¡Pongamos nuestra mirada en las cosas de arriba y sigamos adelante!
|
|
|
6970 |
|
Enero 08, 2012 |
|
|
|
"Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra" (Colosenses 3:1-2).
Los vehículos, e incluso las locomotoras, con facilidad pueden detenerse, avanzar y retroceder con el uso de su motor. Sin embargo, los aviones no tienen el cambio de 'reversa', por lo que no pueden retroceder. También requieren un tiempo mucho más largo para detenerse. Para que puedan movilizarse de manera segura, deben continuar avanzando hacia adelante, ascender o descender. Una vez que pierden el impulso y la fuerza motriz, caen al suelo. Este mismo principio se aplica a las vidas de los creyentes. Si dejan de vivir vidas cristianas diligentes, caerán profundamente en el mundo hasta el final. ¿De qué manera podemos, entonces, seguir avanzando hacia el Cielo al igual que aviones que vuelan por los cielos?
Primero: en nuestra marcha hacia el Cielo debemos continuar avanzando hacia la santidad.
En el Cielo, nuestra eterna morada, no hay falsedad, maldad ni tinieblas. Para entrar a este Cielo, es necesario que alcancemos el corazón del Señor en nuestro ser. En otras palabras, debemos avanzar de manera vigorosa en nuestra fe para alcanzar la santidad de nuestro corazón. En la medida en que no tengamos maldad y nuestro corazón esté limpio, podremos arraigarnos profundamente en la santidad.
Ustedes asisten a muchos tipos de servicios y reuniones mientras están llenos de la gracia de Dios. No obstante, a menos que ahuyenten la maldad del corazón, si se quedan sin gracia y enfrentan pruebas, simplemente se harán amigos del mundo otra vez. ¿Cómo podemos avanzar contínuamente hacia la santidad?
Primero: deben examinarse a sí mismos con la Palabra de Dios. No deben pensar simplemente así: "Me siento feliz al asistir a este servicio de adoración y disfruto de aquella reunión"; deben mantener en mente los tipos de mensajes que escuchan y deben ponerlos en práctica en sus vidas. Por ejemplo: escucharon el mensaje acerca del Rey Saúl tratando de matar a David por causa de sus celos y envidia hacia David. Entonces deben examinar si ustedes poseen ese tipo de celos u odio hacia sus hermanos o colegas, y deben despojarse de ello. De este modo se aplica el mensaje a sus vidas.
Segundo: necesitan abstenerse de los pecados por medio de la oración. Cuando descubren su maldad por medio de la Palabra, lo mejor es que se examinen a sí mismos y cambien inmediatamente. Pero la naturaleza pecaminosa que está profundamente arraigada en sus corazones solo puede desarraigarse con oración ferviente. Deben tomar la decisión de cortar las cosas del mundo cuando escuchan el mensaje. No obstante, después de un tiempo, quieren acogerlas de nuevo. Su determinación se debilita y quizás acogen esas cosas otra vez. Ese es el momento en el que deben recibir fortaleza por medio de las oraciones fervientes para vencer aquellas cosas con un corazón inmutable. Entonces la fortaleza descenderá sobre ustedes junto con la ayuda del Espíritu Santo, con la cual les será más fácil abstenerse de su amor por el mundo, los sentimientos de incomodidad, los malos sentimientos, el resentimiento y la ira del corazón. Admitirán que se enojan, no por causa de los demás, sino por voluntad propia. No tendrán sentimientos adversos ni ira, sin importar la situación. En otras palabras, si ustedes oran con fervor, estas emociones carnales serán eliminadas. Aquellos que oran ardientemente recibirán también la fuerza para mantenerse firmes en sus decisiones ante cualquier tipo de tentación.
Tercero: deben meditar en la esperanza por el Cielo, la gracia de Dios y el amor del Pastor. Sin importar cuán buenas sean las cosas del mundo, su bien jamás se podrá comparar con el Cielo y el amor de Dios el Padre. Él creó los Cielos y la Tierra y todas las cosas, y entregó al vida de Su Hijo unigénito por nosotros. Aunque Jesús no tenía pecado en lo absoluto, fue crucificado en la cruz para salvarnos. No debemos decepcionar a Dios quien espera ansiosamente que lleguemos a ser santos. Debemos meditar en esta esperanza por el Cielo y el amor del Padre. Recuerden que pueden recibir más fortaleza para marchar hacia la santidad con pensamientos como: "Mientras más carnalidad logre desechar, mejor será la morada celestial a la que entraré. Entonces veré al Padre observándome con una cálida sonrisa".
Segundo: en nuestra marcha hacia el Cielo debemos avanzar para conquistar y sojuzgar el mundo.
Conquistar y sojuzgar el mundo no significa que hay que oprimir a alguien con fuerza física. Más bien significa que debemos cumplir nuestras responsabilidades con fidelidad y diligencia.
Antes de que Adán pecara, él tenía el poder y la autoridad para sojuzgar y gobernar sobre todas las cosas. Aprendió todo acerca del Edén, las plantas y animales en la Tierra, el orden en el universo; adquirió todo el conocimiento necesario para gobernar sobre el mundo que Dios creó. Claro está que no le fue tan difícil porque tenía la sabiduría otorgada por Dios. Sin embargo, pudo gobernar sobre todas las cosas únicamente después de haber sido equipado con todo el conocimiento necesario.
Lo mismo se aplica a nosotros... Para que puedan resplandecer en el mundo y expandir el reino de Dios, ustedes también deben tener la habilidad para hacerlo. Deben seguir aprendiendo y mejorando sus habilidades. Por supuesto que deben seguir orando, aprendiendo la Palabra de Dios y siendo fieles a la iglesia. Pero no podrán llegar a ser de fortaleza para el pastor por el simple hecho de invertir tiempo en la iglesia y descuidar otras cosas. En calidad de cristianos, también debemos ser fieles en nuestro trabajo, escuela, familia e iglesia.
Para conquistar y sojuzgar el mundo deben poseer una determinación firme y esforzarse mucho. Deben capacitarse más que la gente del mundo para que logren ser reconocidos en cualquier lugar del mundo. ¿Hay alguno entre ustedes que se preocupa porque se está quedando atrás de los demás? Si tan solo tienen la disposición para hacerlo, Dios abrirá los caminos para ustedes. Si tan solo se mantienen esforzándose al máximo sin renunciar, Dios abrirá las puertas y les dará sabiduría y fortaleza para vencer y gobernar el mundo.
Tercero: deben marchar hacia adelante con interés por las almas que van en el camino a la muerte.
Muchas personas del mundo están corriendo hacia los horrores del Infierno sin conocer el futuro que les espera. Si existen tantos miembros de la familia, amigos, vecinos y parientes que no conocen al Señor, deben acudir a ellos, ayudarles y mostrarles cómo recibir la salvación. Para que ustedes puedan evangelizarlos, primeramente deben mostrar las evidencias del Dios vivo en sus vidas. A través de sus vidas deben provocar que la gente a su alrededor diga: "Como creyente, usted se ha tornado en un hombre muy bueno. Ya que veo su cambio y las bendiciones que recibe, puedo ver y comprender que Dios en verdad está vivo".
Mateo 5:14-16 dice: "Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos".
Si ustedes encienden una lámpara en la casa, iluminará la casa entera, e incluso desde la distancia se puede ver su luz a través de una ventana. Asimismo, cuando dan un buen ejemplo como cristianos que sirven y aman a su familia y colaboradores, pueden emitir la fragancia de Cristo. Entonces muchos no creyentes glorificarán a Dios al ver sus buenas obras, y también podrán creer en Dios.
Amados hermanos y hermanas en Cristo: ¿En qué medida piensan que han puesto su mirada en las cosas de arriba desde que recibieron al Espíritu Santo como don y el derecho a ser hijos de Dios? Únicamente al leer la Biblia, asistir a los servicios de alabanza, orar con fervor, abstenerse del pecado y tener esperanza por el Cielo podrán asemejarse al Señor. Podrán vencer y sojuzgar el mundo cuando lleven a cabo sus responsabilidades con bien. Podrán guiar a las almas al camino de la salvación cuando se conviertan en la luz que ilumina en este mundo.
Por lo tanto, anhelo que se despojen de toda falsedad y tinieblas que pertenecen al mundo, y que alcancen el corazón santo que agrada a Dios. Ruego en el nombre de Jesucristo, el Señor, que también trabajen con fidelidad en toda la casa de Dios y que marchen hacia la Nueva Jerusalén.
|
|