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Fe

Noticias Manmin   No. 48
7181
Julio 05, 2009


"Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno". (Romanos 12:3).

Cuando llega el fin de la vida breve y temporal, se decide el lugar de la morada eterna conforme a su fe que es la norma de salvación. Si una persona es juzgada y cae en el Infierno, le será completamente imposible tener otra oportunidad para ser salvo. Aquellos que han sido salvos y entren en el Reino Celestial serán diferentes en sus glorias en el Cielo según la medida a la que han vivido de acuerdo a la Palabra de Dios y a la magnitud en que han logrado un corazón puro, así como también a cuán fieles han sido al Reino de Dios. (Vea 1 Corintios 15:41.) Una vez decidido, los lugares de las moradas celestiales y glorias nunca más podrán cambiarse.

1. Medida de Fe

Las medidas de la fe se clasifican en varios niveles diferentes según el individuo.

Estos niveles son:
- La fe "para ser salvos apenas"
- La fe que "intenta vivir por la palabra"
- La fe que "puede vivir por la Palabra",
- La fe para "amar a Dios grandemente",
- La fe para "agradar a Dios"

En Efesios 4:13 nuestro Señor nos insta a que crezcamos en nuestra fe "hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo". Significa que nadie puede tener la medida de fe completa desde el inicio. Cada uno inicia su vida de creyente en el primer nivel de fe el cual es para lograr apenas ser salvo. Entonces, a la magnitud que descubrimos los males y pecados y logramos la santificación del corazón, nosotros crecemos y maduramos en nuestra fe al segundo, tercero, cuarto y quinto niveles de fe. La medida de fe que Dios quiere que nosotros alcancemos es la fe completa, la medida de la plenitud de Cristo.
Así, según las medidas diferentes de fe reconocidas por Dios, cada individuo entrará en un lugar de morada diferente y disfrutará las glorias diferentes en el Reino de los Cielos. En el primer nivel de fe un individuo puede entrar en el Paraíso, y según el crecimiento de su fe podrá avanzar a mejores Reinos en los Cielos, es decir, el primero, segundo y tercer Reinos de los Cielos, e incluso el mejor y más hermoso lugar en el Reino, la Nueva Jerusalén, donde está el trono de Dios. (Refiérase al libro La Medida de la Fe.)

2. Alcanzar la Medida Completa de la Fe Perfecta

Primeramente, para alcanzar la medida completa de la fe usted no debe impacientarse. Con tan sólo pasar los niveles de la fe, desde el primero al segundo y así sucesivamente, una persona puede alcanzar un nivel de fe perfecta. Algunos creyentes pasan cada nivel rápidamente dependiendo en cuánto amen a Dios desde sus corazones, mientras que otros son un poco más lentos. Pero lo más importante es que usted debe asegurarse de que su fe alcance su nivel completo. Hay una diferencia entre anhelar una fe mayor y ser impaciente para alcanzarla.
Algunas personas están preocupadas diciendo: "Ya han pasado algunos años. Yo soy un obrero de la iglesia, pero he logrado tan poco. ¿Por qué mi fe no ha crecido de forma consistente con mi deseo de una mejor fe?" Éste es el corazón impaciente que constituye un estorbo para el crecimiento de su fe.
Para descubrirse así mismo, en primer lugar, usted debe comprenderse "así mismo" a través de la inspiración del Espíritu Santo. Entonces podrá recibir gracia y fortaleza para desechar su 'ser'. Si usted es impaciente, entonces los pensamientos carnales serán los principales. Quizás se sienta apenado por la presión de cambiar, pero no podrá llegar a ninguna realización personal. Usted no tendrá paz en su corazón y tropezará al pensar "yo no puedo llegar más allá de este nivel".
La fe espiritual es dada por Dios de la misma manera que Él da Su gracia y fortaleza para la santificación (Romanos 12:3). Usted no puede forzar su fe a crecer con un deseo ferviente de alcanzar una meta o con un celo impaciente por lograrlo. Tiene que entregar todo a Dios y establecer las cosas más fundamentales primero. Algunas de estas cosas básicas son la adoración a Dios en espíritu y verdad sin pensamientos ociosos o perezosos; la oración sin cesar y en forma ferviente y seria; cantar alabanzas a Dios con meditación profunda de cada verso a través de la inspiración espiritual; y la lectura de un capítulo de la Biblia y memorización de un verso bíblico cada día. Todas y cada una de ellas son cosas tan básicas, pero muy importantes. Cuando estas cosas básicas se construyen, también se establecerá una fe grande.
Pero si usted es impaciente, no debe subestimar las prácticas de estos principios básicos. No debe impacientarse esperando tener una fe mayor inmediatamente. Si usted lo hace, entonces podrá empezar a pensar "¿Por qué yo no puedo hacer esto?" y dejará de lado éstos requisitos más básicos.
Usted tiene que pedir la gracia y la fortaleza de Dios para que pueda librarse de las cosas que no debe hacer y que pueda hacer las cosas que no podía hacer. De esta manera puede hacer que hoy sea mejor que ayer, y mañana mejor que hoy. Entonces alcanzará la medida completa de la fe.
En segundo lugar, usted debe ser fiel tanto a la Palabra como a las oraciones. En Su amor puede descubrir quién y qué es usted y puede ganar la fortaleza para caminar en la verdad un paso a la vez.
Tiene que comprender, desde las profundidades del amor de Dios, por qué Él envió a Su único Hijo como la proposición para nuestra salvación; por qué envió al Espíritu Santo a nuestros corazones para la cultivación humana; por qué Él tenía que preparar un Cielo y un Infierno; y por qué Él nos ha permitido tener a Sus siervos para que nos guíen hacia el Reino de los Cielos.
Para comprender este amor de Dios, Su Palabra y las oraciones deben acompañarnos.
Sólo a través del oír de la Palabra de Dios podrá ser capaz de comprender lo que es una fe completa y de discernir entre lo que es verdadero y lo que es falso. Usted aprenderá a distinguir la verdad de la falsedad, lo bueno de lo malo, y lo que es justicia propia de lo que es justicia de Dios.
Pero sin oración, no importa cuántas Palabras de parte de Dios escuche, no podrá entenderlas ni aplicarlas a su vida. Usted se sentirá cargado con respecto a la Palabra porque no tiene la fuerza para desechar sus pecados. Cuando usted ora y toma la Palabra y la digiere como el pan, puede comprender que la Palabra de Dios es bondad.
La razón por la cual Dios les enseña a Sus hijos la verdad no es para cargarlos ni amonestarlos, sino para llevarlos a la Luz y bendecirlos con cosas buenas, y en definitiva, es para poder llevarlos a mejores lugares en el Cielo.
En tercer lugar, usted no debe desalentarse al comparase con los demás. Si su corazón esta lleno del amor de Dios no hay ninguna razón para que usted se compare con los demás. Si está corriendo seriamente la carrera de la fe con fe, entonces Dios le mostrará Su amor por usted, y usted podrá mostrarle su amor por Él. Tendrá la generosidad que le hará capaz de compartir amor con todas las personas.
Pero si usted no siente este amor, eventualmente pondrá su mirada sobre otras cosas. Si comparándose con los demás usted siente que va delante de ellos, se sentirá conforme, pero si usted siente que los demás avanzan y se alejan de usted, se sentirá desalentado. Aquellos que se esfuerzan en su medida de fe piensan siempre con bondad y se regocijan en todo. Por el contrario, lamentarse de sí mismo al pensar "¿por qué yo he hecho tan poco?" es inútil, contraproducente y proviene de una mente carnal.
Si llena su corazón con el amor de Dios podrá tratar a las personas a su alrededor con amor. Todo lo que tiene que hacer, y puede hacer, es correr la carrera de la fe celosamente con el amor de Dios, y creer que podrá con seguridad alcanzar la fe completa. Cuando los demás estén delante de usted, podrá dar gracias, cuando usted esté delante, podrá orar por los demás y animarlos. Yo les insto a llenar sus corazones con el amor de Padre y a regocijarse con la verdad en todo.
Por lo tanto, confíe en Dios que lo llamó y lo está perfeccionando. ¡Yo ruego en el nombre de nuestro Señor Jesucristo que ustedes posean la fe completa, caminando enamorados de Él para que logren alcanzar el Reino más bonito del Cielo, la Nueva Jerusalén!


 

 

 
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