“Doy gracias a Dios quien me ha dado un hijo, buena salud y felicidad”
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Octubre 26, 2014 |
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Diácono Youngju Kim, 44 años de edad, Zona 2-16, Corea del Sur
Me registré en Manmin en diciembre de 1995; me sentí agradecido por la gracia de la salvación y trabajé para el reino de Dios con diligencia. Mientras tanto, conocí a la Diaconisa Kyungja Cho y nos casamos en el año 2001.
Incluso fui bendecido al tener a mi hijo, que ahora tiene siete años, mediante la oración del Dr. Jaerock Lee, luego de estar casados por siete años y no poder tener hijos. Sin embargo, poco tiempo después mi vida cristiana cambió a la de un recién llegado debido a que utilizaba mi trabajo como una excusa. Trabajaba hasta muy tarde para una academia privada de matemática y no oraba.
El 25 de diciembre de 2010, me arrepentí de mi vida cristiana tibia y comencé a orar. Pero aún había algo en mi camino: eran las películas. Me gustaban tanto las películas de acción que miré casi todas las películas disponibles. En varias ocasiones faltaba a la oración por ver películas o incluso ver géneros sensuales de las películas de acción. Me estaba alejando del amor de Dios. Al darme cuenta que no debía estar haciendo eso, en cierta ocasión borré las películas de mi computadora, pero luego las descargué nuevamente. Repetí esto en varias ocasiones.
El 28 de julio de 2014, al volver a mi casa después del trabajo, entré a un sitio web de películas. Luego de un momento de vacilación, terminé viendo nuevamente una película. Desde ese momento comencé a sentir un dolor en la parte baja de mi estómago. Al principio no parecía ser algo tan severo, por lo que no le presté mucha atención. Al día siguiente sentía dolores de manera intermitente, pero no llegó al punto de causarme molestias. Sin embargo, por la noche el dolor era muy severo cuando me recostaba en la cama.
Alrededor de las tres de la madrugada del miércoles comencé a tener problemas para respirar y tuve que ir de emergencia al hospital. Las pruebas revelaron que mi apéndice estaba a punto de reventar y el doctor me dijo que debía someterme a una cirugía de manera urgente. Si mi estado empeoraba mi vida estaría en peligro. Le pedí a mi esposa que preparara las cosas para que fuera hospitalizado y le dije que quería recibir la oración de mi Líder de Distrito.
A las 9:30 de la mañana, mi Líder de Distrito, Yunsook Song, oró por mí con el pañuelo sobre el cual el Dr. Lee había orado (Hechos 19:11-12). Ella no oró por la cirugía sino que fuera sanado mediante la fe en el espacio del pastor. Luego me dijo: “Si le operan no podrá disfrutar del Retiro de Verano, ¿no es cierto? Usted conoce que el poder del pastor es realmente grandioso”. Y luego se retiró. Luego de la oración me sentí renovado y también se alivió mi dolor. Recibí la fe de que sería sanado mediante la oración del Dr. Lee. Por ello salí del hospital inmediatamente, fui a mi casa, me cambié de ropa y me dirigí directamente a la Reunión de Sanidad Divina en el Centro de Oración Manmin.
Me arrepentí de mi atracción a las películas más que a Dios. Luego recibí la oración de la Presidenta del Centro de Oración Manmin, la Sra. Boknim Lee. Después de esto, el dolor que aún tenía desapareció. El único síntoma que tenía era que me sentía muy lleno después de comer la mitad de un tazón con arroz.
Asistí a la reunión cada día hasta el viernes y oré por una sanidad completa. Por supuesto, borré todas las películas de mi computadora de la oficina al igual que la de mi casa. Y con un corazón lleno de anhelo me uní al Retiro de Verano Manmin 2014 que comenzó a partir del 4 de agosto.
Estaba escuchando el mensaje del Dr. Lee durante el Seminario en la primera noche del Retiro, cuando tuve gases en varias ocasiones. Inmediatamente pensé que Dios me estaba sanando completamente de mi apendicitis. Luego recibí la oración del Dr. Lee por los enfermos en la siguiente Reunión de Sanidad. Después de esto pude comer bien e incluso luego de comer dos tazones de arroz me sentía muy bien. Luego me realicé un escáner TC el 1 de septiembre y mostró que estaba completamente sano de apendicitis. ¡Aleluya!
Antes de la oración, apéndice hinchada por la inflamación.
Después de la oración: apéndice normal
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