Esperanza en Él
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Julio 10, 2011 |
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"Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro" (1 Juan 3:3).
Debemos asemejarnos al Señor si tenemos esperanza por el reino celestial donde no hay lágrimas, dolor, sufrimiento ni muerte y donde podemos vivir con el Señor por la eternidad. No importa cuántas veces usted confiese con sus labios que le pertenece al Señor y que tiene esperanza por el Cielo, si aún continúa cometiendo pecados no podrá alcanzar la esperanza. Al punto que usted se purifique, se abstenga del pecado y alcance la santificación podrá entrar a un lugar más hermoso en el Cielo. ¿Qué tipo de vida debemos llevar en calidad de personas que tenemos esperanza en el Señor?
Primero: debemos purificar nuestras vidas.
Para purificar nuestras vidas, debemos examinar nuestro corazón, pensamientos y acciones con la Palabra de Dios. Anhelo que usted se esfuerce al máximo en su vida cristiana al meditar acerca de cómo debe hacer que su corazón, obras y palabras sean santas y cómo agradar a Dios. Para poder lograr esto, ¿qué es lo que debe hacer en concreto?
Primeramente, la verdad debe ser cultivada completamente en su corazón. En otras palabras, debe tener la habilidad de escuchar la Palabra y entenderla apropiadamente sin juzgarla o discernirla de acuerdo a sus propios pensamientos.
Por ejemplo: usted siente celos hacia una persona y es frío con ella, pero no se da cuenta de la maldad que hay en usted. Se justifica a sí mismo diciendo: "Yo no quiero ser insensible hacia esta persona, pero no puedo evitarlo ya que ella nunca es la primera en darse cuenta de su mal comportamiento". Como dije anteriormente, no debe distorsionar la verdad de acuerdo a su parecer y a sus pensamientos. Debe tener el estándar de la Palabra de Dios y usarlo para examinarse a sí mismo correctamente.
En segundo lugar, para poder purificar su vida debe poner en práctica lo que ha escuchado y lo que entiende con claridad. La fe sin obras es fe muerta. No importa cuánta verdad haya escuchado y sepa, no tiene fe si no la pone en práctica. Pero por el simple hecho de conocer mucho de la verdad, muchas personas creen de manera errónea que poseen gran fe y que viven en la verdad. Si Dios dice que 'deseche' algo, usted debe hacerlo. Si Dios dice 'no haga' algo, entonces no debe hacerlo. Si Él dice 'has esto', debe hacerlo. Por lo tanto, solo cuando ponga en práctica la Palabra de Dios, ésta cambiará su vida.
Segundo: debe vivir con el Señor siempre
Para aquellos que viven con el Señor, todo será ordenado y santo en sus vidas. Dios está viendo todas sus acciones las 24 horas del día, incluso los movimientos de sus ojos en sus cuencas.
Estoy muy seguro de que Dios siempre me está observando. Por esta razón no hay diferencia en mi manera de pensar y apariencia mientras estoy en público y cuando me encuentro solo. Incluso cuando me dispongo a dormir me peino y me arreglo, y es porque deseo estar bien presentado a los ojos de Dios el Padre. Aunque esté solo, sé que ángeles me están observando, por lo tanto, siempre me comporto adecuadamente.
Muchas personas oran que el Señor esté con ellos y los guarde con Sus ojos resplandecientes. Si oran de esta manera con corazones verdaderos, sus vidas cambiarán. Si el Señor está con ellos, ¿seguirán haciendo bromas y hablando acerca de las faltas de las demás personas mientras las juzgan? ¿Seguirá la carne y los placeres mundanos aunque los ángeles lo estén observando? Si camina en las tinieblas, el Señor no podrá caminar junto a usted, ni tampoco sus ángeles de la guarda podrán cuidarlo.
Anhelo que pueda caminar en la verdad, no solo dentro de la iglesia, sino también en su trabajo, en su hogar, cuando camina por las calles y al hablar y escuchar. Recuerde siempre que el Señor lo está observando, que lo escucha y que siempre está con usted. Entonces, podrá rápidamente adornar su vida como una novia pura.
Tercero: debe clamar al Señor
Jeremías 29:12-13 dice: "Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo os oiré; y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón". El solo hecho de asistir a la reunión de oración no significa que ore muy bien. Debe clamar en sus oraciones pensando que el Señor está justo en frente de usted y creer que Él le escucha.
Si tiene un deseo sincero de recibir una respuesta, pronto será lleno con la inspiración del Espíritu Santo. Entonces, no tiene que intentar alzar su voz, sino que naturalmente clamará con una voz clara.
Cuando usted ora todos los días, quizás ore con los mismo contenidos diariamente. Pero a pesar de que ore por las mismas cosas cientos de veces, debe orar con todo su corazón y con una nueva inspiración cada día. Si en realidad clama al Señor sin variar, continuamente buscará llenar su medida de oración. Esta es la evidencia de que usted posee fe para clamar al Señor en sus oraciones.
Si usted se estuviera ahogando, ¿con cuánta fuerza clamaría por ayuda? En el mismo sentido, en este mundo lleno de pecado, ¿con cuánta sinceridad cree usted que debería estar clamando para apartarse de las cosas de este mundo y desechar el pecado y la maldad? No solo debe orar con sus labios cuando le pide a Dios que le ayude a desechar pecados como el odio, la envidia, los deseos pecaminosos, una mente adúltera y el enojo sino que debe orar con fervor, de la misma manera que oró Elías, quien hizo descender fuego del Cielo.
Si usted ora con ese mismo fervor y este permanece en su corazón incluso después de la oración en su diario vivir, su corazón y obras verdaderamente cambiarán y el pecado y la maldad serán despojados de su vida. Esto significa que usted ha obtenido fe verdadera, y solo aquellos con esta fe pueden caminar con el Señor. Ruego en el nombre del Señor que se purifiquen a sí mismos con esperanza por la segunda venida del Señor y que posean el Cielo eterno.
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