Carne y Sangre del Hijo del Hombre
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Noviembre 29, 2009 |
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"Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero. Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida" (Juan 6:53-54).
La Santa Cena es una ceremonia en la cual se come el pan y se bebe el vino, elementos que representan la carne y la sangre del Hijo del Hombre. La Santa Cena es la conmemoración del amor de Jesús quien entregó toda su carne y sangre al morir en la cruz para salvarnos. La Santa Cena es también una ceremonia que nos enseña cómo debemos vivir en calidad de cristianos. Por supuesto que sólo porque comemos el pan y bebemos el vino durante la Santa Cena no significa que obtenemos la salvación. Debemos entender el significado espiritual que conlleva esta ceremonia, y vivir de acuerdo a lo que hemos aprendido, para confirmar nuestra salvación. Examinemos qué tipo de actitud deberíamos tener cuando participamos de la Santa Cena, y comprendamos el significado del pan y el vino mientras celebramos las fiestas bíblicas que Dios nos mandó.
1. Dios nos amó al punto de sacrificar la vida de Su Hijo Jesús
Jesús es el Hijo de Dios el Creador, que es uno con Dios mismo en origen, y quien habitó en gran gloria. Jesús tuvo el cuerpo humano y vida física de un ser humano, Su creación, y descendió a esta tierra para sufrir hambre, cansancio, frío y calor, y cada dolor de la vida humana. Además, al final de Su vida, él recibió toda clase de ofensas y de sufrimientos, y por último murió en la cruz. Todo esto estaba de acuerdo al plan de Dios; Jesús tomaría todo ese sufrimiento por completo para salvar a la humanidad. Ya que Jesús derramó su Sangre, aquellos que creen en este hecho son perdonados de sus pecados y reciben salvación.
Ahora, ¿por qué razón desearía Dios llevarnos al Reino celestial al precio de la vida de Su Hijo Unigénito? Es porque Él quiere compartir Su amor verdadero con nosotros. Dios no anhela hijos que guarden la Ley por temor al juicio de Dios. Él no anhela hijos que crean en Dios sólo porque Él responde a sus oraciones y los bendice.
El tipo de hijos que Dios anhela son aquellos que lo aman y creen en Él aunque se encuentren en pruebas y sufrimientos, incluso si Dios no responde todas sus oraciones y los bendice siempre. Dios desea esos hijos que viven por Su palabra porque aman a Dios con todo el corazón, y no aquellos que tienen miedo del juicio de Dios. Dios entregó la vida de Su único y precioso Hijo para compartir Su amor con hijos verdaderos y permitirles disfrutar de la gloria del Reino celestial junto a Él.
En la actualidad hay muchos creyentes pero no muchos hijos verdaderos que pueden sentir profundamente el corazón del Padre y compartir su amor con Él. Decir solamente de labios: "Señor, yo te amo" no nos hace verdaderos hijos de Dios. Entonces, ¿qué es lo que debemos hacer? Juan 6:54 dice: "El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero".
Comer la carne del Hijo del Hombre es tomar la Palabra de Dios como nuestro pan espiritual. Juan 1:1 dice que la Palabra es Dios. Juan 1:14 dice que Jesús es Dios, es decir, la Palabra hecha carne, y que habitó entre nosotros. Por lo tanto, comer la carne del Hijo del Hombre es ingerir la Palabra de Dios. Ingerir la Palabra de Dios no significa sólo saberla como simple conocimiento sino cambiar nuestros corazones con ella. Es para llenar nuestros corazones con bondad y amor. Para poder ingerir la Palabra de Dios de esta manera, debemos comer la carne y beber la sangre del Hijo del Hombre a la vez. Esto significa que mientras aprendemos la Palabra de Dios debemos tener obras que acompañan la Palabra. Cuando comemos, tenemos que tomar líquido al mismo tiempo. Si comemos solamente comida seca sin consumir ningún liquido, no podemos digerir los alimentos. Podemos desechar los desperdicios del cuerpo humano y absorber nuevos nutrientes sólo cuando nos suministramos de agua. Asimismo, cuando aprendemos la verdad, tenemos que intentar poner en práctica la Palabra que aprendemos. De esta manera la falsedad será desechada al igual que el desperdicio, y la verdad la reemplazará. El odio saldrá y será reemplazado por el amor. La arrogancia se desvanecerá y la humildad la reemplazará.
1 Juan 1:7 dice: "Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado". En este verso "si andamos en luz" significa practicar y obedecer la Palabra de Dios. Jesús nos perdonó de nuestros pecados al derramar Su preciosa sangre. Pero para que nosotros seamos perdonados de los pecados por Su sangre, tenemos que andar en la luz. Este mensaje acerca de comer la carne y beber la sangre del Hijo del Hombre no es algo que nos obliga a cumplir con nuestras responsabilidades, sino más bien es una explicación para nosotros acerca del amor de Jesús, quien nos amó al punto de dar Su carne y sangre para que nosotros podamos obtener la vida eterna. Además nos indica que si guardamos Su amor en nuestro corazón y practicamos la verdad, ganaremos la vida eterna y disfrutaremos de bendiciones abundantes.
Amados hermanos y hermanas en Cristo, Romanos 8:32 dice: "El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?" Dios, quien nos dio la vida de Su Unigénito Hijo, nos ha dado muchas bendiciones. Les insto a que guarden el amor de Dios en lo profundo de sus corazones a través de la Santa Cena, a que alcancen la santidad por completo, y a que diligentemente coman la carne y beban la Sangre del Hijo del Hombre.
*Este mensaje es un resumen del sermón predicado durante el Servicio Dominical Vespertino del 15 de noviembre. Si usted desea leer este mensaje con mayor detalle, por favor visite nuestra página electrónica (www.manmin.org) y pulse en "Mensajes".
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