Obediencia
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Diciembre 25, 2011 |
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"Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros. Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación. Por cuanto tú desechaste la palabra de Jehová, él también te ha desechado para que no seas rey" (1 Samuel 15:22-23).
En general, las personas no obedecen las cosas que no concuerdan con su propio conocimiento o experiencia. Pero cuando se trata de las obras para el Señor, es crítico que obedezcamos a Dios. Puede ser que algo parezca imposible de obedecer dentro de nuestros pensamientos humanos. Sin embargo, cuando simplemente creemos en Dios y obedecemos Su Palabra, Él se sentirá complacido y nos bendecirá.
Cuando Moisés, líder del Éxodo de los israelitas obedeció la Palabra de Dios, el Mar Rojo se dividió y los hijos de Israel pudieron cruzar este mar de manera segura. Cuando obedecemos en una determinada situación en la que de otro modo no podríamos obedecer, nuestra fe aumentará y seremos capaces de demostrarla con valentía.
Sin embargo, la obediencia no se puede dar tan solo con nuestro celo. La obediencia completa se puede alcanzar solo cuando tenemos un corazón santo, es decir, el corazón que se asemeja al del Señor. Entonces, ¿qué debemos hacer para poseer este tipo de corazón santo y obedecer?
Primero: deben destruir los pensamientos carnales.
Romanos 8:6-7 dice: "Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden." Imaginen que están remando en un bote. Si lo hacen en la dirección equivocada, no podrán llegar a su destino, sin importar con cuánto empeño remen. El lugar al que llegarán será totalmente equivocado o el resultado final será la deriva. De manera similar, mientras ustedes tengan pensamientos carnales, no podrán obedecer completamente a Dios, sin importar cuánto lo quieran hacer.
Él siempre nos está hablando mediante la voz del Espíritu Santo, pero quizás ustedes vayan por el camino de desobediencia si es que siguen sus pensamientos carnales. En vez de depender de la voz del Espíritu Santo, dependerán de sus propios pensamientos que provienen de su experiencia o conocimiento, y eligirán el camino que parece ser correcto o bueno en su opinión. En un sentido espiritual esto es similar a escuchar la voz de Satanás, el enemigo de Dios, tal como lo menciona la Biblia: "...los designios de la carne son enemistad contra Dios".
Por lo tanto, no podrán obedecer si no destruyen sus pensamientos carnales. Al mismo tiempo, tampoco podrán cultivar la santidad, la misma que es esencial para cultivar la obediencia. Esto se debe a que les será difícil darse cuenta de qué tipo de maldad y deficiencias poseen mientras tengan pensamientos carnales. Sin embargo, si se niegan a sí mismos por completo y confían en Dios, podrán ver estas cosas, y además podrán deshacerse de ellas.
Segundo: deben equiparse con la Palabra.
Efesios 6:13 dice: "Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes". Los siguientes versos nos dicen que ciñamos nuestros lomos con la verdad, y que nos vistamos con la coraza de la justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz, que tomemos el escudo de la fe, el yelmo de la salvación y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios.
Para ganar la batalla espiritual en obediencia al Señor, deben armarse firmemente con la Palabra de la verdad. Deben descartar sus pensamientos carnales y convertirse en obreros poderosos que se paran firmemente en la Palabra. Pero lo que sucede es que, en muchos casos estas palabras se quedan en ustedes tan solo como piezas de conocimiento. Es decir, conocen la Palabra de Dios en gran manera, pero en realidad no la ponen en práctica y de este modo no la cultivan en su corazón.
Aunque se pongan la armadura y sostengan el escudo y la espada en sus manos, no sirve de nada si es que no pueden usarlos con habilidad. Lo mismo sucede con la palabra que es almacenada en el cerebro únicamente como conocimiento. ¡No sirve de nada! Ustedes no pueden obedecer la Palabra del Señor si es que no la practican en sus vidas.
Por ejemplo: en Mateo 23:11 Jesús dijo: "El que es el mayor de vosotros, sea vuestro siervo". Aunque hayan memorizado este verso, no podrán servir a los demás cuando lo necesiten, si es que no lo han cultivado en su corazón. No podrán servir a los demás porque se activará el deseo de ser servido y de ir en pos de su propio beneficio y orgullo. Además, si es que no han cultivado la Palabra en su corazón para que puedan resolver sus propios problemas, tampoco podrán solucionar los problemas de los miembros de la iglesia con la Palabra. La Palabra que han guardado solo como conocimiento quizás contenga su arrogancia y criterios personales, por lo tanto, puede ser que dirijan mal a los miembros de la iglesia.
Por consiguiente, espero que ustedes equipen sus vidas mediante el aprendizaje de la Palabra, y que la cultiven en su corazón. Deben tener la habilidad suficiente para resolver cualquier tipo de problema que puedan enfrentar en la vida, o en el desarrollo de su responsabilidad, con la Palabra de Dios. El camino es muy sencillo y simple. Primero: comiencen con repasar los sermones de cada semana. Es decir, vuelvan a leer los mensajes de la Vigilia entera del viernes, y de los Servicios Dominicales Matutino y Vespertino. Impregnen la Palabra en su corazón y oren para cultivar la Palabra en su corazón, entonces, Dios les dará entendimiento. También, Él les dará la fortaleza para cultivarla en su corazón y ponerla en práctica.
El verdadero armamento de la Palabra que Dios anhela de parte de ustedes, es que cultiven su corazón y que practiquen en su vida la Palabra que escuchan y aprenden. Sus pensamientos carnales también serán destruidos en la medida en que equipen sus vidas con la Palabra, y en esa misma medida podrán obedecer la Palabra del Señor.
Tercero: deben orar fervientemente.
Solo así los patrones de sus pensamientos pueden ser destruidos y podrán poner la Palabra en su corazón. Sin embargo, clamar en alta voz diciendo: "Señor, Señor" por un largo tiempo, no es necesariamente 'oración ferviente'. Se ora fervientemente cuando se lo hace con todo el corazón. Ahora, ¿qué tipo de oración constituye orar con todo su corazón? Hoy quiero que piensen acerca de cuánto agradecimiento y amor tienen sus oraciones.
Colosenses 4:2 dice: "Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias;" ¿Cuánta gratitud ofrecen en sus oraciones? Aquellas personas que son verdaderamente agradecidas, siempre expresarán las gracias a una persona que les ha demostrado algún tipo de gracia. Los que son agradecidos por la gracia de Dios también disfrutarán el acto de ofrecerle su gratitud. Ellos darán gracias una y otra vez por la gracia de haber sido liberados de la muerte, la paga del pecado, la sanidad y las respuestas a sus oraciones, y por haber recibido el hermoso reino de los cielos.
La oración es nuestra conversación con Dios el Padre. ¡Cuán hermoso es el momento en el que ustedes claman a su amado Dios el Padre, al esperar verlo y hablar con Él para agradecerle por toda Su gracia! Por consiguiente, espero que ustedes siempre recuerden el amor y la gracia de Dios que les es dada cada vez que oran. Además, intenten hallar el motivo para darle gracias y gloria a Dios. Entonces, el amor brotará en su corazón y más gracia vendrá sobre ustedes para que así puedan ser más agradecidos.
Mientras dan gracias por las cosas pequeñas, surgirán cosas aún mayores por las cuales agradecer. De esta manera podrán tener una relación más íntima con Dios, y además podrán orar con todo su corazón y disfrutarán tanto de la oración que incluso un largo período de tiempo lo sentirán como un momento breve. La oración que ustedes ofrecen con mucha alegría y gozo será una fragancia hermosa ante Dios el Padre. Anhelo que puedan ofrecer tales oraciones de corazón, oraciones fervientes, para que así puedan experimentar el poder de la oración.
Amados hermanos y hermanas en Cristo: en Mateo 11:28-30 Jesús dijo lo siguiente: "Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga". En realidad es fácil vivir según la Palabra de Dios. Usted piensa que es difícil por causa de sus pensamientos carnales.
Pero si simplemente medita en la Palabra de Dios día y noche y acumula oraciones fervientes día tras día, sus pensamientos carnales seguirán disminuyendo. Con gran gozo en la obediencia, ruego en el nombre del Señor que ustedes se conviertan en las personas nobles que reciben el amor y las bendiciones de Dios.
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