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El Grato Olor de Cristo

Noticias Manmin   No. 43
7278
Abril 26, 2009


"Porque para Dios somos grato olor de Cristo en los que se salvan, y en los que se pierden" (2 Corintios 2:15)

Se dice que la esencia de rosas más fragante para los perfumes se extrae de las rosas que florecen en las Montañas Balkan en Bulgaria, que son también el lugar más frío en el que las rosas logran sobrevivir. Las rosas se recogen en el momento más frío del día, lo cual significa que la fragancia más concentrada se produce en las horas más frías y dificultosas del día.
Las rosas de Balkan son las mejores debido a su fragancia; así mismo, Jesús es la esencia original del grato olor del Cristo. El "Grato Olor de Cristo" se produjo mientras Jesús atravesaba los momentos más difíciles y dolorosos en lo físico. La esencia original de los perfumes es muy fuerte, incluso en cantidades muy pequeñas; por tanto, se requiere de la fragancia de Cristo en nosotros, quienes creemos en el Señor, para poder emitirla.
¿Cuán concentrado y fuerte es el grato olor de Cristo que emanan ustedes que creen y siguen al Señor Jesucristo que nos dio vida verdadera mediante Su pasión? Les invito a examinar esto a través de este mensaje.

1. El Grato Olor de Cristo es el Aroma de la Humildad y el Servicio

Jesús realizó innumerables señales y prodigios con el poder del Espíritu Santo. Él sanó a las personas con diferentes enfermedades y restauró a plenitud a los ciegos, mudos, cojos, y endemoniados. Existieron personas que se dirigían hacia cualquier lugar al que iba Jesús cuando escuchaban de su paradero, para experimentar aquel poder de Dios, y Jesús reveló que Él es el Hijo de Dios a través de las manifestaciones de las poderosas obras de Dios. (Juan 14:11)
¿Qué tipo de persona pensaba la gente que era Jesús al escuchar acerca de Él? Algunos pensaban que podrían sentir el fuerte poder y la autoridad que provenía de Él ya que manifestaba obras maravillosas que no le eran posibles a los hombres. Por supuesto, Jesús tenía autoridad y dignidad espirituales, pero lo que las personas sentían en realidad al conocerlo era Su humildad y servicio.
Es tal como está escrito en Mateo 20:28 que dice: "como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos." Jesús trató con su corazón sincero a todos quienes se acercaban a Él. Debido a la cantidad de personas que se le acercaban, a veces no lograba alimentarse o dormir.
A pesar de que Él realizaba obras maravillosas, no se exaltó a sí mismo sino que sirvió a los demás con humildad. El aroma de su humildad y su servicio conmovía y transformaba los corazones de los hombres, en otras palabras, recibían la fortaleza para practicar la Palabra de Vida que Jesús predicaba.
Él es Dios en esencia, pero para llegar a ser el Salvador de los pecadores, descendió a este mundo en la forma de ser humano. Él sirvió a las almas necesitadas al punto de entregar su vida como sacrificio expiatorio. Nosotros hemos ganado la vida eterna a través de su humildad y servicio, de modo que, al aceptar a Jesucristo como nuestro Salvador personal y llegar a ser uno con Él, debemos también emitir Su fragancia de humildad y servicio.
Esto no se logra a la fuerza, ni con una buena educación, sino que debemos emitir la fragancia de la humildad y el servicio de manera natural desde nuestro corazón. Solamente de esa forma causaremos que el corazón de los demás se abra y ganaremos su confianza. Al ganar el corazón de los demás podremos también plantar el evangelio en ellos. Una vez que nos hemos ganado su confianza, no será fácil para ellos negar o ignorar lo que les predicamos, sino que lo mantendrán en mente. Si emitimos la fragancia de Cristo con humildad y servicio, seremos respetados, incluso por incrédulos a quienes lleguemos a conocer en el trabajo u otros lugares. Nosotros, por ejemplo, nos hemos humillado y hemos servido a los demás; como resultado de eso, somos respetados y nos sirven, todo esto dentro de la verdad y justicia de Dios.
Supongamos que su esposo, esposa, hijos, amigos, vecinos, o colegas están diciendo algo que usted no puede entender en lo absoluto. En la mayoría de los casos, usted emitirá sus juicios y respuestas basándose en su punto de vista. Este es el caso en el que usted se considera a sí mismo mayor que los demás, en lugar de ser humilde. Si usted emite un juicio en estas condiciones, la mayoría de veces éste será erróneo, y esa es la causa de sentimientos heridos y de disputas. Si nosotros nos humillamos e intentamos entender el corazón de los demás, entonces no tendremos ningún conflicto.
Para entender bien a los demás, es importante escuchar lo que están diciendo hasta el final. De ese modo podremos entender, no solamente las palabras habladas por los demás, sino también los sentimientos involucrados en aquellas palabras. Si nosotros logramos sentir el deseo de ellos de ser amados, reconocidos, y de mejorar, entonces podremos darles la respuesta correcta.
Las madres entienden bien a sus bebés, aunque ellos no pueden hablar. Los recién nacidos no pueden hablar en realidad, sus expresiones se limitan a murmullos y llanto. Pero las madres entienden lo que quieren sus bebés al escuchar su voz; entienden cuando tiene hambre, o cuando desean que la madre los abrace, o cuando necesitan un cambio de pañal, y cuando quieren jugar. Esto es así ya que las madres solamente desean servir y cuidar a sus bebés. Ellas no insisten en que sus bebés entiendan su forma de pensar, tampoco intentan que sus hijos las sirvan como ellas lo hacen con ellos, simplemente tratan de servirlos.
Si usted intenta simplemente servir a su esposo, esposa, e hijos sentirá que son adorables incluso cuando se quejan, se irritan, o cuando se enojen con usted. Quizás usted ha tenido conflictos en el pasado, pero el corazón de los miembros de su familia cambiará por causa de su servicio y aceptación. Lo mismo sucede con los miembros de la familia en la fe. Si usted cree que su fe es mayor y mejor que la de los demás miembros de la familia, entonces sirva a aquellos que tienen una fe más frágil con el corazón generoso de una madre. Si usted sirve a los demás de ese modo, emitirá la fragancia de Cristo, y esa fragancia conmoverá sus corazones.

2. El Grato Olor de Cristo es la Fragancia del Amor

Pedro negó tres veces a Jesús, pero Jesús nunca abandonó a Pedro, sino más bien, entendió sus debilidades, lo perdonó, y lo fortaleció nuevamente. Este amor del Señor transformó y renovó a Pedro por completo. Pablo solía buscar y perseguir a aquellos que creían en el Señor Jesús. Pero el Señor se le presentó, lo perdonó, y lo hizo su discípulo. Este amor del Señor transformó el corazón de Pablo.
El amor del Señor en la cruz lo que derritió nuestros corazones cuando lo conocimos a Él por primera vez. El Señor se sacrificó por completo por nosotros cuando ni siquiera lo conocíamos ni creíamos en Él, mas ahora derramamos muchas lágrimas de gratitud por su amor. Si este amor del Señor se demuestra a través de usted, las demás personas sentirán la fragancia de Cristo que sale de usted. Este es el amor que no espera nada a cambio sino que da continuamente sin reservas y que no tiene envidia ni celos al ver que los demás prosperan. Este es el amor que se regocija completamente en la verdad y perdona incluso a aquellos que le han hecho daño de la manera que el Señor perdona nuestros pecados e iniquidades. Es a través de ustedes, creyentes que emiten este tipo de aroma, que los demás serán conmovidos y transformados. El amor espiritual puede derretir incluso los corazones que son tan fríos como el hielo, y endurecidos como una roca.
Aquellos que entregan este tipo de amor espiritual también recibirán de este amor por parte de los demás, pero si estos lo aman solamente por sus atributos físicos, ese amor no tiene sentido y no durará por mucho tiempo. Pues la mente de aquellos cambiará fácilmente si las condiciones son diferentes, o si observan a alguien con mejor apariencia.
Entonces, ¿qué debemos hacer para recibir amor inmutable y verdadero? Nuestro espíritu tiene que cambiar para llegar a ser hermoso. Si tenemos un buen corazón, sin maldad, una actitud de espíritu sin carácter carnal, y si tenemos un corazón que emite la fragancia de Cristo, definitivamente seremos amados por los demás porque el aroma del amor que brota del corazón espiritual conmueve a todos. Los demás abrirán su corazón naturalmente hacia aquellos que emiten aquel aroma porque sentirán su suavidad, afecto y veracidad. De ese modo, ellos también brindarán amor desde el fondo de su corazón. El amor verdadero es preocuparse incluso de los aspectos físicos de la otra persona debido a que se ama mucho su espíritu.
Dios el Padre también ama nuestro espíritu y no nuestra apariencia. Dios no se fijó en la apariencia física de los Hombres de Dios ni de los discípulos de Jesús en los días del Antiguo y Nuevo Testamentos. Él no solamente escogió a personas con un corazón correcto e inmutable, o a quienes eran honestos y temerosos de Dios, sino que escogió y usó a aquellos quienes, a pesar de estar manchados con las cosas del mundo, eran dignos de ser refinados por Dios mediante las pruebas y de llegar a ser personas con corazón verdaderamente hermoso.

Amados hermanos y hermanas,
El grato olor de humildad y servicio de Jesús fue tan fuerte que se ha mantenido igual por los últimos 2000 años, y continua siendo lo suficientemente fuerte para tocar nuestros corazones. Nosotros debemos estar capacitados para emitir este tipo de fragancia de Cristo y de dársela a la familia en la fe, y a los no creyentes del mundo, guiándolos a poseer la verdadera felicidad, junto con nosotros.
¡Yo ruego en el nombre del Señor Jesucristo que ustedes imiten las obras del Señor y que lleven muchas almas hacia la Salvación mientras emiten la fuerte fragancia de Cristo!


 

 

 
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