Vitaly Tabaranu (33 años, Iglesia Manmin de Moldavia) Desde mi niñez asistía a la iglesia. Sin embargo, vivía en el pecado desobedeciendo la Palabra de Dios. No obstante ello, creía que era salvo. Mi vida no tenía sentido. ...
“Fui sanada de dolores en mis ojos y de espinalgia”
Diaconisa Esther Wanjiru Iglesia Manmin de la Santidad en Nairobi (Kenia)
Yo sufría de espinalgia ya dos años, lo que me dificultaba el subir y bajar las escaleras. Y aún peor a esto, estaba acompañada de dolores de cabeza. A partir de octubre de 2013, incluso comencé con picazón en mis ojos y constantemente me salían lágrimas.
El 9 de febrero de 2014, el Obispo, Dr. Myeongho Cheong, Presidente de la Iglesia de la Santidad Unida de Jesucristo (África), instó a los miembros de nuestra iglesia a que leyéramos toda la Biblia antes de que finalizara el mes de marzo. El dolor en mis ojos lo hacía aún más difícil, pero yo obedecí con fe.
Oré en la Reunión de oración de Daniel cada noche y de regreso en mi hogar leía la Biblia hasta las once de la noche. Me despertaba a las cuatro de la madrugada y leía la Biblia hasta las ocho de la mañana.
Mientras tanto, pude hallarme en la Biblia. Es decir, había sido como los israelitas que murmuraron contra Moisés, hombre de Dios, a pesar de que fueron testigos de muchos milagros y prodigios. Me arrepentí por completo con lágrimas y quebrantamiento delante de Dios. Luego, fui sanada de dolores en mis ojos y de la picazón.
Hasta hace seis años, a menudo tenía un flujo de sangre y viví en sufrimiento durante diez años debido a un mioma uterino que había durado 12 años y las complicaciones de ello. No obstante, en el 2008, asistí a la Reunión de Sanidad con el Pañuelo del poder realizada por el Obispo, Dr. Myeongho Cheong y recibí la oración del pañuelo sobre el cual el Dr. Jaerock Lee había orado (Hechos 19:11-12). Yo debería haber llevado una vida cristiana llena del Espíritu con agradecimiento por la gracia, pero no pude. Conforme pasaba el tiempo, mi fervor se enfrió y mi fe llegó a ser una fe tibia. Ahora puedo experimentar nuevamente el poder y recuperar mi fe.
¡Doy todas las gracias y gloria a Dios que me ha guiado para darme cuenta del amor de Dios en la Biblia y permitirme vivir una vida cristiana sana y llena del Espíritu!
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