La vida cristiana es fácil
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Febrero 14, 2010 |
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 "Porque este mandamiento que yo te ordeno hoy no es demasiado difícil para ti, ni está lejos. No está en el cielo, para que digas: ¿Quién subirá por nosotros al cielo, y nos lo traerá y nos lo hará oír para que lo cumplamos? Ni está al otro lado del mar, para que digas: ¿Quién pasará por nosotros el mar, para que nos lo traiga y nos lo haga oír, a fin de que lo cumplamos? Porque muy cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón, para que la cumplas". (Deuteronomio 30:11-14)
Muchas personas dicen que la vida cristiana no es nada fácil, a pesar de que profesan su fe en Dios. Pero Dios nos dice que la vida cristiana jamás es difícil. Cuando vivimos una vida fácil y gozosa, Dios también se agrada y puede respondernos rápidamente. Entonces, cómo podemos vivir una vida cristiana fácil?
Primero: Debemos tener una meta clara.
Yo conocí al Dios verdadero después de sufrir a causa de varias enfermedades durante siete años. A pesar de las circunstancias de pobreza y dificultades extremas, yo siempre tuve gozo y felicidad porque creí en el Cielo. Y desde que fui llamado como un siervo del Señor, jamás he pensado que hay algo que sea difícil porque Dios y Su gran poder están conmigo. Desde el principio he tenido una meta clara porque tuve la certeza de que Dios está vivo y que el Cielo sí existe. Debido a esta certeza yo me propuse lograr mi meta solamente siguiendo las maneras presentadas por Dios, y nunca he dudado ni he pensado si debo rendirme en algún momento.
Hermanos y hermanas,
Piensen en los estudiantes que ingresan a la universidad. Ellos invierten 12 años desde que entran al preescolar, pasan por la primaria, y terminan la secundaria. Pero el ingreso al Cielo eterno no se puede comparar con el ingreso a la universidad. Además, ni siquiera debemos preocuparnos de si lo vamos a lograr o no, si tan sólo seguimos las maneras que Dios nos muestra, todos podemos lograrlo. El resultado se presentará de acuerdo a lo que hemos hecho, por tanto no hay razón para ser ociosos en nuestra carrera hacia la Nueva Jerusalén.
Si ustedes inician un negocio con su capital propio, harán lo posible para obtener el éxito, aún cuando se sientan humillados por algunas personas. Si ustedes tienen fe firme y esperan los resultados que obtendrán por su hacer su mejor esfuerzo, jamás se cansarán sino que su sueño se hará aún más grande. ¿Y qué hay con respecto a las cosas espirituales que solamente Dios nos puede dar? Definitivamente deben intentar y jamás decir que les es difícil o que se rinden. Si ustedes deciden alcanzar una meta y corren hacia ella, Dios estará con ustedes con Su gracia y abilidad, y ustedes vivirán su vida cristiana con la ayuda del Espíritu Santo. Si un alpinista tiene una meta clara, éste no piensa diciendo: "Esta montaña está muy difícil de escalar", aún antes de empezar a hacerlo. Si él sube la montaña paso a paso, tan sólo pensando que tendrá éxito, finalmente podrá alcanzar la cima. Del mismo modo, si ustedes establecen una meta en su vida de fe y se mantienen corriendo hacia la Nueva Jerusalén sin mirar atrás, jamás pensarán que la vida cristiana es difícil.
Segundo: Debemos ir hacia la meta sin dudar.
El dudar es un gran obstáculo en la vida cristiana. La razón por la cual yo puedo estar en el espíritu y en la plenitud del espíritu e incluso en la profundidad del Reino espiritual, es porque no hay duda en mi mente.
Puedo entrar hoy en lo más profundo del espíritu porque yo no dudo ni me doy por vencido.
Usted no lo puede lograr simplemente pensando: '¡Si no puedo, quiere decir que no puedo!'.
Ya que nunca he dudado en mi mente o me he dado por vencido, no fue difícil para mí entrar en el Reino espiritual.
Por supuesto, físicamente hubo muchas adversidades y tuve que invertir mucho trabajo y esfuerzo con ayuno y oración, pero nunca pensé que esas cosas fueran difíciles.
En el caso de un alpinista, si piensa que debe descansar en la mitad o quiere regresarse, entonces desde ese momento él sentirá que es difícil. Sentimos que la vida cristiana es dura y difícil porque tenemos el deseo de rendirnos en la mitad del camino y cambiar nuestras actitudes.
Obtener un ascenso en el empleo no algo fácil. Pero si usted se rinde después de unos pocos años sólo porque no ha sido ascendido, o si cambia de trabajo muchas veces con actitud distinta, será más difícil que obtenga un ascenso. De hecho, para nosotros es más fácil cambiar e ir a la Nueva Jerusalén que ser ascendidos en el trabajo. Si desaparecen sus ideas de que la vida de fe es difícil, usted podrá vivir una vida de fe muy feliz.
Tercero: Debemos estar gozosos y felices mientras vamos hacia la meta.
La razón por la cual las personas escalan las montañas, aunque es algo difícil, probablemente sea la felicidad que ellos consiguen luego de escalar la montaña. Al sentir la felicidad de conquistar cada montaña, no piensan que sea difícil escalar las montañas.
Más bien se sienten cada vez más y más felices. Mientras llevamos una vida en fe en Cristo, hay diferentes metas que debemos alcanzar en diferentes momentos. Por ejemplo, en el principio tenemos la meta del 1er reino de los cielos, y el 2do reino, luego el 3er reino de los cielos; y por último entrar a la Nueva Jerusalén. Mientras conquistamos cada nivel uno por uno, finalmente alcanzaremos la Nueva Jerusalén.
Pero alguno de ustedes dice que siente que es duro descubrir los defectos en sus vidas cristianas. Desde que fui un nuevo creyente, estaba feliz de encontrar mis defectos y de despojarme de ellos. Nunca pensé que fuera duro enfrentar mis propias limitaciones, ni tampoco sentí que desecharlas fuera de alguna manera un derroche. Pensé que al despojarme de tales cosas lograría entrar en una mejor morada celestial, y mientras más me despojaba de ellas, más feliz me sentía.
Por tanto, anhelo que usted se regocije y sea grato cuando descubra su propia maldad.
Ustedes siempre se sentirán muy gozosos y felices de poder alcanzar la santificación. Además se sentirá feliz de poder reconocer sus erores, poder desecharlos, y poder cambiar. Esta es la razón por la que ustes siempre puede estar feliz en su caminar de fe en medio de cualquier situación. Yo ruego en el nombre del Señor que todos ustedes tomen esta marcha de fe con gozo y felicidad, de modo que podamos acercarnos más a nuestra meta, la Nueva Jerusalén.
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