionado por el Señor así como su fervor y dedicación por la salvación de las almas.
2. La Piedra Preciosa del Séptimo Cimiento es el Crisólito
El Crisólito es también conocido como "Olivino". Cuando este material posee la calidad de piedra preciosa se lo llama también "peridoto" y es un de silicato de hierro y magnesio. ¿Qué tipo de corazón es el que está representado por el Crisólito? Es el corazón de misericordia. El Diccionario en Línea de Merriam-Webster define la palabra "misericordia" como "una demostración de compasión o paciencia en especial hacia un ofensor o subordinado". ¿Pero cuál es el significado de misericordia que Dios nos enseña? Es el de entender verdaderamente a alguien que no se puede comprender en lo absoluto y perdonar verdaderamente a alguien que no se puede perdonar en lo absoluto. El Crisólito representa la misericordia con la cual podemos abrazar a los demás con amor. Aquellos que poseen esta misericordia no tienen prejuicio alguno, tampoco preferencias ni odio por nadie. Ciertamente no tienen enemistad con nadie sino que procuran mirar y pensar en todo de una manera hermosa, sin rechazar a ninguna persona, de modo que si se enfrentan a personas que han cometido pecados graves, logran mostrarles compasión. Estas personas aborrecen el pecado pero aman al pecador y prefieren entenderlo y aceptarlo. ¡Eso es misericordia! Jesús conocía de antemano que Judas Iscariote lo iba a traicionar, pero a pesar de eso no lo rechazó ni se mantuvo alejado de él. Tampoco tuvo prejuicios ni odio en su corazón sino que lo amó hasta el final y le dio la oportunidad de arrepentirse. ¡Ese es un corazón misericordioso! Jesús no se quejó en contra de nadie ni odió a ninguna persona ni siquiera cuando estuvo clavado sobre la cruz, al contrario, él rogó e intercedió por aquellos que le causaban heridas y dolor. Asimismo, la misericordia consiste en perdonar incluso a aquellos a quienes no se podría perdonar en lo absoluto. Esteban también tuvo este tipo de corazón lleno de misericordia. Él rogó por aquellos que lo estaban apedreando para matarlo (Hechos 7:60), lo cual demuestra que él producía el perfecto fruto de la misericordia que le permitía tener compasión de aquellas personas. ¡Cuán felices seríamos si lográramos tener el tipo de corazón que tiene la capacidad de entender y abrazar a cada persona!
3. La Piedra Preciosa del Octavo Cimiento es el Berilo
El Berilo es de una variedad de color azul que es verdoso pálido y se llama aguamarina. ¿A qué tipo de corazón representa el Berilo? Al corazón caracterizado por "perseverancia y paciencia" en todas las cosas con el fin de cumplir el Reino y Justicia de Dios. Sin embargo esta paciencia no es aquella que soporta algo con gran constreñimiento, pues si no tuviéramos maldad sino bondad y amor solamente, entonces la paciencia no sería necesaria, por eso Dios se expresó diciendo que debemos ser pacientes por un largo tiempo para nosotros lo entendamos mejor. La paciencia descrita en Gálatas como uno de los frutos del Espíritu Santo, y la paciencia del amor espiritual descrita en 1 Corintios 13 representan el tipo de paciencia que Dios anhela, aunque la esencia de la paciencia es un poco distinta. La paciencia del amor espiritual consiste en ser paciente para amar a los demás a un nivel personal, pero la paciencia como fruto del Espíritu Santo tiene un significado mucho más amplio. El significado de la paciencia representada por el Berilo es el mismo que el de la paciencia que es fruto del Espíritu Santo cuyo fin es alcanzar el Reino y Justicia de Dios y que podemos clasificarla en los tres tipos de paciencia a continuación:
Primero: Paciencia entre Dios y nosotros Nosotros debemos ser pacientes hasta que se cumpla la promesa de Dios. ¡Dios el Padre es fiel! Cuando Él dice algo ciertamente lo cumple en su totalidad. Jesús dijo: "Crean que recibirán aquello que han pedido en oración", por lo tanto, si Dios le ha prometido algo espere con paciencia hasta que Él cumpla su promesa. Nosotros debemos ser pacientes hasta recibir la respuesta ya que Dios conoce el momento oportuno en el que hemos de recibir su bendición. Cuando algunos creyentes se expresan diciendo: "He orado toda la noche e incluso he ayunado, pero aún no recibo la respuesta", están en realidad quejándose. Esto es similar a un granjero que siembra la semilla y que enseguida crava la tierra porque no hay un fruto visible. Si hemos sembrado una semilla es necesario que seamos pacientes hasta que brote, crezca, florezca y luego produzca el fruto. Asimismo, para recibir la respuesta a nuestras oraciones primeramente debemos cumplir con algunos requisitos: debemos alcanzar la medida apropiada de acuerdo a los siete espíritus, es decir fe, gozo, oración, gratitud, fidelidad diligente, obediencia a los mandamientos, y amor. Dios nos responde inmediatamente cuando cumplimos con estos requisitos de acuerdo a la medida de nuestra fe. Debemos entender que el tiempo de paciencia con Dios es en el cual recibiremos respuestas más perfectas, por tanto regocijémonos y seamos aún más agradecidos.
Segundo: Paciencia entre los hombres Para poder amar a cualquier persona bajo cualquier circunstancia se necesita paciencia. Necesitamos paciencia para creer en cualquier tipo de persona, para permanecer con ella, y para esperar que sea próspera, y aunque haga algo opuesto a lo que uno espera debemos entender, aceptar, perdonar, beneficiar y ser pacientes en todo tiempo. Es muy probable que aquellos que llevan el Evangelio a muchas personas sean muy pacientes ya que continúan visitando a las personas, incluso a aquellas que no se muestran a gusto. Visitan con una sonrisa en su rostro a aquellas que los maldicen y persiguen, se regocijan y agradecen con amor por la salvación de aquellos en particular, nunca se rinden. La oscuridad desaparece debido a la luz que irradia la actitud del evangelista quien obra en constante bondad y amor.
Tercero: Paciencia para cambiar el corazón Cambiar el corazón significa extraer de su interior toda falsedad y maldad con el fin de plantar veracidad y bondad. Nuestra fe crecerá a la medida en que cambiemos nuestro corazón, pasando de una fe de recién nacido a la fe de un niño, luego a la de un joven, a la de un hombre, y finalmente a la de un padre. Debemos cambiar nuestro corazón para poder alcanzar la medida completa de fe. En el proceso de cambio de nuestro corazón debemos esforzarnos y trabajar mucho, tal como lo hacemos cuando labramos la tierra. Esto significa que debemos clamar con sinceridad en oración, con todas nuestras fuerzas y con todo nuestro corazón para entonces recibir el poder del Espíritu Santo que labre nuestro corazón de carne que es como tierra estéril. Este proceso no es tan fácil como uno imagina, por eso algunas personas quizás se sientan abrumadas, desalentadas, o hasta pueden caer en la desesperación. ¡Es por eso que necesitamos paciencia! Aunque parezca que estamos cambiando lentamente, nunca debemos desanimarnos ni rendirnos sino que debemos recordar el amor del Señor quien murió en la cruz por nosotros para así recibir nuevas fuerzas y seguir cultivando el campo del corazón. No obstante, esto no significa que uno debe esperar y no hacer nada al respecto pensando que "algún día se hará", por el contrario, debemos seguir luchando con un corazón agradecido que medite en el amor y bendiciones que recibiremos de Dios cuando verdaderamente hayamos cambiado nuestro corazón. En la próxima edición estudiaremos acerca de la piedra preciosa del noveno cimiento.
Amados hermanos y hermanas en Cristo, En el proceso de llegar a tener el corazón con las cualidades representadas por cada una de las piedras preciosas podemos almacenar tesoros en el Cielo. Yo ruego en el nombre del Señor que ustedes lleguen a tener un corazón con las cualidades de las 12 piedras preciosas y que puedan entrar en la Nueva Jerusalén.
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