Amor Verdadero
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Mayo 24, 2009 |
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 "Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio".
"El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella".
"Ni yo te condeno; vete, y no peques más". (Juan 8:4, 7, 11)
Las personas quizás confiesen que aman con su vida, pero su amor está principalmente buscando su propio beneficio; aquel amor eventualmente decaerá y cambiará. El amor verdadero que nunca cambia y que permanece para siempre solamente proviene de Dios.
El amor de Dios va más allá de la imaginación del hombre. Su altura, profundidad, y espesor son infinitamente inimaginables. Nuestro Señor llevó la cruz con ese amor de Dios, y el Espíritu Santo intercede por nosotros con ese mismo amor.
¿Qué es específicamente el amor verdadero? Anhelo que lleguen a sentir el verdadero amor de Dios en lo profundo del corazón.
Primero: el amor verdadero es un amor perdonador y misericordioso.
En Juan 8 encontramos una historia acerca de una mujer que fue sorprendida en el acto mismo del adulterio. Los escribas y fariseos llevaron a la mujer ante Jesús para poder probarlo y tener razones para acusarlo. Ellos le dijeron: "…en la ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres. Tú, pues, ¿qué dices?"
No obstante, Jesús no les contestó diciendo que la "mataran de acuerdo a la ley", sino que proporcionó un camino de vida para ella.
Sin decir palabra alguna, Jesús se detuvo y escribió los pecados de la gente en el piso, y luego les dijo: "El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella". Después se inclinó y continuó escribiendo los pecados de la gente en el piso con su dedo. Al escribir sus pecados en general, tales como odio, ira, codicia, robo, adulterio, y arrogancia, ellos no se daban cuenta de que eran pecados que les correspondían a ellos. Sin embargo, cuando Jesús los escribió por segunda vez, ellos empalidecieron ya que esta vez Él escribió situaciones específicas en las cuales habían cometido pecado, con detalles como el día, el lugar, y el pecado exacto cometido. Cuando vieron que se escribían sus propios pecados, no tuvieron valor para apedrear a la mujer.
Ellos sintieron remordimiento de conciencia y se alejaron uno por uno, quedando solamente Jesús y la mujer. Al ver que todos se habían ido excepto la mujer, le dijo: "Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más".
No todos los pecadores pueden cambiar, aunque se les demuestre misericordia y perdón. Cuando las personas atrevidas no muestran gratitud sino maldad luego de haber sido tratados con bondad, la mayoría de las personas las abandonan pensando que no vale la pena lidiar con ellos. Pero Jesús mostró Su misericordia a la gente desde lo más profundo de su corazón, sin importar lo crueles pecadores que hayan sido. Él anheló salvar aquellas almas moribundas al punto de sacrificar Su propia vida. Él amó a gente como Judas Iscariote hasta el fin, dándole la oportunidad de arrepentirse y cambiar.
Él fue crucificado en la cruz no solamente por aquellos que lo seguían, sino también por los que lo clavaron a la cruz. Nosotros tenemos que reflejar el corazón del Señor quien mostró misericordia para salvar tan sólo un alma más.
Segundo: el amor verdadero es amor inmutable.
Cuando las personas sienten mucha gratitud hacia alguien, o al recibir amor de parte de alguien, confiesan su amor a cambio. Sin embargo, el amor verdadero es aquel que no cambia con el transcurrir del tiempo.
Lo mismo sucede cuando amamos a Dios. Si ustedes aman a Dios verdaderamente, su amor nunca cambiará sin importar la severidad de sus aflicciones o desventajas a causa de tal amor. Aunque pasen por pruebas de vez en cuando, no culparán a Dios por ellas, sino que continuarán dedicando sus vidas y siendo fieles.
El amor del Apóstol Pablo no cambió durante sus dificultades mientras predicaba el Evangelio, pues a pesar de ser abatido, lastimado, encarcelado, o de naufragar en el mar por un día y una noche, él alabó a Dios desde el fondo de su corazón. El no tuvo sentimientos adversos ni dijo: "yo he sido fiel de acuerdo a la voluntad de Dios, ¿por qué debo ser golpeado y avergonzado? ¿Por qué Dios permite que naufrague en el mar de esta manera? Él más bien decía: "un simple pecador como yo merece pasar por pruebas como estas por causa del Señor".
Cuando nuestro corazón arde por un momento, somos capaces de decir que daremos hasta la vida, y aunque tengamos pasión por entregar nuestra vida una vez, ¿lo haríamos con el mismo sentir si tuviéramos que hacerlo otra vez? Digamos que ustedes han entregado todas sus posesiones, se han mantenido completamente fieles, y han rendido su salud repetidas veces, pero ahora, ¿lo harían con alegría si tuvieran que volverlo a hacer?
Usted ya ha dado todo con esta actitud hasta ahora, pero en lugar de estar disfrutando de gloria, usted está en una posición muy inferior. ¿Acaso no sentirá usted que ha sido tratado injustamente o que ha sido mal entendido? ¡Si usted tiene el amor verdadero recibirá amor extremo de parte de Dios!
Tercero: El amor verdadero es amor que entiende el corazón de los demás.
Algunas personas entregan a los demás lo que ellos desean dar en lugar de entregar lo que los demás desean recibir. Asimismo, esperan recibir a cambio algo que ellos desean. No obstante, el amor verdadero es estar en el lugar de la otra persona, considerar su corazón, y poder entregar lo que los demás anhelan y necesitan. El amor verdadero no permite malos sentimientos o resentimientos, ni causa malentendidos cuando los demás no le dan lo que desea.
Incluso las personas del mundo examinan con cuidado lo que agrada y complace a los demás para poder ganarse su corazón. Cuando se ama a Dios, también se entiende Su corazón.
La voluntad de Dios para Jesús fue que sea crucificado en la cruz para cumplir la promesa de Salvación. Jesús sabía que esa era la voluntad de Dios, y la obedeció por completo. Él no obedeció solamente por cumplir una obligación, pues si hubiera querido cumplirla tomando la cruz por deber, entonces habría disfrutado Su vida y habría dejado que lo crucifiquen al final. Jesús entendió por qué Dios lo había enviado a la tierra. Aunque en algunas ocasiones no le era posible alimentarse y descansar por sanar y enseñar a tan sólo un alma más, Él hacía su ministerio con todo Su corazón y fortaleza.
Finalmente, cuando llevó la cruz y caminó hacia el Gólgota, Él no creyó en su corazón diciendo: "Padre, te amo. Aunque tenga mucho dolor y me sea tan difícil, yo lo hago por ti, Padre". Pues esa sería la confesión de un hijo que no entiende el corazón de su padre. Jesús le dijo a Dios que muchas almas recibirían salvación a través de Su sufrimiento e intentó reducir el lamento del Padre a toda costa. "Oh Padre, puedo vencer todo este sufrimiento con Tu amor sobreabundante. Por favor no llores por mí, guarda Tus lágrimas". ¡Jesús consoló al Padre!
Si usted ama al Padre de esta manera, con el corazón de un niño adulto, aunque usted tenga la tarea más pequeña, su actitud y su fruto serán diferentes. No pensará tan solamente en cumplir con la tarea, sino que también lo hará con todas sus fuerzas para que el proceso y el resultado sean agradables ante Dios.
Si usted realmente desea entender el corazón de los demás, también debe estar capacitado para escuchar claramente la voz del Espíritu Santo. Entonces, debe reflejar a Dios el Padre y cambiar su corazón en uno de bondad y amor.
Amados hermanos y hermanas en Cristo,
Les animo a examinarse a sí mismos, mientras meditan profundamente en el amor verdadero del Señor, a fin de descubrir cuánto amor verdadero han logrado tener. Yo ruego en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que lleguen a ser de consuelo y gozo para Dios el Padre, alcanzando el amor verdadero de perdón y misericordia sin fin, de amor inmutable ante cualquier situación, y que puedan entender la profundidad del corazón de los demás.
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