Vitaly Tabaranu (33 años, Iglesia Manmin de Moldavia) Desde mi niñez asistía a la iglesia. Sin embargo, vivía en el pecado desobedeciendo la Palabra de Dios. No obstante ello, creía que era salvo. Mi vida no tenía sentido. ...
Diaconisa mayor Insook Park (55 años), Zona 21, Iglesia Central Manmin
En el verano del 2016, me sentí agotada después de salir y regresar a casa. Sentí que no tenía fuerzas ni siquiera para mover los dedos. Después de esto me hicieron un chequeo médico y me dijeron que tenía un bulto en el pecho y que era grande. Dijeron que tendría que hacerme una ultrasonografía tres meses después.
Había visto a muchas personas ser sanadas de sus enfermedades a través de la oración del doctor Jaerock Lee, así que pensé que sería sanada. Recibí la oración de la presidente del Centro de Oración de Manmin, la Sra. Boknim Lee, y el síntoma de cansancio desapareció.
En diciembre me hice la ultrasonografía en el hospital. El médico dijo que el bulto no se había vuelto más grande, pero que era bastante grande y sugirió que me realizara una biopsia tres meses después.
Empecé a pensar en lo que Dios quería que yo hiciera. Traté de encontrar mis defectos y cambiar. También he comprobado todos los aspectos de mi vida para ser fiel en todos los sentidos. Preparé mi vaso para recibir la respuesta con mi corazón.
El 20 de marzo de 2017, otra ecografía mostró nuevamente el bulto. No creció, pero el médico dijo que necesitaba una biopsia para que lo viera de cerca. Fijé la fecha para la biopsia y regresé a casa.
Anhelé ardientemente la obra de Dios que ha asumido toda la responsabilidad de mi vida entera, y recibí la oración del pastor principal durante cada servicio de adoración.
El 25 de marzo, después de pasar cinco días, fui al hospital para la biopsia. Me sentía nerviosa sin razón mientras esperaba. Recibí la oración del Pastor Principal por los enfermos en GCN a través de mi teléfono inteligente. Hallé la paz en mi corazón. Entré en el consultorio del médico. Me mostró la ultrasonografía y me dijo: «Aquí hay un bulto».
Recibí la inyección de la anestesia para la biopsia estando en la cama. Entonces, oí el tono sobresaltado en la voz del médico y la enfermera. «¿Dónde está el bulto?» «¡Oh no! ¿A dónde se ha ido?» Estaban revisando mi bulto a través de otro ultrasonido, pero no se veía ningún bulto. Miró con precisión la pantalla y dijo: «¡El bulto realmente desapareció!» El Dios vivo quitó el bulto completamente. ¡Aleluya!