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Los frutos del espíritu (5) Benignidad

Noticias Manmin   No. 59
6405
Diciembre 13, 2009


"Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley". (Gálatas 5:22-23)

La benignidad es la cualidad o estado de ser benigno. Pero el significado espiritual de la benignidad es algo cercano a la misericordia. Y el significado espiritual de la misericordia es: "entender en la verdad incluso a aquellos que no son entendidos por los hombres en lo absoluto". También es el tipo de corazón que está dispuesto a perdonar en la verdad a aquellos que no son perdonados por los hombres como el Señor que sufrió la cruz por los pecadores.
Dios muestra compasión hacia la humanidad con este tipo de misericordia. Como está escrito, si Dios no tuviera misericordia y nos juzgara de acuerdo a Su justicia, nadie podría estar delante de Dios (Salmo 130:3). Pero Dios perdona y acepta incluso a aquellos que no son perdonados o aceptados, cuando la justicia es aplicada estrictamente. Es por eso que Dios dio la vida de Su unigénito Hijo. Dios anhela que aquellos que se han convertido en Sus hijos por creer en el Señor, cultiven este corazón de misericordia. Ahora, profundicémonos en las características de la misericordia más detalladamente.

Primero, una persona misericordiosa no tiene prejuicios.

La gente del mundo constantemente juzga a las personas por su apariencia. Sus actitudes hacia las personas cambian dependiendo de si ellos los ven o no como personas ricas o famosas. Los hijos de Dios no deben juzgar a las personas por su apariencia o cambiar la actitud de sus corazones sólo por las apariencias (Santiago 2:1-4). Algunas personas tienen deficiencias en lo físico, por lo que quizás hablen o hagan algo que está fuera de contexto en ciertas situaciones. Cuando ustedes ven a esas personas, ¿no los han menospreciado o han querido evitarlos hasta cierto punto? Y cuando ven a alguien que está atravesando pruebas de fe, no deberían hablar acerca de esa persona o condenarlo de ninguna manera. Cuando le trajeron a Jesús la mujer que había cometido el pecado de adulterio, Él les dijo: "El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella" (Juan 8:7). Cuando usted ve a una persona que está atravesando por una tribulación, deben tener un corazón misericordioso y tener compasión por ellos, y esperar que esa persona pueda vencer la tribulación.

Segundo, si somos misericordiosos, tendremos compasión de aquellos que están en dificultades y disfrutaremos el poder ayudarles.

Si en realidad tenemos compasión por los demás, no sólo los consolaremos con nuestros labios. Deberíamos ofrecerles ayuda practica (1 Juan 3:17-18). Esto no sólo se refiere a cosas materiales. Cuando vemos a alguien sufriendo por cualquier tipo de problema, deberíamos anhelar ser de ayuda y librarle a esa persona del dolor. Esto es misericordia.

Yo mismo he sufrido pobreza, y he experimentado en su totalidad el dolor de perder la esperanza por causa de la enfermedad. Por lo tanto yo quiero ofrecer ayuda y verdadero confort a aquellos que sufren por este problema. Especialmente cuando veo a aquellos que no creen en el Señor, me esfuerzo al máximo para guiarlos al camino de la salvación. Aunque yo no puedo solucionar los problemas de todos estoy tratando de manifestar cada vez un poder mayor de Dios para que las personas puedan tener un encuentro y experimentar a Dios y ser salvos. Dios ciertamente lo recompensará con Sus bendiciones si usted toma el corazón del Señor y se preocupa por aquellas almas que sufren.

Tercero, si tenemos misericordia, no apuntaremos o señalaremos fácilmente al resto de personas.

Por supuesto, si amamos a alguien, en determinado momento les aconsejaremos o les reprenderemos. Aunque lo que usted diga sea verdad, si usted señala defectos dentro de su arrogancia o sus marcos de pensamiento sin amor, estos no darán vida (Proverbios 12:18). Cuando usted tenga que dar un consejo porque es absolutamente necesario, por favor hágalo con amor, pensando desde el punto de vista de la otra persona y con interés por esa alma. Cuando los miembros de la iglesia me piden una crítica o un consejo, no respondo rápidamente. ¿Por qué? Porque al principio quizás lo acepten con un corazón agradecido, pero si pierden la llenura del Espíritu Santo, nadie sabe qué sucederá en sus corazones. En ciertas ocasiones, tengo que señalar algo para cumplir con el Reino de Dios o para permitir que ustedes reciban la solución a su problema. Pero mientras hago eso, observo el estado de ánimo en sus rostros con una mente piadosa, esperando que no sean ofendidos o desalentados.

Cuarto, si tenemos misericordia, seremos generosos con los demás.

Jesús dio amor ilimitado y oportunidades para arrepentirse; incluso a Judas Iscariote, quien luego lo traicionó. Incluso cuando Jesús fue crucificado, Él oro por aquellos que lo habían crucificado. Lucas 23:34 dice: "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen". Esta es la misericordia con la cual nosotros podemos perdonar, incluso a aquellos que no pueden ser perdonados en lo absoluto.
Nosotros deberíamos estar dispuestos a aceptar y abrazar a otros, aunque su carácter y opiniones no estén de acuerdo con las suyas. Tendría que pensar primero desde el punto de vista de la otra persona, podremos fácilmente cambiar nuestros propios pensamientos y sentimientos. Si pensamos: "Creo que desde su punto de vista, esta es la única manera en la cual él puede actuar", entonces, nos guiará cualquier sentimiento negativo hacia esa persona. Cuando sacamos de nosotros la arrogancia y cambiamos nuestros pensamientos y sentimientos, podemos aceptar y abrazar a cualquier tipo de persona.

Quinto, si tenemos misericordia, podremos honrar a los demás.

Cuando tenemos corazones misericordiosos, si algo se hace bien, le damos el honor a los demás, y cuando algo sale mal, podemos aceptar la culpa. Cuando la otra persona recibe todo el reconocimiento y es más alabada a pesar de que usted trabajó hombro a hombro con ella, aún así puede regocijarse con esa persona como si fuera su propia felicidad. No sentiremos ninguna incomodidad pensando: "yo trabaje más, y esa persona esta siendo mas reconocida, aunque esa persona tenga más defectos". Una madre no se quejará si es que ella ayudo a su hijo a realizar algo apropiadamente y no recibió ninguna recompensa por hacerlo. Si tenemos el fruto de la misericordia, podremos poner a cualquier otra persona por encima de nosotros y atribuirle el merito, y esto no será exclusivamente para nuestros hijos.

Espero que todos ustedes puedan producir los frutos del Espíritu Santo en su totalidad, y que puedan poner a Dios en todas las cosas. Ruego en el nombre del Señor que ustedes puedan rebosar con bendiciones y gozar del gran honor en el Reino de los cielos como hijos que se asemejan exactamente a Dios.

* El mensaje anterior es un resúmen del sermón predicado durante el Servicio Dominical Vespertino el 8 de noviembre de 2009. Si usted desea leer este mensaje con mayor detalle, visite nuestra página web (www. manmin.org) y haga click en "sermones".


 

 

 
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