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La Palabra de vida Amor espiritual (9) - El amor no se irrita

Noticias Manmin   No. 139
5572
Abril 28, 2013


“(El amor) no se porta indecorosamente; no busca lo suyo, no se irrita, no toma en cuenta el mal recibido” (1 Corintios 13:5 LBLA).



Pastor Principal Dr. Jaerock Lee



Algunas personas se enojan fácilmente cuando las cosas no salen como ellas desean. ‘Irritarse’ constituye la manifestación externa de estos sentimientos.
El amor hace positivo el corazón del hombre. Por otro lado, la ira lastima el corazón y hace que sea negativo. Además lo hace oscuro. Por lo tanto, si usted se irrita, no puede permanecer en el amor de Dios y su crecimiento espiritual será lento.
Al causar que los hijos de Dios se enojen, el enemigo diablo puede hacer que caigan. Las mayores trampas que el diablo enemigo pone ante los hijos de Dios son el odio y la ira.
Entonces, ¿qué debemos hacer para tener amor espiritual que no se irrita y que puede glorificar a Dios en calidad de Su hijo?


1. Las disparidades entre mostrar indignación justa e irritarse

Irritarse no significa solamente enojarse, gritar, maldecir y volverse violento. Si su rostro se distorsiona, si cambia su semblante, y si su forma de hablar se vuelve abrupta, entonces está siendo parte de un acto de irritación. Aunque el grado es distinto en cada caso, se trata de la expresión externa del odio y los sentimientos adversos en el corazón. No obstante, no significa que con solo ver la apariencia de alguien podemos juzgar o condenar pensando que está enojado. Solamente Dios puede leer los corazones con exactitud; nadie más que Él.
En Mateo 21, Jesús echó fuera a aquellos que vendían cosas en el templo. En aquel tiempo, la gente cambiaba dinero en las mesas o también vendían o compraban ganado a la gente que llegaba al templo de Jerusalén para la Pascua.
Jesús era tan humilde que no discutía ni gritaba, ni siquiera cuando nadie podía escuchar Su voz en las calles. Sin embargo, al ver la situación en el templo, Él tomó una actitud totalmente distinta; hizo un látigo de cuerda y echó fuera a todos los animales. También volcó las mesas de los cambistas y los asientos de los que vendían las palomas.
Cuando la gente del mundo vio a este Jesús, probablemente pensaron que estaba enojado. Sin embargo, no es que estaba enojado al momento, sino que sentía indignación justa. Él les permitió comprender que la injusticia de profanar el templo de Dios no puede ser aceptada a pesar de que tenían la intención de servir a un propósito bueno. Este tipo de indignación justa es el resultado de el amor de Dios quien perfecciona el amor con Su justicia.
Como leemos en Marcos 3, en el Día del Señor, Jesús conoció a un hombre en la sinagoga quien tenía una mano seca. Y la gente le observaba para ver si le sanaba en el día de reposo, para poder acusarle de quebrantar este día. En ese momento, Jesús conocía los corazones de las personas y les preguntó: “¿Es lícito en el día de reposo hacer bien o hacer mal, salvar una vida o matar?” Pero ellos guardaban silencio (Marcos 3:4).
En aquellos días la gente mala únicamente trataba de condenar y matar a Jesús quien hacía solo obras buenas. Por lo tanto, a veces Jesús los reprendía con expresiones muy fuertes. Esto se debía a que Él deseaba que comprendieran y se alejaran del pecado. De la misma manera, la indignación justa que Jesús mostró hacia los fariseos y escribas se derivó de Su amor que deseaba despertarlos y llevarlos a la vida. En esto se diferencian los actos de ser irritado y de mostrar indignación justa. Únicamente cuando uno se ha santificado y no tiene pecado en absoluto puede hacer que las reprensiones y reproches den vida a las almas.


2. ¿Por qué se irritan las personas?

En primer lugar, la razón por la que las personas se irritan es porque los demás no están en acuerdo con sus propios pensamientos y sentimientos. Cada persona tiene un corazón distinto, al igual que ideas distintas, ya que han sido educados en hogares, ambientes y con enseñanzas diferentes. La etiqueta y el estándar de juicio son diversos de persona a persona. Si usted desea que los demás encajen en sus propios estándares, no podrá evitar tener sentimientos adversos.
Otra de las razones es la falta de obediencia de los demás. Si usted es un superior o se siente mejor que los demás de algún modo, seguramente deseará que le obedezcan. Claro está que, es natural que los subordinados respeten a sus superiores y obedezcan sus órdenes y la jerarquía de su autoridad, pero no es correcto obligarlos a obedecer. No está bien que el superior utilice la coerción solo para hacer que los subordinados sigan sus ideas, sin tener en cuenta las de ellos.
Las personas se irritan también cuando son lastimadas o tratadas injustamente. Cuando alguien les tiene rencor sin razón alguna, cuando sufren desventajas, cuando sus subordinados no trabajan como deberían o según las instrucciones, cuando escuchan palabras soeces o insultos de parte de los demás; todas estas son situaciones que fácilmente pueden provocar que las personas se irriten.
Antes de que las personas se irriten, los sentimientos adversos se levantan en el corazón. Las palabras o acciones de los demás estimulan sus sentimientos primero y luego estos se exteriorizan en forma de ira. Es decir, si sus sentimientos se ven afectados, significa que usted está a solo un paso de irritarse. Si nos irritamos, no podemos permanecer en el amor de Dios y esto tendrá una influencia negativa en nuestro crecimiento espiritual. Mientras sigamos guardando estos malos sentimientos, no podremos ser transformados por la verdad.


3. Las consecuencias para aquellos que se irritan

En el caso de Eliseo, él recibió una porción doble de inspiración de la que tenía su maestro, Elías, y también hizo mayores obras del poder de Dios. Él bendijo a una mujer estéril para que concibiera un hijo, revivió un muerto, sanó leprosos y venció a los ejércitos enemigos con oración. Él demostró el poder de Dios de modo asombroso. No obstante, Eliseo murió por causa de una enfermedad, a pesar de las grandes obras que hizo durante su vida. ¿Por qué razón?
Un incidente tomó lugar cuando Eliseo subió a Betel. “...y mientras subía por el camino, unos muchachos salieron de la ciudad y se burlaban de él, y le decían: ¡Sube, calvo; sube, calvo!” (2 Reyes 2:23). Eliseo no tenía cabello ni ningún atractivo particular en apariencia. Él les dijo de buena manera que no siguieran, pero ellos continuaron burlándose aún más. Cuando él ya no pudo resistirlo más, los maldijo. Entonces dos osas salieron del bosque y en un instante despedazaron a los 42 muchachos.
Esto ocurrió por causa de las crueles burlas de los muchachos, pero a la vez demuestra que Eliseo tenía maldad y malos sentimientos en su corazón. Este incidente está conectado con su muerte causada por una enfermedad; indica que nosotros, en calidad de hijos de Dios, no debemos irritarnos. Tal como leemos en Santiago 1:20 (LBLA), que dice: “...pues la ira del hombre no obra la justicia de Dios”.


4. Cómo evitar la irritación

Un resorte almacena más energía y fuerza cuando se lo comprime, por lo que “salta” cuando se libera de repente. Asimismo, si usted ‘comprime’ su ira, quizás pase por un momento de crisis, pero esta ‘explotará’ en algún momento. Para evitar la irritación, debemos abstenernos de los sentimientos adversos que permiten que nuestro corazón se irrite. No se trata de ‘comprimir’ estos sentimientos, sino de eliminarlos, sin tener ninguno que pueda estar comprimido, y de edificar la bondad y el amor en el corazón.
Claro está que no podemos simplemente abstenernos de los malos sentimientos y llenar el corazón con bondad y amor de la noche a la mañana. Debemos esforzarnos cada día y de modo continuo. Cuando enfrentemos una situación en la que podamos irritarnos, debemos entrenar nuestro ser para que no se enoje. Ante una situación así, le animo a que se tome el tiempo para pensar acerca de qué tipo de beneficios obtiene al enojarse. Así no tendrá que lamentarse posteriormente, ni se sentirá avergonzado.
Si soportamos con paciencia a fin de alcanzar el amor espiritual con la ayuda del Espíritu Santo, luego podremos abstenernos de los sentimientos que provocan la irritación. La frecuencia de la irritación se reducirá de diez a nueve, a ocho, y así por el estilo. Más adelante tendrá solo tranquilidad, incluso cuando alguien le cause momentos difíciles.
Amados hermanos y hermanas: ¿Son ustedes pacientes ante los hermanos en la fe, incluso frente a situaciones que pueden provocarlos en la iglesia, pero se enojan con facilidad en el hogar o lugar de trabajo? ¡Dios no mora únicamente en la iglesia! Él nos considera Su templo y permanece siempre en nosotros. Él observa a fondo la mente y los pensamientos de toda persona, en cualquier momento y lugar. Ruego en el nombre del Señor que ustedes glorifiquen a Dios con palabras y acciones de santidad.


 

 

 
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