La buena voluntad de Dios
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Abril 22, 2012 |
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 "No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta" (Romanos 12:1).
Cuando una empresa grande recluta a sus nuevos empleados, lo hace con mucha prudencia. Por lo general tienen ciertos estándares y escogen a aquellos que los cumplen. Asimismo, Dios sigue ciertos estándares cuando nos hace Sus hijos, al establecernos como Sus obreros, o al darnos respuestas y bendiciones. Él no concede la salvación ni provee respuestas y bendiciones a cualquier persona. ¿Cuál es Su estándar para otorgar gracia, salvación y la bendición de las respuestas?
1. Dios obra con amor y justicia
En Gálatas 6:7 leemos: "No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará". Dios ciertamente retribuye todo lo que hacemos y nos permite cosechar según lo que hemos sembrado.
Ya que Él es amor, con un corazón sincero desea que todos los hombres reciban salvación y bendiciones. Algunos, sin embargo, viven inmersos en tribulaciones y aflicciones, alejados de las bendiciones, mientras que otros reciben el amor y las bendiciones de Dios. ¿Cree usted que Dios tiene prejuicios contra las personas? ¡Claro que no! Aquellos que actúan de acuerdo a la Palabra de Dios, que es la Verdad, reciben bendiciones.
Por ejemplo: Dios dijo en Romanos 10:13: "...porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo". También nos hizo una promesa en Hechos 16:31, que dice: "Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa". Tal como está escrito, la puerta de la salvación está abierta para todos, pero la salvación individual depende de si uno cree o no en el Evangelio y lo sigue.
La salvación no se alcanza con solo escuchar la Palabra de Dios, comprenderla como mero conocimiento y profesar con nuestros labios, diciendo: "¡Yo creo!" Solo cuando creamos con el corazón, sin dudar en absoluto, podremos recibir la salvación como se describe en Romanos 10:9-10. Este tipo de persona guardará y practicará la Palabra de Dios tal como está escrito en Santiago 2:22 que dice: "¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras?"
Esto se aplica también cuando se trata de recibir el amor de Dios. En Proverbios 8:17 leemos: "Yo amo a los que me aman, y me hallan los que temprano me buscan". Es decir, somos amados por Dios en la medida en que nosotros lo amamos a Él, y podemos hallarlo únicamente cuando lo buscamos con diligencia.
Cualquiera que crea en Jesucristo puede alcanzar la salvación, pero debemos abstenernos de toda forma de maldad y tenemos que obedecer la Palabra de Dios para que nuestra fe crezca y podamos compartir nuestro amor con Dios. Si amamos a Dios en grado sumo, todas nuestras obras serán dignas de confianza y emanaremos el aroma de la bondad. Al ser así, ¿cómo no daría Dios bendiciones a estos hijos?
2. Dios bendice a aquellos que actúan con bondad
Dios hace que el sol brille sobre buenos y malos y envía la lluvia sobre los justos e injustos de manera equitativa. También da bendiciones a cualquiera que entre dentro de los límites de Su bendición de la misma manera.
En el décimo capítulo de Hechos está la historia de Cornelio, un centurión del ejército romano. Él era gentil, pero era amado por Dios y llevó sus amigos y también sus familiares a la salvación. Él recibió esta bendición porque temía a Dios, oraba y practicaba la bondad y daba dádivas a la gente. Tal como en su caso, Dios ha abierto de par en par la puerta de la salvación a cada persona que le teme y actúa según la rectitud.
Sucede lo mismo con el centurión que aparece en Mateo capítulo 8; este se acercó a Jesús y con sinceridad le pidió que sanara a su criado. Podemos imaginar cuán lleno de bondad estaba al verlo llegar ante Jesús y pedir por la sanidad de su criado a pesar de que tenía autoridad porque era un centurión del poderoso imperio romano.
Jesús le dijo: "Yo iré y le sanaré". Pero el centurión respondió con fe: "Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra, y mi criado sanará". Al escuchar esta confesión de fe, Jesús lo elogió diciendo: "De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe". Y dijo también: "Ve, y como creíste, te sea hecho". Y su criado fue sanado en aquella misma hora.
El centurión tenía gran fe; se humilló a sí mismo ante Jesús y poseyó un buen corazón con el cual amó a su criado. Esa es la razón por la que pudo recibir la respuesta. De la misma manera, cuando obramos con bondad, amor y confianza en Dios, Él responde todas nuestras peticiones y oraciones, y resuelve cualquier tipo de problemas incluyendo las enfermedades.
3. La Palabra de Dios es el estándar de la bondad
La gente discierne entre lo bueno y lo malo en base a su propia consciencia. Este puede ser un estándar absoluto. La consciencia se forma de modo distinto dependiendo del ambiente o educación. El hecho de haber sido educados por padres buenos o malos también influenciará nuestra consciencia. Nuestros valores pueden variar según lo que se nos ha enseñado. Por consiguiente, este estándar de bondad es diferente de persona a persona. Algunos consideran lo bueno como malo mientras que otros consideran lo malo como bueno.
Es por eso que Dios nos aconseja en Romanos 12:2 diciendo: "No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta".
En este caso la voluntad de Dios que es buena se refiere a la Palabra de Dios que es la verdad. Es decir, es la voluntad y pensamiento de Dios mismo. La voluntad de Dios que es aceptable implica la fe con la cual la gente pone su completa confianza en la Palabra de Dios. En Hebreos 11:6 leemos: "Pero sin fe es imposible agradar a Dios..."; en otras palabras, a Dios le agrada mucho que poseamos fe. El acto de actuar en perfecto acuerdo con la voluntad de Dios constituye la voluntad de Dios que es perfecta.
Entonces, ¿cuál es el estándar de la bondad? Es únicamente la Palabra de Dios. En Marcos 10 un hombre se acercó a Jesús y lo llamó "Maestro bueno". Luego Jesús le respondió: "Ninguno hay bueno, sino sólo uno, Dios". ¿Significa esto que Jesús no es bueno? ¡Por supuesto que no! Jesús dijo esto porque Él tenía que tomar la cruz y llevar todos los pecados de la humanidad. También quería negarse a Sí mismo para permitir que la gente supiera que solo Dios es el estándar de bondad.
Cuando no se conoce lo que el pecado es en realidad, incluso las personas del mundo piensan que son buenas mientras cometen pecados. ¡Dios aborrece el pecado! Sin importar cuán correcta se considere una persona ante los ojos de Dios, Él no puede evitar alejar Su rostro de ella si comete pecados.
El rey David fue este tipo de persona... Fue amado y reconocido por Dios, pero se acostó con Betsabé, la esposa de su siervo, y provocó que el siervo fuera asesinado en batalla para ocultar su pecado. Dios lo reprendió por medio de Natán, Su profeta, así: "¿Por qué, pues, tuviste en poco la palabra de Jehová, haciendo lo malo delante de sus ojos?" (2 Samuel 12:9-10).
En otras palabras, desobedecer la Palabra de Dios y cometer pecado entra en el contexto de despreciar a Dios. La Palabra de Dios es el estándar entre lo bueno y lo malo. Por consiguiente, solo cuando vivimos según la Palabra de Dios quien es bueno, podremos ser reconocidos por Él como personas de bondad.
Ruego en el nombre del Señor que usted no solo se abstenga de la falsedad al equiparse a sí mismo con la Palabra de Dios y orar con pasión, sino que también reciba grandes bendiciones y respuestas al practicar la buena voluntad de Dios.
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