Vitaly Tabaranu (33 años, Iglesia Manmin de Moldavia) Desde mi niñez asistía a la iglesia. Sin embargo, vivía en el pecado desobedeciendo la Palabra de Dios. No obstante ello, creía que era salvo. Mi vida no tenía sentido. ...
¡Solamente un rasguño después de haber sido atropellado por un autobús de 45 pasajeros!
Hermano Hun-baek Choi (Presidente, Misión de Jóvenes 4)
Cuando caminaba y miraba alrededor el Domingo 14 de Enero del 2007 por la mañana, un bus de 45 pasajeros se acercó a mí. En el momento que vi el peligro repentino, me di cuenta que mi pierna ya había sido arrastrada bajo una de las llantas del bus.
Al estar el bus de 12 toneladas aplastándome, yo sentí como que la parte izquierda de mi cuerpo abajo de la pelvis estaba siendo despedazada. Como el motorista del bus estaba haciendo un giro hacia la derecha, él no pudo verme parado al lado del bus.
Recibiendo oración después del accidente
Yo estaba asustado y confundido del impacto del accidente, pero como yo había escuchado innumerables testimonios de personas que habían recibido sanidad de Dios por medio de la oración del Pastor General Rev. Dr. Jaerock Lee, yo quería recibir su oración. Cuando era llevado hacia él en una camilla con un agonizante dolor, reconocí que yo no podía ser puesto bajo la protección de Dios debido a los hechos carnales que yo había cometido (Gálatas 5:19)
Pude percibir inmediatamente la compasión del Pastor General hacia mí, mientras oraba por mí fuertemente. Me arrepentí de no haber sido obediente a la Palabra de Dios. En ese momento una brisa de aire frío rodeo mi pierna izquierda y el dolor desapareció. Yo también pude ver con mis propios ojos cómo uno de los huesos que había salido por encima de la piel en mi rodilla había sido colocado de nuevo en su posición normal.
Esto era la cosa más increíble y asombrosa para mí, experimentar personalmente la sanidad de Dios por medio de una oración. Me tomaron rayos X y solamente revelaron pequeños rasguños sin consecuencia alguna en los huesos. ¡Aleluya!
El doctor que tomó los rayos X y que había escuchado sobre el accidente no podía creer en mis palabras; mis pantalones destrozados y las huellas de las llantas en ellos eran la única evidencia del horroroso accidente.